Breve antecedente
Casi inmediatamente finalizado el conflicto
del Atlántico Sur (jun/1982), comienza una estrategia de “desmalvinización”
sobre la opinión pública nacional. Puede decirse que, consciente o
inconscientemente, el gobierno de facto del Proceso dio el primer paso, al
ocultar ante los ojos de la sociedad el retorno de los combatientes al
territorio continental.
Posteriormente ya con Raúl Alfonsín a cargo
del Ejecutivo nacional, esta campaña se vuelve más evidente con hechos tales
como el inicio del desmantelamiento de las FFAA, o desde el plano psico social,
la perseverante influencia gubernamental sobre la población, consecuente con el
manejo del diferendo de límites con Chile, o la evolución del
caso Malvinas luego de 1982, oportunidad esta última que fue
propiciadora de lo que se terminó llamando “Los Acuerdos de Madrid”.
La posterior dupla Menem – Cavallo será quienes finalmente concreten los
mencionados acuerdos. A través de estos, se consolidó el desmantelamiento del
patrimonio militar y de la estructura de defensa nacional existente;
propiciándose además un grave deterioro de los establecimientos de producción
militar, y de los organismos dedicados a la investigación y desarrollo para la
Defensa. Este proceso implicó también la supresión en el mismo rubro, de
proyectos tecnológicos de avanzada que se encontraban en ejecución en el país,
y sirve en un plano diferente, para
materializar la anulación del servicio militar obligatorio mediante, según
algunos especialistas, una operación de falsa bandera (Caso Carrasco).
No obstante, los efectos de los Acuerdos de
Madrid no estuvieron centrados solamente en el sector militar, muy por el
contrario, sus mayores consecuencias se sintieron (y sienten) en los siguientes
aspectos:
· Argentina
debió abrir su economía
· Desregular las
normas de protección
· Privatizar
empresas estratégicas
· Ampliar las
seguridades administrativas a inversores extranjeros
· En tanto el
Congreso nacional aprobó la ley 24.184 (Convenio suscripto con el Reino Unido
de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, para la Promoción y la Protección de
Inversiones; suscrito en Londres Dic/1990)
Consecuente con lo expresado, tanto Gran
Bretaña como el propio EEUU (países bases de
multinacionales emparentadas) pudieron mejorar las condiciones para
defender sus intereses estratégicos en la región, e implantaron la llamada
Fortaleza de Malvinas (Fortress Falkland), estructura militar británica ultra
moderna mantenida hoy en las Islas a un
costo elevadísimo, que sirve también como unidad de avanzada de la NATO en este alejado rincón
del planeta.
Como si lo anterior no hubiese sido
suficiente, el presidente Duhalde en su momento, consigue la derogación de las
leyes que penalizaban las Responsabilidades Económicas contra el Estado
Nacional.
No obstante hay que remarcar que a pesar de
las ventajas otorgadas, éstas no sirvieron para que Gran Bretaña accediese a
entrar en conversaciones por el tema central: la soberanía de las Islas.
Gobierno de Macri
No está demás iniciar este subtítulo
recordando la visita de descanso (mar/2016) que Macri, ya en funciones como
presidente de los argentinos, realiza nada más y nada menos que al multimillonario inglés Joe Lewis, en su
residencia ubicada en el sur argentino. Persona que entre otros aspectos:
1)
“Privatizó” en su provecho el acceso a Lago Escondido, medida que ningún
gobierno hasta ahora hizo revertir, en cumplimiento de los fallos de la
justicia en favor de la comunidad.
2) Posee una pista pavimentada cercana a la
costa atlántica, en la Pcia. de Rio Negro, de la cual se dice, parten y
se reciben vuelos de Malvinas sin ningún tipo de control de las autoridades
nacionales (es necesario recordar que Argentina en esa zona, no posee ningún
medio técnico propio, como para controlar la existencia o no de estos vuelos).
Al respecto de esta visita presidencial, se acota que la investidura y actitud
de un presidente, más aún cuando hubo una guerra de por medio y persiste un conflicto
de soberanía, debe superar cualquier amistad personal que pudiese existir.
Obrar de otra manera como fue el caso, propicia todo tipo de suspicacias.
Otro factor de suma importancia a favor de
Argentina, fue la declaración de la ONU en la primera mitad del año en curso,
cuando este organismo mediante una resolución se expide indicando que la
plataforma marítima argentina incluye a las islas Malvinas, y por tanto, toda
explotación de pesca o petróleo en la zona, no puede realizarse sin el
consentimiento de los argentinos. Es decir,
nuestro país recibió una herramienta de primera magnitud para inducir a
negociar a los británicos, especialmente cuando ya está reiteradamente
demostrado que éstos se avienen a conversar mucho más fácilmente, si la presión
procede más de factores económicos que militares, dada su condición de potencia
mundial.
