DENVER, Colorado.- 7-7-15
Los aspirantes a la presidencia de Estados Unidos han
comenzado a hablar de la marihuana en formas que hasta hace poco parecían
inimaginables.
Los precandidatos de ambos partidos han aceptado
donativos de empresarios de la nueva industria del cannabis, la cual invierte
grandes sumas en activismo político como una vía para ampliar la
despenalización y consiguió que uno de ellos de importancia, Rand Paul,
asistiera el mes pasado a una muestra del sector.
Diversos aspirantes tanto republicanos como demócratas
han dicho que no interferirán con los estados que legalicen una droga que
continúa prohibida en la ley federal. Y en reuniones efectuadas por los
conservadores para discutir sobre políticas, los republicanos han examinado si
deben reducirse las sentencias relacionadas con las drogas.
Veinticinco años después de que Bill Clinton confesara
que probó la marihuana e insistiera en que no la inhaló, los tabúes en torno a
la yerba han declinado en los niveles políticos más altos y al parecer ha
ocurrido igual entre el público.
"Cuando era joven era un suicidio político que
algún candidato hablara de la despenalización del cannabis", dijo Tim
Cullen, propietario de Colorado Harvest Co., una cadena de dispensarios en los
que se expende marihuana con fines médicos y recreativos.
Cullen asistió el mes pasado a un acto de recaudación
de fondos de la aspirante a la candidatura presidencial demócrata Hillary
Rodham Clinton en Nuevo México, y le preguntó sobre su postura en torno a la
legalización de la marihuana.
"Aparentemente no es hostil a la idea, lo que
constituye un gran avance", señaló Cullen. "Cuando menos está
dispuesta a conversar abiertamente sobre el tema", agregó.
Lento cambio
Una leve mayoría de estadounidenses, 53%, opinó que la
droga debería ser legal, de acuerdo con un sondeo efectuado en marzo por el
Centro de Investigaciones Pew.
Hasta hace poco, en 2006, menos de un tercio de los
estadounidenses apoyaba la despenalización de la marihuana, según la Encuesta
Social General.
Los políticos han cambiado de postura, aunque
lentamente.
Los precandidatos presidenciales republicanos Jeb
Bush, Ted Cruz y Rick Perry figuran entre quienes afirman que los estados deben
decidir las leyes sobre la marihuana, aun cuando consideran una mala idea la
despenalización.
En junio, Paul se convirtió en el primer aspirante
presidencial importante de un partido que asiste a un acto especial de
recaudación de fondos con la nueva industria de la marihuana, donde cortejó a
unos 40 donantes en Denver.
Sin embargo, el senador de Kentucky entró por la
puerta de atrás y sus colaboradores levantaron una pantalla para que los
fotógrafos no lo vieran al lado de un enorme letrero verde que decía Cumbre
Empresarial del Cannabis.
Paul no conversó de la marihuana durante un encuentro
posterior con el público en el que se reunió y saludó a personas.
El derecho a equivocarse
Días antes en el mismo escenario, otros seis
precandidatos republicanos hablaron frente a unas cuatro mil personas durante
una reunión de conservadores del occidente del país. En el lugar, Perry
defendió el derecho de los estados a modificar las leyes sobre la marihuana,
aun si "se equivocan".
"Colorado se me viene a la mente", declaró
el exgobernador de Texas que suscitó la risa y el aplauso del auditorio.
"Defiendo el derecho de Colorado a equivocarse sobre el asunto".
En total 23 estados y el Distrito de Columbia han
soslayado la ley federal al autorizar el consumo de marihuana con fines médicos
o recreativos.
No todos los precandidatos han dicho que los estados
deben decidir sobre la marihuana. El gobernador de Nueva Jersey, Chris
Christie, y el exsenador de Pennsylvania, Rick Santorum, afirman que procurarán
contrarrestar los esfuerzos para la despenalización de la marihuana en diversos
estados, incluido Colorado.
Clinton dijo el año pasado que es necesario una mayor
investigación sobre el valor médico del cannabis, pero "debe haber
disponibilidad (de la planta) en las circunstancias adecuadas".
La precandidata no abundó en los detalles de esas
circunstancias.
En cuanto a su principal rival demócrata, el senador
de Vermont, Bernie Sanders, ha mostrado tibieza hacia la despenalización no
obstante su contexto de contracultura y puntos de vista liberales. Dijo a Yahoo
News que en sus viejos tiempos fumó cannabis en dos ocasiones y le dio
"mucha tos".
Menos resistencia
Por su parte, Bush y Cruz han reconocido que
consumieron marihuana en su juventud, al igual que el presidente Barack Obama.
Se desconoce las cantidades de recursos que la
industria de la marihuana canalizará a la contienda presidencial.
Muchos empresarios del sector no anotaron el nombre de
sus negocios en las declaraciones de financiación de campaña porque la droga
continúa siendo ilegal a nivel federal. Algunos activistas que apoyan la
legalización posiblemente canalizarán recursos no a la contienda presidencial,
sino a las campañas políticas en seis de los 10 estados en los que tal vez se
dirima en las urnas el año entrante algún aspecto relacionado con la marihuana.
Como sea, parece obvio que la contienda presidencial
incluirá más opiniones que antes sobre políticas relacionadas con el cannabis.
"Se ha aflojado la resistencia a cambiar las
leyes relativas a las drogas en Estados Unidos", dijo William Martin, que
estudia políticas sobre drogas en la Universidad Rice. "El tema de la
despenalización de la marihuana dejó de ser una tontería", agregó.