Por Héctor GIULIANO
(29.4.2017)
Ayer – 28.4 – el
Ministerio de Finanzas dio a conocer el Informe trimestral sobre la Deuda
Pública al 30.9.2016 y una Hoja de Avance que resume los totales por grandes
rubros de la deuda al 31.12 del año pasado.[1]
Según esta última
planilla el stock de la Deuda Pública del Estado Central a fines del 2016 era
de unos 288.500 MD (288.450).
Cotejado con el saldo
de la deuda al 31.12.2015, que era de 254.000 MD esto nos da que el aumento de
la deuda producido durante el año fue de unos 35.000 MD (34.500).
En ambos casos, para
equiparar la comparación de totales, se incluyen aquí los dos rubros principales
que la administración Kirchner no tomaba en cuenta: holdouts y cupones PBI; con
cifras que el nuevo gobierno Macri blanqueó
o incorporó oficialmente al final del 2015 y luego formalizó con los arreglos
de pago a los acreedores en Abril del 2016.
La secuencia fue, en
este caso, la siguiente:
a) La
administración kirchnerista no consideraba dentro de la deuda oficial la deuda
con los acreedores que no entraron en el Megacanje Kirchner-Lavagna de
2005-2010 (los holdouts) pese a que esas deudas no fueron desconocidas y que la
cuenta de los pasivos seguía creciendo por acumulación de intereses y adicionales
por concepto de honorarios y gastos debido a los juicios perdidos en tribunales
extranjeros (básicamente, las causas con jurisdicción en la ciudad de Nueva
York, a cargo del juez Thomas Griesa).
b) Hasta
finales del mandato CFK la deuda con los holdouts – no computada en el stock
total – se registraba en 11.500 MD: 6.100 MD por Capital y 5.400 MD por
Intereses.
c) La
nueva administración Macri – apenas asumida – reconoció en firme esa deuda con
los holdouts y por el importe total de 18.400 MD: 6.200 de Capital, 5.500 de
Intereses y 6.700 MD de Intereses compensatorios o punitorios.[2]
Total que subió luego a los 19.000 MD.
d) El
segundo rubro blanqueado como deuda
en firme - que también venía heredado de la administración K - fue el valor de
los Cupones ligados al PBI, que el gobierno Kirchner rotulaba como Deuda
Contingente cuando en realidad era y es deuda en firme, actualmente por valor
de unos 13.000 MD (13.500 al 31.12.2015).
Ergo, la suma de
ambos rubros – holdouts y cupones PBI – significaron así un aumento del stock
de la deuda computada al inicio del gobierno Macri de casi 32.000 MD más a
nivel total (31.900 MD, producto de 18.400 del nuevo saldo reconocido a los
holdouts más los 13.500 de los cupones PBI) o – dicho en términos reales - de unos
7.000 MD de saldo incremental, debido al aumento de los intereses a pagar a los
holdouts (11.500 de los registros estimados contra 18.400 reconocidos).
De todas maneras – y
esto es lo importante – este ajuste por incremento de saldos iniciales ya
estaba realizado por el nuevo gobierno Macri a fines del 2015, por lo que la
comparación ahora contra el stock de la deuda a fines de su primer año de
gestión es compatible y arroja el aumento durante el período de los 35.000 MD
antes citados (288.500 – 254.000).
Estrictamente
hablando, según las cifras oficiales el aumento producido resulta casi el doble
porque al incremento real de 35.000 MD habría que sumarle los 32.000 blanqueados o formalizados por el nuevo
gobierno Macri; pero lo que cuenta aquí es el aumento efectivo de los 35.000
MD.
Tal incremento de la
deuda en el curso del 2016 se corresponde, en principio, con lo previsto en el
Presupuesto del Ejercicio – Ley 27.198 – que era un aumento original de 23.400
MD, que luego se amplió en 12.500 MD a los efectos de tomar más deuda para
pagar el arreglo con los holdouts (Ley 27.249). En total: unos 36.000 MD.
Sin embargo, y aunque
todavía falta la información desagregada sobre Deuda Pública del Cuarto
Trimestre del 2016, el aumento real de la deuda habría sido mayor en realidad -
de unos 10.000 MD más – a raíz de la cobertura del déficit fiscal creciente con
deuda nueva.
