martes, 2 de mayo de 2017

EL AUMENTO DE LA DEUDA PÚBLICA EN 2016


Por Héctor GIULIANO
(29.4.2017)

Ayer – 28.4 – el Ministerio de Finanzas dio a conocer el Informe trimestral sobre la Deuda Pública al 30.9.2016 y una Hoja de Avance que resume los totales por grandes rubros de la deuda al 31.12 del año pasado.[1]
Según esta última planilla el stock de la Deuda Pública del Estado Central a fines del 2016 era de unos 288.500 MD (288.450).

Cotejado con el saldo de la deuda al 31.12.2015, que era de 254.000 MD esto nos da que el aumento de la deuda producido durante el año fue de unos 35.000 MD (34.500).
En ambos casos, para equiparar la comparación de totales, se incluyen aquí los dos rubros principales que la administración Kirchner no tomaba en cuenta: holdouts y cupones PBI; con cifras que el nuevo gobierno Macri blanqueó o incorporó oficialmente al final del 2015 y luego formalizó con los arreglos de pago a los acreedores en Abril del 2016.
La secuencia fue, en este caso, la siguiente:

a)    La administración kirchnerista no consideraba dentro de la deuda oficial la deuda con los acreedores que no entraron en el Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010 (los holdouts) pese a que esas deudas no fueron desconocidas y que la cuenta de los pasivos seguía creciendo por acumulación de intereses y adicionales por concepto de honorarios y gastos debido a los juicios perdidos en tribunales extranjeros (básicamente, las causas con jurisdicción en la ciudad de Nueva York, a cargo del juez Thomas Griesa).
b)    Hasta finales del mandato CFK la deuda con los holdouts – no computada en el stock total – se registraba en 11.500 MD: 6.100 MD por Capital y 5.400 MD por Intereses.
c)    La nueva administración Macri – apenas asumida – reconoció en firme esa deuda con los holdouts y por el importe total de 18.400 MD: 6.200 de Capital, 5.500 de Intereses y 6.700 MD de Intereses compensatorios o punitorios.[2] Total que subió luego a los 19.000 MD.
d)    El segundo rubro blanqueado como deuda en firme - que también venía heredado de la administración K - fue el valor de los Cupones ligados al PBI, que el gobierno Kirchner rotulaba como Deuda Contingente cuando en realidad era y es deuda en firme, actualmente por valor de unos 13.000 MD (13.500 al 31.12.2015).

Ergo, la suma de ambos rubros – holdouts y cupones PBI – significaron así un aumento del stock de la deuda computada al inicio del gobierno Macri de casi 32.000 MD más a nivel total (31.900 MD, producto de 18.400 del nuevo saldo reconocido a los holdouts más los 13.500 de los cupones PBI) o – dicho en términos reales - de unos 7.000 MD de saldo incremental, debido al aumento de los intereses a pagar a los holdouts (11.500 de los registros estimados contra 18.400 reconocidos).
De todas maneras – y esto es lo importante – este ajuste por incremento de saldos iniciales ya estaba realizado por el nuevo gobierno Macri a fines del 2015, por lo que la comparación ahora contra el stock de la deuda a fines de su primer año de gestión es compatible y arroja el aumento durante el período de los 35.000 MD antes citados (288.500 – 254.000).

Estrictamente hablando, según las cifras oficiales el aumento producido resulta casi el doble porque al incremento real de 35.000 MD habría que sumarle los 32.000 blanqueados o formalizados por el nuevo gobierno Macri; pero lo que cuenta aquí es el aumento efectivo de los 35.000 MD.
Tal incremento de la deuda en el curso del 2016 se corresponde, en principio, con lo previsto en el Presupuesto del Ejercicio – Ley 27.198 – que era un aumento original de 23.400 MD, que luego se amplió en 12.500 MD a los efectos de tomar más deuda para pagar el arreglo con los holdouts (Ley 27.249). En total: unos 36.000 MD.
Sin embargo, y aunque todavía falta la información desagregada sobre Deuda Pública del Cuarto Trimestre del 2016, el aumento real de la deuda habría sido mayor en realidad - de unos 10.000 MD más – a raíz de la cobertura del déficit fiscal creciente con deuda nueva.