La ministro de Relaciones Exteriores
argentina, en los primeros días de set/2016 declaró en Londres al diario
británico The Guardian que el Gobierno argentino “desea considerar el retorno de los vuelos
desde y hacia las islas y un joint-venture argentino-británico de exploración
de petróleo” en las aguas circundantes. A mediados de
set/2016 y como producto de la denominada “mini Davos” realizada en BsAs, se
efectúa una declaración bilateral que
avanza en esa dirección. En el documento firmado por el ministro británico Alan
Duncan y la canciller Malcorra, se acuerda que se restablecerán conexiones
aéreas adicionales entre el archipiélago y terceros países, con dos escalas
mensuales en territorio argentino (actualmente ocurre una al mes en Río
Gallegos), agregándose además, que se buscarán “las medidas apropiadas
para remover los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el
desarrollo sustentable de las islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca,
navegación e hidrocarburos”.
Es decir, que directamente Gran
Bretaña exige que Argentina levante las sanciones previstas por ley, a aquellas
empresas que en detrimento del país exploten los recursos nacionales (petróleo
y pesca) en aguas del Atlántico Sur, aguas como se dijo más arriba,
recientemente reconocidas por la ONU
como plenamente argentinas. ¿Qué ofrecen los británicos a cambio? El compromiso
de permitir a la Cruz Roja Internacional, identificar alrededor de una veintena
de cuerpos de soldados argentinos. También como ya fue dicho, para mejorar el aislamiento de los kelpers,
en un exceso de buena vecindad Argentina brega para que le permitan establecer
conexiones aéreas adicionales con las Islas.
Al parecer ya están totalmente
olvidados los resultados de experiencias similares de acercamiento a los
isleños, encaradas por anteriores gobiernos argentinos: conexión aérea semanal
a través de LADE, instalación en las Islas de YPF, Gas del Estado y ENTEL a
efectos de mejorar la calidad de vida de los kelpers; admisión de jóvenes
estudiantes en colegios de Comodoro Rivadavia
y BsAs; etc. O durante la presidencia de Menem, la estrategia “de
seducción” mantenida por el ex canciller Guido Di Tella, que terminó abriendo
la puerta a la exploración petrolera extranjera en el mar que rodea las islas,
y que al decir de los expertos, confinó a YPF a un sector alejado de las zonas
más ricas en petróleo.
Dado el panorama, resulta
irrebatible lo afirmado por un analista nacional “todo
lo que facilite a los kelpers el manejo de una economía próspera va en contra
de la aspiración argentina de recuperar alguna vez la soberanía, y atenta
contra el derecho de nuestro país de explotar en su beneficio los recursos
petroleros y pesqueros de los que se ve despojado”.
Otro aspecto que se estima necesario
destacar, se refiere a que la mayoría de los principales medios de prensa
argentinos, se esfuerzan en presentar estos hechos como buenas noticias,
circunscribiendo el problema a que se están reiniciando las conversaciones y
que se advierte una mejora en las relaciones. En tanto, poco se comenta que en
aquello que trasciende, las ventajas se inclinan pesadamente hacia la parte
británica, mientras permanece ausente lo importante de esta discusión para los
argentinos: la soberanía en ese sector y el aprovechamiento de sus recursos,
aspectos totalmente vinculados uno con otro.
Paradójicamente, y por más intenciones en
contrario, la realidad supera la ficción y el caso toma cada vez más estado
público, consecuente con lo declarado recientemente por el presidente Macri en
Nueva York por una parte, y por otra, la inmediata desmentida británica a los
dichos del presidente argentino. Estos traspiés, agravados por afirmaciones en
un comienzo, y posteriores negativas a lo ya vertido, demuestran una actitud
improvisada y dubitativa, seguramente propiciada entre otras cosas por
intereses bastante alejados del bien común de la población, como por ejemplo,
el posicionamiento del Gobierno ante la opinión pública de cara a las futuras
elecciones. Estas fallas se tornan más evidentes, cuando los hechos se alejan
del encuadre de la justicia ante la pretensión de quedar bien con todas las
partes, y en realidad no se satisface a ninguna. Es muy difícil servir a varias
banderas; la vigencia de la frase anterior se viene reiterando desde el fondo
de la historia.
De igual manera, los funcionarios públicos
que intervienen en este tema, deberían ir tomando conciencia que:
1) Los hechos
tal como se muestran, se encaminan a violar la ley nacional 26.659 (que
establece las condiciones para la explotación de hidrocarburos en la Plataforma
Continental Argentina)
2) Más allá de la obligación
que el art. 21 de la Constitución Nacional impone a todo ciudadano argentino en
defensa de la Patria, en forma exclusiva para el caso Malvinas, también
nuestra Constitución contiene una Disposición Transitoria Primera, que obliga a
todo el pueblo argentino a bregar por la recuperación de nuestras Islas (no hay
dudas de que este mandato también incluye
a nuestros gobernantes).
Guillermo Adolfo Donadille
Asesor Bloque EVC