sábado, 13 de agosto de 2016

8 MINUTOS PARA LIQUIDAR EL PLANETA TIERRA



Urgente24, 12 de agosto de 2016

A partir de 2020, USA comenzará la producción de la nueva bomba nuclear táctica de caída libre B61-12, ojiva que tomará el relevo del armamento nuclear obsoleto de estadounidense en Europa. La B61-12 es una bomba nuclear táctica de caída libre con una potencia de entre 10 y 340 kilotoneladas, dependiendo del objetivo. La cabeza nuclear 'Little Boy', lanzada por las tropas estadounidenses el 06/08/1945 sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, era de entre 13 y 18 kilotoneladas. Para administrar semejante poder, los presidentes de USA tienen una ventana de 4 minutos, durante los cuales deben decidir si lanzan o no el apocalipsis irreversible. La humanidad cabalga sobre un presente suicida y un futuro preocupante.
El show televisivo polémico de Joe Scarborough afirmó, al aire, que se enteró que el candidato presidencial republicano Donald Trump preguntó a un especialista en política exterior estadounidense, 3 veces durante una reunión de 1 hora, el motivo por el cual, si USA tiene armas nucleares, no puede usarlas.

La gente de Trump lo ha negado. Pero el general Michael Hayden, ex director de la Central Intelligence Agency, salió al rescate del republicano, y dijo que "el sistema" para lanzar armamento nuclear “está diseñado para velocidad y decisión. No está diseñado para debatir la toma de esa decisión”.

El asunto es harto peligroso. Hollywood ha logrado instalar una apreciación errada, voluntarista y gentil, acerca del podder del Presidente. En sus películas y series para TV, la industria del entretenimiento audiovisual muestra a los protagonistas debatiendo durante minutos sobre cómo responder a un ataque nuclear. El comando nuclear y sistema de control está diseñado para funcionar bajo presiones de tiempo increíble. Y lo hace removiendo cualquier oportunidad para que el Presidente mida sus opciones o modifique los planes existentes. En la ficción, el Presidente decide acabar con el mundo pero desarrolla la acción en una comedia de media hora.

USA está preparando la renovación de su arsenal nuclear táctico en Europa. En 2020 comenzará la sustitución de las bombas obsoletas B61-3, B61-4, B61-7 y B61-10 por el nuevo modelo B61-12.

Según el experto militar de la agencia rusa de noticias TASS, Víktor Litovkin, el rasgo distintivo principal del nuevo modelo será su posibilidad de controlar la explosión. Los pilotos podrán detonar la carga de forma remota dependiendo de la misión prevista: bien se trate de un objetivo en pleno vuelo hacia territorio del enemigo o de un objetivo en tierra e incluso bajo tierra.

Además, las bombas B61-12 tendrán una nueva unidad de cola que aumentará su precisión y su dirigibilidad.

El Kremlin no ha cuestionado abiertamente los planes de renovación de los arsenales nucleares tácticos en Europa. Dmitri Peskov, secretario de prensa del presidente de la Federación Rusa, ha señalado que la necesidad de Rusia de responder a las acciones emprendidas por USA deben valorarla los expertos militares.

“La B61-12 es una bomba nuclear táctica de caída libre con una potencia de entre 10 y 340 kilotoneladas dependiendo del objetivo, es decir, de si se trata de personas en el teatro de operaciones militares o de poblaciones y silos de misiles”, comentó Litovkin a la publicación digital RBTH.
Para ejecutar ataques contra instalaciones se utilizarán los cazas de 5ta. generación F-22 Raptor y F-35 Lightning II, así como el avión de asalto A-10 Thunderbolt y los cazas multifuncionales F-16.

“Los modelos anteriores se encuentran almacenados en las bases de la US Air Force en Renania-Palatinado y Büchel (Alemania), así como en Holanda, Italia, Bélgica y Turquía”, explicó Litovkin.

Según él, la potencia de la cabeza nuclear 'Little Boy', lanzada por las tropas estadounidenses el 06/08/1945 sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, era de entre 13 y 18 kilotoneladas. Como resultado de esta explosión de hace 71 años murieron más de 150.000 personas.

“La bomba 'Fat Man', lanzada sobre Nagasaki, se llevó la vida de más de 80.000 personas. Y en estos datos no se cuenta a las víctimas de la radiación. Imaginen de qué es capaz la nueva bomba nuclear, con una potencia que puede alcanzar las 340 kilotoneladas”, añadió el analista militar.

¿Supone una amenaza para Rusia?