Lo que ocurre es que
– como ya pasaba bajo la administración Kirchner en los últimos años de su
gestión – una gran parte de la Deuda Interna en Pesos, expresada siempre en
dólares (que es como se computa el stock de la deuda conforme a la metodología
internacional y oficial), se va licuando paulatinamente por la inflación.
El detalle reside en que esta menor deuda
interna relativa - que beneficia al Tesoro Nacional vía licuación de sus
obligaciones en pesos - implica a la vez, obviamente, un perjuicio en el valor
de las tenencias de los acreedores, siendo que el principal tenedor dañado
financieramente por tal licuación es la ANSES, que tiene más del 60 % de sus
fondos colocados en títulos públicos del Estado Nacional y la gran mayoría de
los mismos están en pesos.
Es una de las formas
comunes a las administraciones Kirchner y Macri a través de las que el Tesoro fue
y sigue compensando el aumento de sus obligaciones en dólares a costa de licuar
la deuda en pesos.
La política de pago
sistemático y serial – usando las
palabras de la propia ex-presidenta Cristina Fernández de Kirchner – de deuda
externa con terceros (acreedores privados y organismos financieros internacionales)
traspasándola a Deuda interna intra-Estado era preparatoria, en la práctica, de
una nueva ola de macro-endeudamiento externo, que no pudo darse bajo la misma
administración K pero dejó allanado el terreno para que lo hiciera la nueva
administración M:
a) El
gobierno Kirchner, a través de su política de pago de la deuda externa con
reservas internacionales del BCRA, liquidó el margen de reservas propias del
Banco y descongestionó privilegiadamente el anterior nivel de deuda con
acreedores extranjeros pasando dichas obligaciones impagables al propio Estado
Argentino para luego irla licuando progresivamente, como ha venido y sigue
ocurriendo.
b) Con
este procedimiento, el gobierno K aspiraba volver a colocar deuda en el mercado
internacional de capitales, esto es, a volver a endeudarse en el exterior, tal
como lo plantearan expresamente en su momento los ministros Lavagna después del
Megacanje 2005 y Boudou con su Hoja de Ruta del 2008. Las torpezas
cuasi-cómplices de la gestión Kirchner con los holdouts inhibieron la
concreción de este objetivo, aunque no sus intentos, como fue el caso de las
muy desventajosas concesiones hechas en el acuerdo con los países del Club de
París en 2014.
c) Disminuida
así proporcionalmente la participación de la Deuda Pública Externa dentro del
Total de la Deuda del Estado, quedaba allanado el camino para poder volver a
colocar deuda en el extranjero, como hoy se está realizando en gran escala.
Notablemente, es el único mérito que
el actual gobierno Macri y todo el establishment financiero le reconocen
especialmente a la gestión K.
Este proceso de
licuación de la Deuda Interna en Pesos – que como decimos ya se venía dando
desde la administración K – sirvió para compensar
parcialmente el aumento real de la Deuda Pública: durante el ejercicio 2015
el Estado Central se ahorró así el
equivalente a 32.100 MD (!) por ajustes de valuación por concepto de tipo de
cambio o devaluación (26.900 MD) y por CER (5.100 MD).
En el año 2014 los
Kirchner ya se habían ahorrado – gracias al mismo procedimiento de licuación de
la deuda expresada en dólares – 16.400 MD, también por ambos conceptos
(15.300 y 1.200 MD respectivamente).
La extraordinaria
licuación de deuda en pesos del año 2015 – los 32.100 MD antes citados –
correspondieron fundamentalmente a la macro-devaluación Macri de Diciembre,
adoptada inmediatamente después de su asunción: el acumulado por diferencias de
valuación al 30.9.2015 (última información oficial K) era de sólo 7.000 MD mientras que – como
derivado de la devaluación M – el total en dólares licuado por menor valor
relativo de la deuda en pesos ascendió a los 32.100 MD.
