Padre Khalil, jesuita egipcio
catolicos-on-line, 22-7-16
La Fundación EUK Mamie – HM Televisión, descorre el
velo que cubre, en los medios de comunicación occidentales, la persecución
religiosa que el ISIS está llevando a cabo sistemáticamente en los países de
mayoría musulmana contra las comunidades cristianas y otras minorías. Para ello
entrevista all P. Samir Khalil S.J, doctor en islamología y uno de los más
profundos conocedores del Islam en el catolicismo.
En esta ocasión, el protagonista de este programa de
«Tras las Huellas del Nazareno» es el P. Samir Khalil S.J. Nacido en El Cairo
(Egipto), de su amplio curriculum, podemos destacar que es Doctor en
IsIamología y profesor del Pontificio Instituto Oriental y del Pontificio
Instituto de Estudios Árabes e Islamistas, ambos en Roma (Italia). Es autor de
más de 60 libros y más de 1500 artículos especializados. Sus principales vías
de investigación son: el Oriente cristiano, el patrimonio cultural y teológico árabe
cristiano, el Islam y la integración de los musulmanes en Europa, así como las
relaciones entre cristianos y musulmanes.
El P. Samil comienza hablando de la discriminación que
sufren los cristianos en países musulmanes. Y afirma: «La discriminación que
más nos cuesta es en el trabajo. (…) Hay muchas formas de discriminación para
encontrar un trabajo». El P. Samil no habla en teoría. Nacido en Egipto,
describe la experiencia de exclusión sufrida por su propia familia. Y
reflexiona de esta manera: «¿Cómo se sabe que una persona es cristiana? En el
carnet de identidad, en Egipto y otros países, se escribe la religión. En todos
los países árabes. Así que, las discriminaciones existirán siempre, porque el
sistema musulmán no consigue concebir un laicismo positivo, que es lo que
nosotros pedimos. No el laicismo anti-religioso, que existe en algunos países
occidentales, sino un laicismo positivo, como la llama también el Papa
Benedicto XVI en su Exhortación Apostólica Ecclesia in Medio Oriente. Es decir,
un laicismo en el cual no se haga distinción entre creyente y no creyente,
cristiano, musulmán o hebreo».
El siguiente argumento tratado es la libertad de
conciencia. El P. Samil afirma con rotundidad: «(En el Islam) la libertad de
consciencia no existe. Un musulmán que abandona públicamente el Islam es reo de
muerte». Esta situación, contradice abiertamente el artículo 18 de la Carta
Universal de los Derechos Humanos, que dice: «Toda persona tiene derecho a la
libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la
libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de
manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en
público como en privado, la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia».
El P. Samil continúa explicando este punto: como un
occidental que revelara secretos de estado a un país enemigo es castigado, «si
alguien abandona el Islam para cambiar a otra religión, es un traidor y por lo
tanto tiene que ser castigado», Ante esta situación, nuestro experto en Islam
argumenta: «Yo digo: ‘Sí, pero allí estamos hablando del estado y de la
política. Aquí se trata de religión’. Sí, pero este es el meollo del Islam: que
es religión, estado, política, economía, todo». Hay otra dificultad seria con
el Islam, y es que identifican Occidente y comportamiento moral de Europa y
América con cristianismo, y se convencen que los cristianos son peores que los
paganos.
Pasa después el P. Samil a reflexionar sobre la
realidad del Oriente actual. Y dice textualmente: «Las tendencias más fanáticas
del Islam, más radicales, han tomado el poder. Ha triunfado la fuerza y han
aparecido movimientos radicales hasta llegar al Isis o Daesh. ¿Qué hay detrás?
Si miramos bien al Isis, primero, ¿qué quiere decir Isis? La abreviación viene
en inglés: Islamic State in Irak and Siria. ISIS. ¿Por qué en Irak y en Siria?
¿Por qué no en Egipto o en otra parte?
Porque en Irak los que gobernaban eran
en su mayoría chiítas, puestos por los Estados Unidos después de que eliminaran
a Saddam Hussein. Porque antes, bajo Saddam Hussein, el gobierno era
esencialmente sunita. Pero como los chiítas eran más numerosos que los sunitas,
América ha dicho: demos la mayoría a los chiítas. ¿Qué hay en Siria, quién
gobierna? Los alauitas, los alauitas son chiítas. Entonces, cuando el Isis, que
quiere decir Estado Islámico en Irak y Siria, quiere decir Estado Islámico ahí
donde gobernaban los chiítas. Era un movimiento sunita contra los chiítas. Era
muy claro. ¿Quién está detrás? Estados sunítas radicales, esencialmente Arabia
Saudita, Catar y otros países. Pero ellos no hacen la guerra. Ellos financian
la guerra. Hay gente pagada. Las armas vienen de occidente: América en
particular y, en parte, Europa.
