viernes, 25 de noviembre de 2016

PERÓN Y LOS INMIGRANTES


Por Gonzalo Neidal
Alfil, 25 noviembre, 2016

En la Argentina hay una breve pero vigorosa lista de temas que los amantes de la corrección política prefieren no tocar. Está encabezada por la cantidad de desaparecidos durante los años de la dictadura militar. Y en un lugar destacado lo integra también el problema de los inmigrantes. De eso no se habla. Quien ose hacerlo se gana siempre algún calificativo duro: de fascista hacia arriba.

En la lectura de algunos documentos inmaculados del peronismo, como es el Segundo Plan Quinquenal, en el que Perón planifica la economía y la sociedad de su segundo mandato presidencial, nos encontramos con algunas definiciones bastante taxativas sobre este tema que, al parecer, también lo preocupaba.

A Perón lo inquietaba la migración hacia el puerto de Buenos Aires, fenómeno que no cesó sino que se consolidó y amplió desde esos años. Por ese motivo previó descentralizar la industria, decisión con la que se benefició Córdoba, con la ampliación de la Fábrica de Aviones y la posterior radicación de Industrias Kaiser Argentina (IKA, ahora Renault) y FIAT. Vale la pena repasar el pensamiento de Perón por esos años, en lo referido a la inmigración.

En el Plan Quinquenal, bajo el título de Dinámica de la población y equilibrio urbano y rural, puede leerse:
“La regulación adecuada de las migraciones internas y externas habrá de ser establecida mediante las disposiciones legales que correspondan, a fin de: 
a) disminuir la población de las grandes ciudades, y en particular del Gran Buenos Aires, mediante una firme política de descentralización industrial (capítulo Industria);
b) aumentar la población agraria, arraigando al agricultor en la tierra que trabaja; 
c) posibilitar el incremento de habitantes de los pequeños núcleos poblados, auspiciando en particular el desarrollo de las ciudades del interior cuya población se dedique primordialmente a las actividades de características regionales”.

Puede verse que Perón consideraba que la inmigración debía ser administrada y dirigida hacia aquellas regiones o zonas que el gobierno determine y pondere como importantes. Además, consideraba inconveniente que continuara robusteciéndose la zona de Buenos Aires y sus alrededores.

Pero hay más. Enseguida habla de los Objetivos Especiales en materia de inmigración.

Y dice lo siguiente: “Durante el quinquenio 1953-57 la inmigración será orientada según los siguientes objetivos: 
a) selección del aporte inmigratorio de acuerdo con sus características étnicas, ideológicas, morales, profesionales, intelectuales, económicas y físicas; 
b) adecuación de la inmigración a las posibilidades reales de absorción y grado de ocupación; 
c) facilidad para que el inmigrante introduzca sus propios elementos de trabajo, en particular aquellos de carácter agrario; 
d) reactivación de las corrientes inmigratorias que se dirijan hacia los puertos del interior, y en particular Rosario y Bahía Blanca, habilitando en los mismos los hoteles y lugares de recepción necesarios”.

La cita que transcribimos puede horrorizar a muchos peronistas. Lejos de ser partidario de una inmigración libre, Perón proponía una selección de los inmigrantes que tuviera en cuenta “características étnicas, ideológicas y morales y… físicas”. Hoy el INADI se haría un picnic si existiera una propuesta similar.


En estos días existe el prejuicio según el cual no puede hablarse de regular, orientar, limitar, ordenar, direccionar o impedir la inmigración. Al parecer, Perón carecía de timidez en este asunto.