Según Vladímir Dvorkin, investigador principal del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales, de la Academia Rusa de Ciencias, la modernización del armamento nuclear táctico estadounidense es un procedimiento rutinario y no conlleva mayor amenaza para la seguridad de Rusia.

“Todos los tipos de armamento tienen un plazo de garantía en el servicio militar. En este caso, se trata de la sustitución planificada de las ojivas obsoletas por nuevas municiones modernizadas”, explicó.

Según Dvorkin, la bomba atómica en manos de potencias civilizadas es un arma de contención, no de ataque. “Los estadounidenses están sustituyendo la bomba B61 para después olvidarse durante otros diez años del a necesidad de renovar sus arsenales nucleares tácticos en Europa”, añadió Dvorkin.

¿Tomará Rusia alguna medida como respuesta?

Según los expertos, Moscú no emprenderá ninguna medida militar como respuesta.
“Rusia está llevando a cabo la modernización planificada tanto de las fuerzas nucleares como de los sistemas de defensa antiaérea y antimisiles. Estas medidas permiten centrarse en el componente diplomático de los problemas, y no en el militar” –opina el observador militar de Izvestia Dmitri Safónov.
Según él, no existe ningún acuerdo internacional entre Moscú y Washington DC que regule los potenciales cualitativos y cuantitativos del armamento nuclear táctico.

El asunto es casi descabellado. La clave para entender el comando y el sistema de control es que fue diseñado para cumplir con un requisito conocido como “lanzar bajo ataque” un escenario muy específico para atemorizar a Rusia de tratar de noquear los misiles balísticos intercontinentales de USA (ICBMs) lanzando un ataque nuclear masivo sin consecuencias.
El "lanzar bajo ataque" es la idea que detiene a Rusia de intentarlo: para iniciar el curso de las acciones, USA sólo necesita detectar un lanzamiento de un ICBM de Rusia para lanzar su represalia antes de que el ICBM de Rusia llegue al blanco estadounidense, unos 30 minutos de vuelo. Y presuntamente, ya que conoce que no será gratis su ataque, Rusia pensará 2 veces en disparar su ICBM.

Inspirándose en un capítulo del libro que Walter Slocombe escribió hace casi 30 años, se construyó una línea de tiempo sobre cómo sería todo.

Para empezar, un misil ruso demora 1 minuto en llegar a la altitud capaz de quedar identificado por un satélite de USA, y 1 minuto más transcurre hasta que sucede ese alerta satelital y su reporte a una estación terrestre en Alemania.

Luego, 2 minutos transcurren hasta que el Comando de Defensa Aeroespacial estadounidense, cuya actividad consiste en "rastrear a Santa Claus" (con sus renos atravesando las nubes en Nochebuena), confirma que un ataque contra USA ha comenzado, y se lo notique al Presidente.
Si el Presidente decide, de inmediato, contraatacar, tiene que formatear su orden como mensaje de acción de emergencia (EAM) y transmitirlo a la tripulación de lanzamiento, que deberá autenticar el EAM apenas recibido, ejecutar la secuencia de lanzamiento y disparar los ICBMs para que queden fuera de los silos antes de que las armas rusas empiecen a caer.
Todos esos pasos imprescindibles para que la respuesta disuasoria funcione como tal, dejan al Presidente escasos 8 minutos desde que recibe el alerta hasta que define su acción.
Pero una porción de esos 8 minutos se pierden en la propia comunicación al Presidente.
Ocurre que el llamado a la Casa Blanca no es al Presidente sino a la persona designada por el Presidente para recibir el mensaje y evaluarlo en cuestión de segundos. Es probable que esa persona demore 1 minuto entre que recibe y transmite el alerta. Entonces el Presidente ya no tiene 8 minutos.

En noviembre de 1979, esa persona era Zbigniew Brzezinski -más tarde asesor de Seguridad Nacional de James Carter-, quien aún recuerda su dilema de saber que tenía 3 minutos para decidir o no informar al Presidente, para que después el Presidente tuviera 4 minutos para decidir tomar represalias o no.

Brzezinski -quien había defendido apoyar al ya debilitado Sha de Persia, llegando a sugerir una intervención armada de USA en Irán para mantenerlo en el poder, y al fracasar urdió el fortalecimiento de Saddam Hussein para atacar a Irán, y convenció a los Gobiernos de Kuwait y Egipto para que aconsejaran a Irak que atacase Irán-, vivió un momento muy terrible poco antes de la invasión de la ex URSS a Afganistán.
Ocurrió el llamado del Comando de Defensa Aeroespacial con la notificación del EAM en progreso.
Cuando concluían los 3 minutos, el asistente militar de Brzezinski lo llamó para contarle que era una falsa alarma, alguien había dejado correr un video de entrenamiento. Brzezinski volvió a la cama. Nunca despertó a su esposa, por cierto. Él dijo que había decidido que si fuese un ataque nuclear soviético, sería mejor dejarla morir mientras dormía.

