Por Urgente24, 4-2-16
Otra “mafia de los medicamentos” en el PAMI que hace
recordar a la causa que llevó a la cárcel al sindicalista bancario Juan José
Zanola y el financista Néstor Lorenzo acusados por la supuesta adulteración de
medicamentos para pacientes con tratamientos oncológicos. Esta vez se trata de
la venta de remedios a jubilados muertos, con lo que se hacía un formidable
negocio en el mercado negro donde participaban farmacias, médicos y
funcionarios.
Todo comenzaba cuando una persona moría, no se
informaba al Anses del fallecimiento y el médico entonces prescribía a nombre del jubilado muerto toda clase de medicamentos que en algunos casos llegaban a
20 recetas por mes.
Los remedios conseguidos con las recetas del muerto
luego eran revendidos en el mercado negro a clínicas y farmacias.
La nueva administración del PAMI denunció estas
irregularidades en el organismo, que desde el 2013 viene pagando 500 millones
de pesos por año para la compra de medicamentos de afiliados muertos.
Todo ocurrió cuando en el organismo estaba el
kirchnerista Luciano Di Césare, actualmente procesado en el marco de una causa
por presunta defraudación a la administración pública por irregularidades en la
suscripción de letras del tesoro.
“Ya detectamos 7.500 personas fallecidas que aparecen
con la compra de medicamentos con descuento parcial o total del PAMI. Y esto
pasó porque no hubo controles internos, no se cruzaba el padrón de afiliados
con el registro de fallecidos, había médicos que fraguaban las recetas o les
fraguaban las recetas y en muchos casos había connivencia de las farmacias y
hasta de la propia industria”. explicó el titular del PAMI, Carlos Regazzoni al
diario Clarín.
A modo de ejemplo, el funcionario relató el ejemplo de
una señora de 80 años que consumía fármacos para la hipertensión arterial a
razón de 100 pesos por mes: “En agosto de 2013, esa señora falleció y sin
embargo, nadie en el PAMI reparó que a las pocas semanas empezó a recibir un
alto número de recetas de insulina y de tiras reactivas que antes nunca había
consumido, y por un valor 10 veces mayor a los consumos anteriores. Además, a
pesar de vivir en la Capital, empezó a comprar en farmacias de Ramos Mejía y
San Isidro. En total, ya fallecida, consumió fármacos por $ 150.000”.
“En otros casos personas fallecidas empezaron a
recibir insulinas y tiras reactivas y dejó de consumir todo su historial de
fármacos”, agregó.
Por último, el funcionario prometió mayores controles
internos, el cruce de datos del PAMI con los de la ANSeS y el padrón de
fallecidos, y los de consumo de medicamentos para cortar los circuitos de esta
operatoria.