Un magnate de Silicon Valley quiere resolver la crisis
mundial de los refugiados creando un nuevo país
por Adam Taylor
Informador Público,• 25/07/2015
El mundo está inmerso en una extraordinaria crisis
migratoria. En gran parte del planeta, el caos y la violencia han producido
casi 60 millones de personas desplazadas, en su mayoría viviendo en condiciones
muy difíciles en países pobres. Estas personas no tienen dónde ir, y muchas de
ellas están dispuestas a poner en riesgo sus vidas con tal de lograr llegar a
algún otro lugar donde conseguir una vida mejor. Es una crisis que muestra
consecuencias horripilantes por la gravedad.
Hace una semana se puso en contacto conmigo un miembro
de un equipo que trabaja con un hombre que cree contar con una solución a esta
crisis. No es un político ni un académico, y tampoco trabaja directamente par
refugiados en alguna ONG. Pero en cambio, es un magnate inmobiliario que
desarrolla su empresa en el área de la Bahía (“Bay Area”). Dependiendo de qué
posición ocupe Ud. que está leyendo esta nota mía, quizá la solución que
sugiere tal vez sea o demasiado simple o absurdamente cándida: El mundo entero
debiera unirse para crear un nuevo país para que allí vivan solamente los
refugiados.
“Me resulta chocante que nadie esté pensando en esto
como una solución”, me dijo Jason Buzi en una comunicación telefónica hablando
sobre este “País de Refugiados”, que sería su proyecto para crear un nuevo
estado que albergue a todos los refugiados del mundo. Y continuó diciendo que:
“Tenemos una gran cantidad de individuos alrededor de todo el mundo que carecen
de un Estado o nacionalidad”. “La idea es que, si pudiésemos otorgarles un
Estado propio, por lo menos tendrían un lugar donde vivir a salvo y donde se
les permitiría vivir y trabajar como todos los demás hacemos”.
Para muchos de los lectores, puede que les resulte
obvio por qué nadie habla de esta idea: Crear un Estado flamante exclusivamente
para que sea habitado por refugiados y gente carentes de Estado es algo que
suena más a ciencia-ficción. Y francamente, los antecedentes de Jason Buzi lo
convierten fácilmente en otro ‘desbaratador de Silicon Valley’ que no conoce
las complejidades de lo que él está proponiendo y tratando de conseguir una
“bala de plata”.
Sin embargo, varios expertos en refugiados con los que
he hablado sobre esto, para mi sorpresa, se han mostrado agradablemente
interesados en este concepto, aun cuando no creen -necesariamente- en que la
creación de un nuevo Estado sería la solución. Buzi tiene motivos para sentir
que la manera en que el mundo está manejando este asunto de los refugiados no
está dando resultados, y según algunos, tal vez sea cierto que deberíamos
buscarle otra vía de solución.
James Hathaway, director del Programa sobre Refugiados
y Asilo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan, después de
leer este manifiesto de Buzi, me dijo que: “Lo que a mí me encanta es su gran
sentido bronca moral sobre este problema, que tendría solución pero nadie lo
está solucionando”.
Durante su horario de trabajo diario, Buzi trabaja
comprando, vendiendo y ocasionalmente construyendo propiedades en la zona de
Bay Area, algo que le ha ganado alguna que otra noticia periodística
desfavorable en el pasado. Probablemente algunos recuerden que su nombre está
relacionado con otros problemas. El año pasado Buzi fue señalado como el
benefactor detrás de Hidden Cash, una especie de cacería muy elaborada que iba
tras dineros que consideraba se habían escondido en varias ciudades. El
proyecto recibió -por igual- muchas adhesiones y denuncias. Actualmente Hidden
Cash está adormecido (o guardado con naftalina); según Buzi declaró que
simplemente le insumía muchas horas de trabajo.
