miércoles, 3 de junio de 2015

NISMAN



por Carlos E. Viana
• 03/06/2015 -Informador Público

“Sintiendo que la bravura frente al enemigo es más deseable que sus personales venturas; y dándose cuenta de que en esta ocasión surge el más glorioso de los azares, ellos se determinaron gozosamente a aceptar el riesgo, a confirmar su altivez, y a postergar sus deseos; y mientras se arrojaban hacia la esperanza de volcar la incertidumbre de la victoria, en la empresa que estaba frente a ellos, prefirieron morir resistiendo, en lugar de vivir sometiéndose.”
Oración Funebre, Pericles, citado por Tucídides.


El verdadero valor de los hechos, es el ser de sus protagonistas. El 17 de enero, horas antes de medianoche, un argentino fue asesinado. Desde entonces se hablo mucho, algunos tratando de encubrir el asesinato; la mayoría creyendo en el magnicidio; parte de los primeros desprestigiando a la víctima con una malignidad baja y diabólica y otros que no alcanzan a dilucidar quién es la verdadera sospechosa del asesinato.

Lo cierto es que en el medio de una crisis moral tremenda sin antecedentes en la historia argentina, un hombre se jugó por algo justo, por una causa que hacía al honor, a la justicia y a la soberanía de la Nación. No sé qué paso por dentro de él, nadie lo sabe salvo Dios. Era un hombre no un Dios, como muchos súbditos idolatras y abyectos quieren ver a sus amos. Seguro tuvo alguna ambición, tal vez tuvo en un interés personal o su designación por Néstor Kirchner, un déspota, opaque en parte su pasado. Pero, en medio de todas estas debilidades que podemos tener todos los seres humanos, sobresale el acto en sí; inmenso indiscutible, justo; de su denuncia pública. El acto visible, el de un Fiscal intrépido, como definió ese gran constitucionalista que fue González Calderón, que deben ser los jueces y nosotros lo extendemos lógicamente a los fiscales, fenómeno poco común en nuestra Argentina actual, y que no sienten ni valoran, ni la fiscal, ni la jueza, ni los camaristas que actúan en el caso y ni que decir de los peritos oficiales.

¿Que el Fiscal estaba manchado? ¿Quiénes lo dicen? Los actores del más corrupto sistema político y judicial, que tuvo Argentina y sus seguidores.

¿Que tuvo una cuenta en Nueva York? En lo que la Fiscal Fein no ha caído, aparentemente, es que los asesinos de Nisman, no están en Nueva York, están en Buenos Aires y que las cuentas que deben preocuparle a los Argentinos, son las de los políticos y funcionarios que las tienen en Panamá, Suiza, Islas Sichyelles, entre muchas otras.

Lo real es que el asesinato fue antecedido por un acto de coraje no visto en los últimos tiempos de nuestra desmoralizada Argentina. Un hombre solo amenazado de muerte, con un estado corrupto que lo ataca y, otro terrorista que lo había condenado a muerte, en definitiva en el medio de la sombra siniestra de dos estados terroristas y él consciente del peligro y con la posibilidad de retirarse, sigue adelante y enfrenta la gran amenaza. Se diga lo que se diga, el acto supremo de una muerte heroica toda una vida honra.

El ataque a la Nación

El atentado a la AMIA, no fue un asesinato pasajero, fue un ataque bélico, porque nuestro gobierno se negó a seguir enviando la tecnología nuclear; cosa que había pactado Alfonsín; al gobierno iraní. Es lo que no quieren ver los que tienen afinidad desde su fundamentalismo político con el fundamentalismo chiita del estado iraní, que son los mismos que niegan la libertad del ser humano, don que Dios nos proveyó al crearnos a su “imagen y semejanza”.

La complicidad de este gobierno que declama sobre soberanía, con ese estado anticristiano, que mata católicos, judíos y todo el que no le gusta, fue lo que denunció Nisman con pruebas de escuchas judiciales, junto a un pacto vergonzante con los asesinos de argentinos. El Fiscal fue blando en este sentido, calificándolo de encubrimiento, cuando el pacto se ajusta al artículo 119 de nuestra Constitución: “La traición contra la nación consistirá únicamente en tomar las armas contra ella, o en unirse a sus enemigos prestándoles ayuda y socorro…”

Un ejemplo del que necesitamos

El pueblo argentino debe valorar el ejemplo de coraje de Nisman, su acto moral y grandioso en sí. Muchos de sus colegas lo hicieron organizando la marcha del 18 de febrero, que fue multitudinaria en medio de la lluvia, pero ahora el tema parece situarse en quienes contra todas las pruebas, quieren convencernos que fue un suicidio y algunos incautos lo creen

Nisman, busco que se hiciera justicia y debemos realzar a un hombre que creyó en la Justicia en medio de la injusticia.

Ahora se quieren crear cultos idolatras, a líderes que pesaban los billetes que robaban al pueblo o que asesinaban a sus propios compatriotas en nombre de ideologías e intereses extranjeros o que negocian con fundamentalistas que nos atacaron. Claro la traición a la Patria es uno de los antivalores comunes de estos personajes.

Frente a esta idolatría inmoral; e intolerante; salvo la tolerancia hacia los delincuentes, violadores o, narcotraficantes, proxenetas y terroristas; opongamos los ejemplos de actos nobles en sí, como el que estamos tratando.

Este acto de heroísmo no fue el único, pero es el sobresaliente públicamente y adquiere dimensiones incomensurales por el sacrifico de la vida misma, conscientemente del peligro y las amenazas.

El recuerdo de un nombre

El retrato que del traidor y genocida Ernesto Guevara, que los enemigos de Nisman, han puesto en la Casa Rosada, debe ser reemplazado en el futuro inmediato por uno de Nisman, que fue un hombre que cumplió con su deber de Fiscal y ofrendo su vida para que se conociera la verdad.


Una República se basa en el amor a la Patria, dijo Montesquieu, pero este amor a la patria está fundado en la moral, a la que alimentan los ejemplos de sus grandes hombres, por eso cerremos este homenaje a Nisman con las siguientes frases de Pericles, en su Oración Fúnebre, pronunciadas en los albores de la democracia, en memoria de los héroes de Atenas: “Tomad a estos hombres como modelo y juzgando que la felicidad es el fruto de la libertad y que la libertad es el fruto de la bravura, nunca declinad en la exaltación de sus valores.”