Lo que ocurre es que – como ya pasaba bajo la administración Kirchner en los últimos años de su gestión – una gran parte de la Deuda Interna en Pesos, expresada siempre en dólares (que es como se computa el stock de la deuda conforme a la metodología internacional y oficial), se va licuando paulatinamente por la inflación.
El detalle reside en que esta menor deuda interna relativa - que beneficia al Tesoro Nacional vía licuación de sus obligaciones en pesos - implica a la vez, obviamente, un perjuicio en el valor de las tenencias de los acreedores, siendo que el principal tenedor dañado financieramente por tal licuación es la ANSES, que tiene más del 60 % de sus fondos colocados en títulos públicos del Estado Nacional y la gran mayoría de los mismos están en pesos.
Es una de las formas comunes a las administraciones Kirchner y Macri a través de las que el Tesoro fue y sigue compensando el aumento de sus obligaciones en dólares a costa de licuar la deuda en pesos.

La política de pago sistemático y serial – usando las palabras de la propia ex-presidenta Cristina Fernández de Kirchner – de deuda externa con terceros (acreedores privados y organismos financieros internacionales) traspasándola a Deuda interna intra-Estado era preparatoria, en la práctica, de una nueva ola de macro-endeudamiento externo, que no pudo darse bajo la misma administración K pero dejó allanado el terreno para que lo hiciera la nueva administración M:

a)    El gobierno Kirchner, a través de su política de pago de la deuda externa con reservas internacionales del BCRA, liquidó el margen de reservas propias del Banco y descongestionó privilegiadamente el anterior nivel de deuda con acreedores extranjeros pasando dichas obligaciones impagables al propio Estado Argentino para luego irla licuando progresivamente, como ha venido y sigue ocurriendo.
b)    Con este procedimiento, el gobierno K aspiraba volver a colocar deuda en el mercado internacional de capitales, esto es, a volver a endeudarse en el exterior, tal como lo plantearan expresamente en su momento los ministros Lavagna después del Megacanje 2005 y Boudou con su Hoja de Ruta del 2008. Las torpezas cuasi-cómplices de la gestión Kirchner con los holdouts inhibieron la concreción de este objetivo, aunque no sus intentos, como fue el caso de las muy desventajosas concesiones hechas en el acuerdo con los países del Club de París en 2014.
c)    Disminuida así proporcionalmente la participación de la Deuda Pública Externa dentro del Total de la Deuda del Estado, quedaba allanado el camino para poder volver a colocar deuda en el extranjero, como hoy se está realizando en gran escala. Notablemente, es el único mérito que el actual gobierno Macri y todo el establishment financiero le reconocen especialmente a la gestión K.

Este proceso de licuación de la Deuda Interna en Pesos – que como decimos ya se venía dando desde la administración K – sirvió para compensar parcialmente el aumento real de la Deuda Pública: durante el ejercicio 2015 el Estado Central se ahorró así el equivalente a 32.100 MD (!) por ajustes de valuación por concepto de tipo de cambio o devaluación (26.900 MD) y por CER (5.100 MD).
En el año 2014 los Kirchner ya se habían ahorrado – gracias al mismo procedimiento de licuación de la deuda expresada en dólares – 16.400 MD, también por ambos conceptos (15.300  y 1.200 MD respectivamente).

La extraordinaria licuación de deuda en pesos del año 2015 – los 32.100 MD antes citados – correspondieron fundamentalmente a la macro-devaluación Macri de Diciembre, adoptada inmediatamente después de su asunción: el acumulado por diferencias de valuación al 30.9.2015 (última información oficial K) era de sólo 7.000 MD mientras que – como derivado de la devaluación M – el total en dólares licuado por menor valor relativo de la deuda en pesos ascendió a los 32.100 MD.
Sin contar aquí que paralelamente esta macro-devaluación Macri derivó además en un costo financiero para el BCRA de más de 50.000 M$ por cobertura de diferencias en los contratos de dólar a futuro pactados por el kirchnerismo y que dio lugar al escándalo de enriquecimiento ilegítimo de funcionarios, ex funcionarios y empresas vinculadas a la nueva y a la anterior administración de gobierno.

Y ahora, también por el mismo método, la administración Macri – según los últimos datos disponibles – llevaba licuados unos 5.000 MD al 30.9.2016, producto de 6.500 MD por devaluación compensados en este caso parcialmente con un aumento de 1.700 MD por CER, que replica la inflación.
Pero para un análisis final del año habrá que esperar forzosamente la publicación de los datos oficiales que, como siempre, se informan con un desfasaje de largos meses.
Por ahora, sólo se cuenta el total de la planilla resumen de los 288.500 MD, sin el movimiento de Flujos y Variaciones ni demás informaciones del período.
Hasta aquí lo relativamente poco que puede decirse acerca del análisis de los nuevos datos conocidos sobre la evolución de la Deuda Pública durante el año pasado.
En el marco de su política de Gobernar con Deuda y - dentro de la misma - de su nueva oleada de endeudamiento externo en gran escala, la administración Macri no sólo sigue contrayendo deuda a niveles históricos récord sino que lo hace – como se hace siempre - sin demostración alguna de capacidad de repago, lo que viene agravando aceleradamente el cuadro de situación financiera del endeudamiento argentino porque:

