Red Patriótica Argentina, 01 Mar 2016
Como es bien sabido, la deuda pública externa
argentina se convirtió a partir de 1976 en el instrumento por excelencia del
sometimiento de nuestro país al poder depredador de la plutocracia financiera
internacional, además de haber sido en gran parte una estafa colosal, tal como
demostró el juicio iniciado por Alejandro Olmos y que culminó con una sentencia
lapidaria del entonces juez Jorge Ballesteros, en el año 2000.
En su gestión como Ministro de Economía, José A.
Martínez de Hoz multiplicó por 6 la deuda externa; Raúl Alfonsín la multiplicó
en un 50%, Carlos S. Menem la duplicó y Fernando de la Rúa la multiplicó en un
50%. Además de ser una estafa, como se probó reiteradamente, la deuda externa
era también una gangrena para la economía argentina.
Es por eso que un grupo de argentinos, de distintas
ideologías y fuerzas políticas, le propuso al entonces presidente de la Nación,
Néstor Carlos Kirchner, la creación de una Comisión Nacional para Investigar la
Deuda Externa, desde el año 1976 en adelante, para “determinar orígenes,
responsabilidades, consecuencias directas y derivaciones en otros campos,
además del económico”. Esta propuesta fue redactada el 18 de diciembre del 200
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y firmada por el ingeniero químico Juan Carlos Dima, el martillero público
Miguel Ángel Lentino, el doctor Jorge Landívar, el diseñador industrial Walter
A. Moore, el doctor Julio Carlos González (ex Secretario Técnico de la Presidencia
de la Nación, 1974-1976), el dirigente político Mario Mazzitelli, el contador y
abogado Juan Carlos Foester (Secretario Adscripto de Juzgado Nacional en lo
Criminal y Correccional Federal No. 2 [Juez Jorge Ballesterios], el contador
Gustavo Calleja, el embajador Miguel Ángel Espeche Gil, el contador y abogado
Eduardo Conesa, el contador Juan Carlos Vacarezza, el doctor Alejandro Herrera,
el ingeniero Alberto Lapolla (+), el dirigente político Daniel Marcos, el
doctor Carlos Brusco, el periodista Gabriel Fernández, el doctor Mario Giorgi,
la doctora Mariana Madariaga, el periodista Jorge Almeida, el investigador
Adrian Salbuchi, la ingeniera Gladys Sandra Soraya Pereyra, el empresario
Francisco Norberto do Reis, el contador Rubén Milberg, el doctor Héctor H.
Hernández, el sociólogo Alejandro Herrera, el señor Mario Giorgi, el periodista
Víctor Hugo Morales, el periodista Raúl Dellatorre, el señor Héctor Sosa, el
señor Jorge Landívar, el productor Aldo Barberis-Rusca y el director de cine
Diego Musiak, realizador de la película documental sobre la deuda externa, La
mayor estafa al Pueblo Argentino (2001).
Los objetivos sugeridos eran “realizar un estudio
documentado sobre el proceso de endeudamiento externo de la Argentina”;
“realizar un análisis de las variaciones de desarrollo, de salud, de empleo, de
niveles alimentarios y/u otras variables sociales y económicas del país” para
“establecer los casos en que se pueda definir una correlación de estas
variaciones con el endeudamiento y/o pagos realizados”; “estudiar la legalidad
y constitucionalidad de cada operación”; “determinar en cuanto disminuiría la
deuda actual” si se comprobaran “pagos considerados sin causa”; “realizar la
difusión pública de las investigaciones por vía impresa” e inclusive “elaborar una
síntesis en idioma inglés” para darle alcance internacional al trabajo; y por
último “realizar un conjunto de pautas o recomendaciones para futuras tomas y/o
negociaciones de deuda externa, así como procedimientos y forma de auditoría de
las mismas, para prevenir nuevos ilícitos, endeudamientos y/o pagos sin causa”.
El 29 de diciembre de 2003 el ingeniero Juan Carlos
Dima presentó formalmente en Presidencia de la Nación el pedido de creación de
una Comisión Nacional para investigar la Deuda Externa, por nota dirigida al
entonces presidente Carlos Néstor Kirchner, la cual fue recibida.
El día 15 de enero de 2004 el doctor Héctor
Marcovecchio, responsable de la Dirección General de Audiencias de la
Presidencia de la Nación dirigió una nota al ingeniero Juan Carlos Dima,
informándole que la solicitud presentada debía ser llevada al señor Secretario
de Finanzas de la Nación, el licenciado Guillermo Nielsen.