Este nuevo proyecto es quizá muy similar en su
simplicidad, pero es de lejos mucho más ambicioso. Hasta ahora, Buzi dice que
le ha puesto entre U$S 10.000 y U$S 15.000 de su propio bolsillo para comenzar
a reunir un equipo y crear un sitio en la Web que ayude a promover su idea de
una “Nación para Refugiados”, y además proyecta aumentar su participación para
que su idea vaya traccionando apoyo. Es por esto que quiere aprovecha la
exposición (y seguidores en Twitter) que logró obtener con Hidden Cash, para beneficiar
esta nueva causa que está impulsando. Y agrega: “No soy un billonario, pero he
trepado a un lugar donde puedo gastar algo de mis recursos para intentar
promover y ayudar para que esto se haga realidad”.
Su meta final es la de comprar o contratar mediante
“leasing” una gran extensión de tierras para crear un estado, lo cual insumirá
muchísimo más capital -por lo menos decenas de billones- por lo tanto está
esperanzado en que podrá convencer a las personalidades más ricas del mundo y/o
gobiernos para que se comprometan con su proyecto. Habla de que espera lograr
que muchas de las celebridades se sumen también. “Nadie me conoce ni sabe quién
soy, pero si puedes hacer que también se sume al proyecto Angelina Jolie -por
ejemplo- influirá mucho más en otras personas para que también tomen
conocimiento de esto y también se acerquen”.
Comparando eso con su meta de última, lograr que
Angelina Jolie se sume es quizá relativamente más fácil. No hace mucho que se
han creado otras “naciones Estado -Buzi mismo es un ciudadano que nació en
Israel, por ejemplo- pero no es algo que suceda muy frecuentemente ni tan
fácil. Buzi sugiere que tal vez un país que posea islas deshabitadas estaría
dispuesto a desprenderse de alguna o algunas por una determinada cifra. Hace
poco, estando de viaje en las Filipinas hubo alguien que le ofreció venderle
una isla: “Comparando el precio con los que pedirían aquí en San Francisco
(California), no había ni punto de comparación”. El habla de países con pocos
habitantes, que tal vez estén dispuestos a dejar que otros grupos vivan con
ellos a cambio de dinero, como sucede actualmente en la isla caribeña del
Estado de Dominica, pero no está muy claro como sería el proceso que llevaría a
esto.
Aun cuando se hallase el espacio, no está claro cómo
funcionaria un Estado de este tipo una vez concluida su creación, no se
visualiza con claridad. Buzi sostiene que los países con habitantes que
provienen de orígenes diferentes con frecuencia se convierten en lugares mucho
más tolerantes y donde los inversores extranjeros y los proyectos a gran
escala, podrían ser atraídos por la publicidad que se le dé a una “Nación de
Refugiados”, y así se crearían puestos de trabajo. “Otros temas como lo son el
bienestar social, la infraestructura política, se tendrán que planificar
después” explica Buzi. “En este momento se puede decir que estás como cuando
sales por primera vez con una chica: en ese momento todavía no estás pensando
con qué nombre bautizarás a tus hijos, ¿verdad?”
Aquellas personas y/o grupos que trabajan en ése mundo
de los refugiados, tal vez se detengan a pensar en estas respuestas que da Buzi
y él dice estar preparado para recibir ideas y respuestas. Una persona conocida
que trabaja en una ONG de refugiados descartó esta idea hace unos años, pero
igual lo alentó a que siga puliendo e insistiendo con su idea. Cabe señalar que
un capítulo de su informe donde describe su plan para esta “Nación de
Refugiados” se da de bruces con la comunidad de ONGs de refugiados. Se puede
leer, antes de comparar la situación con Netflix y Blockbuster, que “A veces
basta con que alguien que no es del grupo ofrezca su propio punto de vista para
hacer que se produzca todo un sacudón”.