a)    Aumenta el stock de la Deuda Pública impagable y con ello aumenta más que proporcionalmente las sumas a pagar por intereses y gastos.
b)    Aumenta cada vez más la proporción de Deuda Pública Externa por reversión de la política kirchnerista de traspaso de obligaciones como Deuda intra-Estado, lo que agrava la vulnerabilidad financiera, cambiaria y jurídica de la nueva deuda.[3] 
c)    Disminuye la vida promedio de la deuda, acentuada por las grandes colocaciones de Letras del Tesoro, que son obligaciones de corto plazo, y tiende con ello a concentrarse más peligrosamente aún el perfil de los vencimientos de Capital, lo que a su vez aumenta la velocidad del re-endeudamiento y los canjes más frecuentes de obligaciones del Estado.

La aceleración del presente proceso de endeudamiento público y, particularmente, la mayor proporción de toma de deuda externa replantean así un cuadro forzosamente conflictivo para la economía argentina.
Es el constante condicionamiento global impuesto por el Sistema de la Deuda Pública perpetua – la deuda que nunca se puede pagar y se vive entonces refinanciándola permanentemente a costa de pagar cada vez más intereses – al crecimiento económico nacional.
Un condicionamiento que se articula por combinación de tres variables interrelacionadas: 1) retraso cambiario, para poder cubrir el pago creciente de intereses de la deuda en moneda extranjera, 2) aumento de las tasas de interés locales que – con dólar atrasado – favorecen el negocio de los capitales especulativos, y 3) colocación constante de deuda del Estado – Nación, Provincias y Entes Públicos en general – que potencia el poder de los acreedores de la Deuda Pública y el condicionamiento de los mismos sobre las decisiones de gobierno.

Es la consecuencia de una política de Gobernar con Deuda que supedita al gobierno Macri a la dependencia de los capitales financieros y le condiciona en forma total y absoluta su estabilidad financiera y política.   






[1] Los datos de estos informes oficiales corresponden sólo a la Deuda Pública en cabeza del Estado Central, es decir, que no incluyen las deudas de Provincias, Municipios, Empresas del Estado, Organismos Nacionales, Fondos Fiduciarios, Banco Central (BCRA) y juicios contra el Estado con sentencia en firme.
De estos rubros sólo se conocen los saldos de la deuda cuasi-fiscal del BCRA y del consolidado de las Provincias:
-       Según el último Balance resumido de Activos y Pasivos del BCRA – al 31.3.2017 – las principales deudas del Banco son 24.100 MD por encaje de depósitos bancarios en moneda extranjera y 12.400 MD por Otros Pasivos (fundamentalmente el Swap con el Banco Central o  Banco Popular de China), a lo que debe sumársele el stock de Letras (Lebac) por el equivalente a 59.200 MD: un total de 95.700 MD.
-       Según la última información disponible del Ministerio de Hacienda – que es al 31.12.2015 (más de un año atrás !) – el stock de la deuda pública consolidada de todas las provincias (incluyendo la CABA) era a esa fecha de 269.300 M$, equivalentes a 20.700 MD (al tipo de cambio 13.005 $/US$). Sin incluir Deuda Flotante ni Contingente.
Las abreviaturas M$/MD significan Millones de Pesos/Dólares y se expresan con redondeo, de modo que siempre puede haber mínimas diferencias entre totales y sumatoria de términos.
Fuera de estos dos rubros – aparte del Estado Central – las autoridades tradicionalmente no suministran información sobre la Deuda Pública Nacional o total de todos los pasivos del Estado Argentino.
[2] Este tema ha sido desarrollado particularmente en otro trabajo del autor: Actualización de la Deuda Pública Macri (21.12.2016). Y también fue tocado en varios otros artículos conexos. 
[3] Al 31.12.2015 la Deuda Externa del Estado – según criterio de residencia del acreedor – era del 28.5 % del total mientras que al 30.9.2016 (última información oficial disponible) había ascendido al 34.6 %; si bien estos guarismos, en ambos casos, no reflejan la realidad porque no están computados sobre cifras completas.
Por otra parte, la magnitud relativa de las deudas externas siempre – por definición – son relativas dado que la mayoría de las obligaciones están constituidas por títulos al portador que, como tales, son siempre intercambiables desde el punto de vista del domicilio del comprador.
De todos modos, dada la nueva política institucional de la administración Macri de buscar el endeudamiento externo como sostén financiero de su gobierno, la tendencia creciente de la Deuda Externa constituye hoy una previsión cierta.