¿Quién las compra? Arabia Saudita. Y las hace
llegar al Isis. Por eso es todo una artimaña que, para el occidente, es una
cuestión económica, un buen negocio, digamos. Para Arabia Saudita y Catar es
una lucha contra los chiítas, que son musulmanes, pero que son vistos como
herejes.
Esta situación ha llegado al colmo con el Isis que se
ha hecho bárbaro. No es ya humano, es inhumano: mata niños, mata personas
desarmadas, mujeres… Han rehabilitado la esclavitud, las mujeres han sido
tomadas como esclavas, vendidas, han organizado el mercado de esclavas - como
se hacía en la época de Mahoma - una vez a la semana había ese mercado, y se
compran como se compra la comida y otras cosas. Todo esto ha sido un escándalo
pero se ha guardado silencio».
Realmente, el Isis es el Islam puesto en práctica.
Según el profesor de IsIamología: «El Isis o Daesh en árabe, lo que hace lo
justifica con argumentos tomados de la vida de Mahoma, o del Corán. O de los
dichos de Mahoma. Por ejemplo la esclavitud, en particular la de las mujeres,
esta era la cosa más banal, porque la guerra se hacía para esto, para tomar los
bienes pero también para tomar a las personas: los hombres les hacían trabajar
o les mataban, las mujeres eran esclavas para el placer sexual. Hay en el Corán
un capítulo que se llama ‘capítulo del botín’, donde se explica cómo tomar el
botín durante la guerra». «Daesh, Isis, no han hecho nada contra la ley
islámica. Ha aplicado lo que está o en el Corán o en la vida de Mahoma o en las
palabras de Mahoma».
Obviamente, los musulmanes moderados niegan esto. Así lo
afirma el profesor: «Los musulmanes no se atreven a decirlo, dicen: ‘No, Daesh
no tiene nada que ver con el Islam, porque Islam quiere decir Salam, paz’.
Esto, en primer lugar, es una mentira lingüística. Puede significar salud, paz,
la sumisión, etc. Islam quiere decir sumisión, sobreentendida esta sumisión a
Dios. (…) Así que, decir que esto no pertenece al Islam es una mentira. La
realidad es que el ISIS es cien por cien musulmán. Que no les gusta a los
musulmanes y a su honor, quiere decir que quien dice que esto no es musulmán,
es una persona moderada. Pero jurídicamente, es musulmán. (…) No se puede decir
que Islam sea igual a violencia. Pero no se puede decir lo contrario, que en el
Islam no hay violencia. Hay violencia».
El P. Samil concluye su intervención un pensamiento
muy hermoso: «La situación es esta, pero la experiencia, como he dicho antes,
muestra que se puede vivir juntos, en paz y tolerancia. Y es esto lo que
tenemos que recrear hoy en día: ayudar a los musulmanes a vivir juntos como hermanos.
(…) A nosotros nos toca dar otro modelo de coexistencia, de fraternidad, y
decir de dónde lo hemos aprendido: del Evangelio y de Jesús. Si quieres ser
perfecto, ve y sigue a Jesús. Vive según el modelo del Evangelio. Esta es
nuestra misión».
«Se podrían cambiar muchas cosas si se dijese: Bien, Dios ha
enviado a los musulmanes a Europa. Son ahora tal vez quince millones, casi.
¿Qué hacemos para hacerles conocer el Evangelio? Es decir, una superación del
Islam y del ser humano ordinario. El Evangelio es el máximo. ¿Por qué no lo
transmitimos? Antes, nuestros padres atravesaron los mares, afrontaron el
martirio, fueron matados, etcétera… para ganar a un musulmán para el Evangelio.
Hoy no tengo necesidad de atravesar el mar. Ellos vienen. Entonces, intentar
marginarles… esto es un crimen. No es permisible. Se trata de acogerlos, y
decirles: ‘Te doy la cosa más hermosa que tengo, el Evangelio’. (…) Y si
alguien descubre que el Evangelio es de veras la cosa más hermosa, le invito a
ser cristiano. Pero es una invitación, nada más».