El origen del partido español
No parece casual que las revelaciones hechas por ABC,
sobre los 7 millones de euros pagados por Chávez a los podemitas para importar
revolución a España se produzca en la precampaña electoral. Si nadie hasta
ahora (ni Fiscalía, ni tribunales, ni Junta Electoral, ni el Gobierno del PP)
ha movido un dedo para evitar que un partido totalitario y proterrorista
entrara en la liza electoral hace ya dos años, tendrá que ser el cuarto poder
quien expurge su impresentable pasado.
En este sentido, el servicio que ha rendido ABC es
impagable. Ya que aporta documentación de que el ‘gorila rojo’ entregó algo más
de 7 millones de euros a CEPS, la fundación de la que salió Podemos, para crear
un partido en España, “propiciando en
ese país cambios políticos aún más afines al gobierno bolivariano”.
La
prueba es un informe titulado «Punto de cuenta al Comandante Presidente de la
República Bolivariana de Venezuela», con fecha 28 de mayo de 2008. Lo redactó
el entonces ministro bolivariano de Finanzas, Rafael Isea, y lo aprobó de su
puño y letra el comandante Hugo Chávez.
Eso explica muchas cosas: las ínfulas comunistas de
Iglesias y su troupe; su programa totalitario; sus delirantes propuestas en
materia económica; sus simpatías por Bildu; su alergia a firmar el pacto
antiyihadista o a condenar el atentado de Bruselas -en el caso de alguno de sus
ediles-; el regalo envenenado de Juego de tronos al rey Felipe, simbólico si se
quiere pero tremendamente significativo; o la apología de la violencia y de la
guerra como instrumentos políticos que permean los discursos iniciales de
Iglesias.
En el pecado original lleva Podemos la penitencia.
Sobre todo porque la revelación -esperada y esperable- de sus genes
bolivarianos se produce justo cuando el partido pierde fuelle en las encuestas
de intención de voto, devorado por sus luchas intestinas y la pésima gestión de
sus ediles.
Tampoco la negociación de estos meses largos de
postelecciones ha ayudado demasiado, pues ha sacado a la luz la desmedida
ambición de Iglesias, su autismo y su nulo sentido de Estado, desvelando su
verdadero rostro. No está cerrado aún el proceso y no sabemos si finalmente
entrará el podemita en alguna quiniela de poder, pero en estos meses tras las
elecciones del 20D ha perdido mucho crédito.
Sospechábamos de su limpieza de
sangre democrática, pero tras las pruebas de su origen bolivariano, con el
propósito expreso de dar la vuelta a la tortilla en España, no caben ya dudas.
Ahora es la Fiscalía la que tiene la última palabra.
Debe investigar. Otra cosa es que lo haga. Nos tiene muy mal acostumbrados.
[Con información de ABC y Actuall].