Días después sucedió la invasión de la ex URSS a Afganistán con 110.000 soldados. Pero no hubo alerta nuclear aunque Carter suspendió sus vacaciones y volvió a Washington DC. Brzezinski recomendó que pidiese al Senado que postergara el estudio del tratado antinuclear SALT II, cancelara la venta de cereales, suspendiera los privilegios pesqueros a los buques soviéticos, y congelara los intercambios económicos y culturales, apoyara la venta de armamento moderno a Pakistán, y acordara con Arabia Saudí financiar operaciones encubiertas vía los muyahidines afganos (así nació Al Qaeda). Pero el planeta Tierra no colapsó.

Lo que es increíble es cuánto tiempo se pierde en un período tan breve y estratégico en los pasos mecánicos y administrativos, desde detectar el lanzamiento hasta encontrar al Presidente. ¿Qué pasa si el Presidente está en el baño, en plena ducha?

Por esto el Presidente siempre tiene un ayudante militar en la sombra, con la “etiqueta de emergencia presidencial” mejor conocida como “football”. Todo tiene que estar siempre listo, en todo momento. Como mucho, el Presidente tendrá un par de minutos para pensar qué hacer, y medir el curso de acción.

En verdad, el Presidente no tiene tiempo para hacer otra cosa más que elegir entre las opciones preseleccionadas de un limitado menú de opciones, y lo que está en juego es la Civilización completa, y hasta el destino del planeta Tierra.

Por suerte los presidentes no se comportan de acuerdo con la rígida línea de tiempo trazada. Recuerden al ex presidente George W. Bush, el 11/09/2001: él estaba sentado en un aula llena de estudiantes y reporteros cuando el 2do. avión golpeó el World Trade Center. Andrew Card, el jefe de personal de Bush, debía decidir que decirle al Presidente. El eligió susurrarle al oído un mensaje breve: “Un 2do. avión golpeó la 2da. torre. USA está bajo ataque”.

Bush tiene una historia muy conmovedora acerca de qué pasó por su cabeza en ese momento, mientras los equipos BlackBerry chillaban en el aula. Él había estado hablando sobre la importancia de mantener la compostura y tomarse tiempo para entender qué estaba pasando. Bush no quería alarmar a los chicos ni a su personal ni al mundo que estaba mirando su reacción a través de las cámaras de la TV porque era un evento televisado.

Por ese motivo él permaneció en la habitación 7 minutos más y después fue a un centro de crisis improvisado establecido en la propia escuela.

El documentalista Michael Moore lo criticó por ese motivo pero otros afirman que Bush hizo lo correcto al mantener la calma. Sin embargo, de existir una amenaza nuclear, esos 7 minutos hubiesen sido el final de USA. ¿Y entonces?

Por ese motivo, y con el fantasma de Trump por delante el "lanzar bajo ataque" resulta todo un problema. El sistema está diseñado para convertir rápidamente la voluntad del Presidente en muerte y destrucción en el otro extremo del mundo. Tal es sería bueno reflexionar mejor al elegir un Presidente.

Hubo una serie de falsas alarmas nucleares en junio de 1980, adjudicadas a la falla del 46% de los chips de las computadoras del centro estratégico. Según el Centro de Información de la Defensa, entre 1977 y 1984 hubieron unos 1.152 "moderadamente serias” falsas alarmas.

Al parecer, son tan comunes que es posible sospechar que el sistema fracasará cuando ocurra un lanzamiento ruso de verdad.

El problema, sin embargo, es qué sucede durante una crisis.

Hay quienes afirman que, por ejemplo, USA haría mejor en ubicar sus misiles en submarinos o en portaaviones, capaces de contraatacar con menos estrés, relegando cualquier arma nuclear terrestre al rol de una cabeza nuclear “de señuelo” para impedir que un misil caiga sobre centros urbanos: quedarían como armas defensivas, dejando el ataque para una etapa posterior y no simultánea.

Dicen que Barack Obama pidió estudiar opciones alternativas a la que heredó.


Pero los especialistas en defensa parece que se niegan a modificar el protocolo porque creen que perderían influencia sobre el Presidente.