Y quizá esto sea cierto (un miembro integrante de la
agencia de refugiados de la ONU dijo que nunca habían escuchado hablar de este
plan, cuando se le pregunto su opinión sobre el mismo). Sin embargo, a los
efectos de hacer una prueba le pregunté a varios expertos en refugiados, muchos
de los cuales son muy críticos de la situación actual. Por ejemplo, Bill
Frelick, Director del Programa de Derechos Humanos de HUMAN RIGHTS WATCH,
ofreció la típica reacción de que la idea lo dejaba “boquiabierto”. Y además
aclaró: “por supuesto que tu primera reacción es la de que es tan idealista,
como eso de crear castillos en el cielo; ¿cómo se hace para bajarlos después a
la tierra?”
Pero además, también está el tema de sí los refugiados
optarán realmente por mudarse a un nuevo estado, o bien tendrán que ser
obligados a hacerlo. “En un mundo globalizado, existiendo la libertad de
elección, la gente -en última instancia- muy probablemente prefieran mudarse
cerca donde están sus amigos, familia y donde existan grandes oportunidades”,
es lo que opina el Profesor Alexander Betts, director del Centro de Estudios
Sobre Refugiados de la Universidad de Oxford. Según agrega Betts, la
construcción de una nación artificial muchas veces lleva al refugiado a la
violencia y esto sería muy difícil creer que la gente desee vivir permanentemente
en tales lugares, salvo que estemos hablando de un lugar “más o menos utópico”.
Suponiendo que tengan que ser obligados, se estarían
creando graves problemas con asuntos relacionados con los Derechos Humanos. En
la opinión del Profesor
Hathaway, de la Universidad de Michigan, apunta a
Australia, que efectivamente ha concedido en “leasing” algunas tierras en unas
Islas del Pacífico para albergar gente que solicita asilo. “Y al final terminas
teniendo a montón de refugiados atrapados para siempre en lo que vendrían a ser
enormes campos de prisiones”, y Hathaway lanza su advertencia en el sentido de
que la Nación de Refugiados terminaría siendo algo como Gaza. Y se pregunta:
“¿Una mujer abusada está mejor en una cárcel o en un hogar para mujeres abusadas?
“Yo pensaría que dirás que sí, pero dudo mucho que ésta sea una solución
digna”.
Y Frelick dice: “Tendría que ser una utopía porque de
lo contrario se convertiría en una distopía”.
A pesar de todas estas profundas discrepancias, estos
expertos consultados igual tuvieron algunas palabras alentadoras para esta
propuesta. Opinar que Buzi tuvo el acierto de señalar todos los problemas del
sistema actual: donde los países como Kenya, Líbano o Jordania están
sobrecargados con estos problemas; que los países Occidentales no están
haciendo lo suficiente para ayudar a los refugiados en los asentamientos; que
los campos de refugiados en su mayoría languidecen, están apartados de la
sociedad y las oportunidades; y que las ONG al igual que los cuerpos internacionales
se encuentran financieramente atados al sistema actual, aunque esté fallando y
la situación está decididamente empeorando.
En líneas generales, todos están de acuerdo en que se
necesita un cambio radical. En lo que difieren los expertos es en acordar cual
será este cambio radical. Y hablando de la Nación de Refugiados, Frelick
pregunta: “Sería esto algo que servirá a las necesidades y respetará los
derechos de los refugiados, o esto significará que servirá a los intereses del
estado para que básicamente se libren del problema?” Es una pregunta válida.
¿Por qué habría de ser más fácil crear un nuevo país que reasentar refugiados
con éxito o crear fondos para mejorarles la vida donde sea que estén
actualmente, por ejemplo?
Buzi explica: “No pienso que haya voluntad política”.
Y en este punto, él tiene razón, considerando la feroz oposición de todo lo que
signifique inmigración en los EEUU y Europa y el crónico recorte de fondos que
se le hace a las agencias de refugiados. “Personalmente, pienso que es mucho
más fácil lograr una Nación de refugiados”, finalizó Buzi. Suponiendo que tenga
razón, tal vez ya estamos viviendo en la distopía.
Adam Taylor, The Washington Post