Ecclesia, 7-9-15
Teniendo presente que las próximas elecciones al
Parlamento de Cataluña pueden tener una notable importancia histórica, como
discípulos de Jesucristo y pastores de la Iglesia Católica, arraigada desde los
primeros tiempos del cristianismo en nuestra tierra, queremos contribuir a la
reflexión de los ciudadanos de Cataluña, con la luz que nos viene del Evangelio
de Jesucristo, conscientes de que están en juego cuestiones decisivas a nivel
institucional, político y social. En el marco democrático, creemos que también
nuestra voz, expuesta con espíritu de servicio, puede enriquecer el debate
actual sobre el presente y el futuro de nuestro país.
Continúa teniendo vigencia lo que afirmamos sobre la
identidad nacional de Cataluña en el documento “Raíces cristianas de Cataluña”
de 1985, y que recogimos en 2011 en nuestro Documento titulado “Al servicio de
nuestro pueblo”. Por eso manifestamos nuestro amor a la Patria catalana, que la
Iglesia ha querido servir desde sus inicios, y nuestro respeto por la legítima
diversidad de opciones que se someterán a votación.
Constatamos que, con el paso del tiempo, se ha hecho
todavía más patente y ha tomado mayor intensidad lo que dijimos antes de las
elecciones al Parlamento de Cataluña del 2012. En estos últimos años se han
manifestado nuevos retos y nuevas aspiraciones que afectan la forma concreta en
la que el pueblo de Cataluña debe articularse y cómo se quiere relacionar con
los pueblos hermanos de España, en el contexto europeo. No le toca a la
Iglesia proponer una opción concreta, pero sí que defendemos la legitimidad
moral de todas las opciones políticas que se basen en el respeto a la dignidad
inalienable de las personas y de los pueblos, y que busquen con constancia la
paz y la justicia.
Recordamos el deber de todos los ciudadanos a
participar activamente en las elecciones como una manera de ejercer la propia
responsabilidad en la búsqueda del bien común, y mucho más en un momento
crucial como el que estamos viviendo, que puede tener consecuencias de larga
duración. Por eso, es necesario que cada uno exprese por medio del voto las
propias opciones, teniendo presente los grandes valores que deben estructurar
la sociedad, como son el respeto a los derechos de las personas, de las
familias y las instituciones, así como la honestidad y la transparencia de la
gestión pública; y la regeneración de la política, pensada en una visión
amplia, y que priorice la justicia y la atención a los más débiles y a los que
sufren el peso de la crisis económica.
Entre todos tendremos que continuar potenciando la
convivencia de la sociedad catalana dentro de la pluralidad de ideas,
convicciones, opciones y sentimientos, que quiere decir animar la construcción
de una sociedad democrática, solidaria, acogedora con los emigrantes,
respetuosa con todas las sensibilidades y defensora de las libertades. Habrá
que continuar trabajando para erradicar los efectos perniciosos de la crisis
económica, buscando caminos que permitan mejorar la situación de tantas
personas que viven en el paro, en la estrechez, en la pobreza o en la
marginación.
Pedimos a Nuestra Señora de Montserrat, patrona de
Cataluña, que interceda para que nuestro pueblo sepa discernir bien sus
opciones y encuentre caminos para construir un futuro más justo y más fraterno,
abierto solidariamente a la realidad de los otros pueblos del mundo.
Tarragona, 7 de septiembre de 2015