El día 13 de febrero de 2004 el ingeniero Juan Carlos
Dima presentó al doctor Marcovecchio una nota, haciéndole saber que consideraba
inadecuada la derivación aconsejada, porque el tema en cuestión no constituía
un problema técnico sino que era de naturaleza eminentemente política. En la
misma nota le informó que una cita con el licenciado Nielsen acordada para el
día 29 de enero había sido cancelada unas horas antes, y que en una nueva cita
pautada para el día 5 de febrero había sido atendido por el Jefe de Asesores
del licenciado Nielsen, lo cual –junto con otros detalles- mostraban la poca
voluntad del Ministerio de Economía para ocuparse de la propuesta. A
continuación el ingeniero Dima le reiteró al Dr. Marcovecchio el pedido de
audiencia con el presidente de la Nación.
En una nota presentada el 30 de abril de 2004, el
ingeniero Dima le presentó al Dr. Ojea Quintana, Director de Programas de
Gobierno de la Presidencia de la Nación, un pedido de consulta (Pedido de
Conveniencia) a otras áreas de gobierno respecto a la propuesta: Ministerio de
Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Secretaría de Derechos Humanos del
citado ministerio, Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Ministerio
de Salud.
En la misma nota se reiteraba la necesidad de
canalizar la propuesta de creación de la Comisión para investigar la Deuda
Externa a través de la Presidencia, dado que el mismo doctor Kirchner se había
comprometido, en futuras negociaciones, a impulsar “la reducción de los montos
de deuda, la reducción de las tasas de interés y la ampliación de los plazos de
madurez y vencimiento de los bonos”, lo cual era lo que estaba negociando
justamente con los acreedores privados.
El 29 de mayo de 2004 el ingeniero Dima presentó y
adjuntó al Dr. Ojea Quintana firmas de ciudadanos que adherían a la propuesta.
El 8 de junio de 2004 el ingeniero Dima presentó y
adjuntó una segunda serie de firmas que adherían a la propuesta. En la misma
reiteraba el envío o reenvío de los Pedidos de Conveniencia solicitados en la
nota del 30 de abril de 2004.
Por nota del 16 de julio de 2004, en nombre de la
Comisión propuesta, el ingeniero Dima reiteró ante el Director General de
Audiencias de la Presidencia de la Nación, doctor Héctor Marcovecchio, el
pedido de audiencia con el señor Presidente de la Nación, para definir la
creación de la Comisión y su labor de investigación como una Política de
Estado.
El 14 de julio de 2004 el diario Página12 publicó una
nota informando la reiteración del pedido de creación de la Comisión de
Investigación de la Deuda Externa por parte de los investigadores y
profesionales mencionados al comienzo de este artículo.
Por último, en su edición del 2 de setiembre del 2004
(Año 7, N. 321), la revista Veintitrés publicó una nota de investigación del
periodista Alberto López Girondo sobre el pedido de creación de esta Comisión,
junto con pedidos paralelos por parte del sindicalista Luis Donikian, del
historiador Norberto Galasso y del médico sanitarista Floreal Ferrara.
El autor del artículo pone en contexto el problema del
endeudamiento de países como la Argentina, en relación con las políticas
privatizadoras de servicios públicos impulsadas por los poderes financieros
internacionales, la política de control del crecimiento poblacional impulsada
oficialmente por Estados Unidos (Memorando 200/74, elaborado por Henry
Kissinger cuando se desempeñó como Consejero de Seguridad Nacional) y las
políticas restrictivas de salud impulsadas por la Organización Mundial de la
Salud, lo cual muestra que lejos de ser un problema técnico, el problema de la
deuda externa debe ser visto como un problema de Estado, en relación con otras políticas
de Estado, puesto que “la deuda externa representa el método de dominación más
refinado del neocolonialismo”.
Por último, hay que resaltar dos cuestiones
fundamentales. La primera, es que los miembros de la Comisión propuesta se iban
a desempeñar ad honorem, sin cobrar nada por su trabajo de investigación. Lo
único que pedían era un lugar físico para trabajar y los elementos mínimos
indispensables para llevar a cabo su labor (computadoras, fotocopiadoras,
telefonía, papelería, etc.). La segunda, es que este pedido de creación de la
Comisión se lo fue dejando morir paulatinamente, en silencio. Nunca hubo un
rechazo al pedido, simplemente se lo enviando al… olvido.
¿Pensaba acaso el doctor Nestor Carlos Kirchner, sus
adláteres y su sucesora que la Argentina podía encarar un proceso de
crecimiento y desarrollo autónomo atado a las cadenas del endeudamiento externo
crónico y eterno? Los resultados están a la vista.
José Arturo Quarracino Juan Carlos Vacarezza