miércoles, 5 de agosto de 2015

CUANDO EL NARCOTRÁFICO ENTRA EN LA POLÍTICA


En Colombia, los narcotraficantes han hecho política, y muchos políticos se han convertido en parte de los narcotraficantes. Unos y otros han derivado en financiadores, auspiciadores, dirigentes o militantes de grupos armados. Política y narcotráfico son dos palabras que van juntas en muchos casos. Y no solo en Colombia.

Por Jorge Melguizo
Ex Secretario de Cultura Ciudadana y de Desarrollo Social de Medellín

Alfil, 5-8-15

Una caricatura del colombiano Antonio Caballero muestra a un grupo de mafiosos hablando, rodeados por sus escoltas. Y uno le dice a los demás: “les advertí que los políticos nos iban a infiltrar”.
¿Infiltró el narcotráfico a la política o los políticos infiltraron al narcotráfico? En Colombia, ambas cosas.

El narcotráfico cooptó a políticos, se hizo con el manejo de algunos partidos, logró el control en algunas poblaciones del poder ejecutivo, del poder judicial y del poder legislativo. Logró comprar votaciones en el Congreso de Colombia. Y la historia dice, también, que ayudó a financiar la campaña de Ernesto Samper (presidente de Colombia 1994 – 1998) y por ese hecho pagaron cárcel el gerente y el tesorero de esa campaña, Fernando Botero Zea (ministro de Defensa cuando fue detenido) y Santiago Medina.

El narcotráfico financió al paramilitarismo (grupos armados ilegales de ultraderecha, que contaron con el apoyo “no oficial” del ejército y de otros estamentos). Y financió a la guerrilla (grupos armados ilegales de ultraizquierda), en algunos casos por convencimiento y en otros por extorsión.

El narcotráfico mató a políticos: a Rodrigo Lara Bonilla, ministro de Justicia (1984). A Jaime Pardo Leal, candidato a la presidencia por la Unión Patriótica (1987). A Carlos Mauro Hoyos, procurador general de Colombia (1988). A Antonio Roldán Betancur, gobernador de Antioquia (1989). A Luis Carlos Galán, quien iba a ser elegido presidente de Colombia (1989). A muchos otros, de todos los partidos.

Muchos políticos (y militares, y empresarios, y periodistas, y…) se han beneficiado del narcotráfico: han hecho de los capos sus protectores, sus financiadores, sus avaladores. Se han servido del narcotráfico para escalar en sus carreras, para conseguir dinero, para financiar sus actividades… ¿lícitas?.

Congresistas, gobernadores, alcaldes, diputados, concejales han encontrado en el narcotráfico una forma viable de crecer su poder. Es decir, no solo han sido funcionales al narcotráfico o cómplices de narcotraficantes: han logrado cooptar, ellos, a los narcotraficantes, para apoyarse en sus dineros, en sus poderes, en sus violencias, para su propio beneficio político. 

Alberto Santofimio Botero es un nombre clave para explicar el párrafo anterior: ministro de justicia, 2 veces candidato a presidente, senador (y presidente del Senado) fue condenado a 24 años de cárcel (2011) por ser coautor intelectual del asesinato de Luis Carlos Galán, ordenado por Pablo Emilio Escobar Gaviria. Galán se le atravesó a Santofimio en sus planes presidenciales. Galán había expulsado en 1982 a Escobar de su partido político, el Nuevo Liberalismo. Escobar logró ser elegido como congresista de Colombia (1982) por el partido Renovación Liberal.

El narcotráfico y los paramilitares se aliaron (unos fundaron a los otros) y esa alianza ha generado en Colombia masacres, magnicidios, dolores y horrores sin fin.
Mario Uribe, primo hermano de Álvaro Uribe y su fiel compañero de andanzas políticas, fue condenado a 7 años y 6 meses de prisión (2011) por nexos con los paramilitares. Mauricio Santoyo, general (retirado) de la policía y quien fuera el jefe de seguridad del presidente Álvaro Uribe (2002 – 2010) está condenado a 13 años de prisión (2012) en Estados Unidos por nexos con los paramilitares y los narcotraficantes. Guillermo León Valencia Cossio, fiscal de Antioquia, fue condenado (2011) a 15 años de prisión por delitos relacionados con apoyo a narcos y paramilitares. Y la lista sigue, es muy extensa.

Los narcotraficantes han hecho política en Colombia. Muchos políticos se han convertido en parte de los narcotraficantes en Colombia. Unos y otros han derivado en financiadores, auspiciadores, dirigentes o militantes de grupos armados, ejecutores de masacres y todo tipo de delitos.

El narcotráfico hace parte de la peor historia reciente de Colombia.
Política y narcotráfico son dos palabras que van juntas, en muchos casos. Y no solo en Colombia.

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