Informador
Público, 6-4-15
Las revelaciones de Snowden, ex espía de la CIA,
conocidas a través del canal de noticias TN, ponen al ex jefe de la SIDE, Héctor
Icazuriaga y al actual Jefe del Ejército, César Milani, en el papel más
ridículo que les pudo haber tocado en suerte, sin contar con la increíble cara
de sorpresa del Ministro de Defensa, Agustín Rossi y por ende de la propia
Presidenta Cristina Fernández, la más desinformada de toda esta cadena de
ineptos funcionarios que no saben para qué están o estuvieron en funciones, en
la década ganada.
Con las revelaciones de Snowden, sobre las tareas de
espionaje inglés en Argentina, se destapa una verdad obvia, como la de que
Argentina es blanco fácil de cualquier operación intrusiva (incluyendo el
narcotráfico y el terrorismo), por el solo hecho de que el aparato profesional
del Estado, en materia de prevención, análisis y acción, está destruido, es
inexistente y desprofesionalizado o está orientado hacia tareas domésticas,
mientras desde afuera nos dan jaque mate en el punto más vulnerable y
neurálgico de un país: la defensa territorial.
Pero hay algo que va más allá aún, de enterarnos cómo
los ingleses nos espían; es saber que desde nuestro país no se hizo nada para
descubrirlos y que un grupo de periodistas dedicados, logró reunir una
información crucial y fenomenal, que ningún servicios de Inteligencia de los
que tiene el Estado (SIDE y Ejército), fueron capaces de obtener; aunque para
eso están, precisamente, y es uno de los argumentos más utilizados, cuando en
el Congreso se pide pista para aumentar los presupuestos. Todo una mentira.
Icazuriaga y Milani, entonces, debieran ser llamados
al Congreso a dar explicaciones y la presidenta tendría que responder por
quienes han manejado en los últimos 10 años, la inteligencia estatal, que debe
tener como principal objetivo, precisamente, detectar y anular con
contramedidas, las acciones de Inteligencias que estuviera haciendo Inglaterra.
Pero claro, eso no ocurrió, porque Icazuriaga estuvo demasiado ocupado en
mantener una estructura inerte en materia profesional para servir a los
intereses políticos y Milani, comprando aparatología de última generación,
alimentando el “Proyecto X” y facturando sin cesar, en su carrera por
“bakapear” vida y obra de opositores,empresarios, periodistas y ciudadanos
comunes, se olvidó de la esencia de su trabajo: controlar la intromisión de
otros Estados en nuestro Estado e informar a la presidenta de las progresiones
y proyecciones de los intrusos.
En otras palabras, tanto Icazuriaga como Milani, han
estado tan ocupados en asuntos de orden político interno, que se olvidaron de
hacer contrainteligencia, una tarea básica que debe desempeñar cualquier
organismo que esté para eso, si es que no está para meterse en las sábanas del
Fiscal Nisman, seguirlo con cámaras en el aeropuerto o ponerle a Stuiso para
que le venda “verdura en mal estado”.
Si lo de Milani e Icazuriaga es vergonzoso, lo del
ministro de defensa Agustín Rossi, reconociendo ante la opinión pública que él
no sabía nada de lo que estaba ocurriendo, es sencillamente patético. En un
país medianamente serio, un presidente pasaría a retiro al Jefe del Ejército
(que encima es del área de Icia), reemplazaría al Ministro y denunciaría por
mal desempeño al ex Señor 5. Pero esto en Argentina y acá, nunca ocurrirá.
Si el aparato de Inteligencia activa y política que
tiene el Ejército hoy en día, comandado por César Milani, no pudo enterarse
hasta hoy, que los ingleses conocían todos y cada uno de nuestros movimientos,
demás está decir que no sirve para nada y habría que preguntarse para qué el
gobierno gasta tantos fondos en proveer de equipamiento a un organismo especial
y dedicado a tareas tan específicas como detectar este tipo de ataques
externos, si no cumple con su tarea mínima. Si la “contrainteligencia” no es
parte de la actividad principal de Milani ¿Qué lo es, entonces? ¿Acumular datos
de opositores, para llenar el software del Proyecto X, solamente?
Si la SIDE, solo ha servido para que Jaime Stiuso,
Icazuriaga, Poncino y Larcher y Cía, dilapidaran recursos y vaciaran de
contenido el objetivo principal de su existencia, suplantándolo por actividades
de estricto orden político, la pregunta es ¿Qué hicieron Icazuriaga y Larcher,
todos estos años, que no pudieron ni siquiera, saber lo que estaba ocurriendo?
¿Qué manejaban? ¿De qué se ocupaban?
Hoy el aparato de Inteligencia estatal en sus dos
versiones, se ve sorprendido por las revelaciones del ex espía Snowden y
periodistas inquietos de TN, que hicieron la tarea reservada para quienes
manejan ingentes recursos e incalculables fondos reservados, al final de cada
año.
Si se busca retratar aquel patético agente del
recontraespionaje, que recreaba la vieja serie del Agente 86, podría usarse la
imagen de Milani o Icazuriaga. Si se quiere representar el colmo de la
estupidez, la negligencia y la incapacidad para gestionar una cartera de tanta
importancia como la Defensa, tendríamos que poner en el mismo banquillo al
actual Ministro Agustín “asombrado” Rossi y ni hablar, al anterior productor
frutihortícola, Arturo Puricelli o la Comandante Teresa.
En el medio, está la presidenta, preocupada por saber
junto al calientaoreja de Aníbal Fernández, si el Fiscal Nisman vivía de fiesta
con mujeres o era homosexual; mientras, por atrás, pasan los espías ingleses
llevándose cuanta información pueden de nuestro país o nos controlan con cuanto
juguetito electrónico se invente. Nada es parecido a lo que es, para ser
parecido a esto, tendríamos que extraer una historia de espionaje berreta, de
cualquier comic de cuarta categoría, donde se verían reflejados estos
personajes: sin vocación, sin profesionalismo, sin preocupación, indignos de la
función pública y mucho más de que se les delegue la seguridad del Estado.
Rubén Lasagno
Agencia OPI Santa Cruz