4-9-15
Hungría declaró hoy el "estado de
emergencia" inmigratoria y el Parlamento aprobó un paquete de leyes muy
restrictivas contra los refugiados, en medio de la crisis que azota a toda
Europa ante la llegada de miles de sirios por la guerra en su país.
La tensión aumentó en las últimas horas en Hungría
ante el impedimento de que los refugiados puedan viajar hacia Austria en tren.
Por eso, cientos de inmigrantes que estaban varados en la estación de trenes de
Budapest comenzaron a caminar los 240 kilómetros que los separa de Viena.
Las autoridades húngaras rechazaron con distintas
medidas que los refugiados procedentes de Siria viajen a Austria y Alemania. En
paralelo, insisten en su pedido para que los inmigrantes se registren y acepten
asilo allí.
"Si dejamos venir a todos, será el fin de
Europa", dijo el primer ministro húngaro
Según un paquete de leyes aprobado hoy por el
Parlamento húngaro, cruzar la frontera a Hungría de forma ilegal constituirá un
acto criminal.
Lo que hasta ahora se consideraba una infracción de
los reglamentos pasa a constituir un acto criminal castigado penalmente, según
la iniciativa del ministro del Interior, Sandot Pinter, aprobada en un
procedimiento de urgencia.
Las leyes contemplan también también hasta 20 años de
cárcel para los traficantes de personas. Además se contempla la creación de
zonas de tránsito para los refugiados directamente junto a la frontera.
Esas zonas estarán abiertas hacia el lado serbio, pero
cerradas en el húngaro, y están concebidas como superficies mayores en las que
los refugiados podrán alojarse hasta que termine de estudiarse su proceso de
asilo.
EL RECHAZO DE HUNGRÍA A LOS INMIGRANTES
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, que hizo
construir una alambrada de púas de 175 kilómetros a lo largo de su frontera con
Serbia, escandalizó a toda Europa con sus declaraciones apocalípticas:
"Nuestra civilización cristiana corre peligro por la llegada masiva de
musulmanes", sentenció.
Orban sigue aplicando una incomprensible política de
represión contra los migrantes que sólo aspiran a transitar por el país y
mantiene fuertes cruces de acusaciones con sus socios europeos por el trato que
les brinda a las personas que forman parte de la mayor ola migratoria desde la
Segunda Guerra Mundial. "Si dejamos venir a todos, será el fin de
Europa", dijo Orban hoy en una entrevista a la radio pública.
Ayer, cientos de inmigrantes fueron bajados por la
fuerza de un tren con destino a la frontera con Austria. El tren de la compañía
MAV, que había sido tomado por asalto por unos 200 inmigrantes al mediodía,
debía ir a Szombathely y Sopron, dos ciudades fronterizas.
Pero al llegar a Bicske, tras diez kilómetros de
marcha, la formación se paró y la policía la abordó para obligar a los
inmigrantes a subir a ómnibus con destino a un campamento de refugiados. El
tren había salido de la estación de Keleti (Budapest), reabierta en la mañana
tras dos días a causa de la oleada de inmigrantes que agobia a Europa.
"El lío en la estación Keleti de Budapest es
imputable a la mala comunicación del gobierno alemán", sostuvo Orban.
Agencias DPA y ANSA