Sin contar aquí que
paralelamente esta macro-devaluación Macri derivó además en un costo financiero
para el BCRA de más de 50.000 M$ por cobertura de diferencias en los contratos
de dólar a futuro pactados por el kirchnerismo y que dio lugar al escándalo de
enriquecimiento ilegítimo de funcionarios, ex funcionarios y empresas
vinculadas a la nueva y a la anterior administración de gobierno.
Y ahora, también por
el mismo método, la administración Macri – según los últimos datos disponibles
– llevaba licuados unos 5.000 MD al 30.9.2016, producto de 6.500 MD por
devaluación compensados en este caso parcialmente con un aumento de 1.700 MD
por CER, que replica la inflación.
Pero para un análisis
final del año habrá que esperar forzosamente la publicación de los datos
oficiales que, como siempre, se informan con un desfasaje de largos meses.
Por ahora, sólo se
cuenta el total de la planilla resumen de los 288.500 MD, sin el movimiento de
Flujos y Variaciones ni demás informaciones del período.
Hasta aquí lo
relativamente poco que puede decirse acerca del análisis de los nuevos datos
conocidos sobre la evolución de la Deuda Pública durante el año pasado.
En el marco de su política de Gobernar con Deuda y -
dentro de la misma - de su nueva oleada de endeudamiento externo en gran escala,
la administración Macri no sólo sigue contrayendo deuda a niveles históricos
récord sino que lo hace – como se hace siempre - sin demostración alguna de
capacidad de repago, lo que viene agravando aceleradamente el cuadro de
situación financiera del endeudamiento argentino porque:
a) Aumenta
el stock de la Deuda Pública impagable y con ello aumenta más que
proporcionalmente las sumas a pagar por intereses y gastos.
b) Aumenta
cada vez más la proporción de Deuda Pública Externa por reversión de la
política kirchnerista de traspaso de obligaciones como Deuda intra-Estado, lo
que agrava la vulnerabilidad financiera, cambiaria y jurídica de la nueva deuda.[3]
c) Disminuye
la vida promedio de la deuda, acentuada por las grandes colocaciones de Letras
del Tesoro, que son obligaciones de corto plazo, y tiende con ello a
concentrarse más peligrosamente aún el perfil de los vencimientos de Capital,
lo que a su vez aumenta la velocidad del re-endeudamiento y los canjes más
frecuentes de obligaciones del Estado.
La aceleración del
presente proceso de endeudamiento público y, particularmente, la mayor
proporción de toma de deuda externa replantean así un cuadro forzosamente
conflictivo para la economía argentina.
Es el constante
condicionamiento global impuesto por el Sistema de la Deuda Pública perpetua –
la deuda que nunca se puede pagar y se vive entonces refinanciándola
permanentemente a costa de pagar cada vez más intereses – al crecimiento
económico nacional.
Un condicionamiento
que se articula por combinación de tres variables interrelacionadas: 1) retraso
cambiario, para poder cubrir el pago creciente de intereses de la deuda en
moneda extranjera, 2) aumento de las tasas de interés locales que – con dólar
atrasado – favorecen el negocio de los capitales especulativos, y 3) colocación
constante de deuda del Estado – Nación, Provincias y Entes Públicos en general
– que potencia el poder de los acreedores de la Deuda Pública y el
condicionamiento de los mismos sobre las decisiones de gobierno.
Es la consecuencia de
una política de Gobernar con Deuda
que supedita al gobierno Macri a la dependencia de los capitales financieros y le
condiciona en forma total y absoluta su estabilidad financiera y política.
[1] Los datos de estos informes
oficiales corresponden sólo a la Deuda Pública en cabeza del Estado Central, es
decir, que no incluyen las deudas de Provincias, Municipios, Empresas del
Estado, Organismos Nacionales, Fondos Fiduciarios, Banco Central (BCRA) y
juicios contra el Estado con sentencia en firme.
De estos rubros sólo se conocen los
saldos de la deuda cuasi-fiscal del BCRA y del consolidado de las Provincias:
-
Según
el último Balance resumido de Activos y Pasivos del BCRA – al 31.3.2017 – las
principales deudas del Banco son 24.100 MD por encaje de depósitos bancarios en
moneda extranjera y 12.400 MD por Otros Pasivos (fundamentalmente el Swap con
el Banco Central o Banco Popular de
China), a lo que debe sumársele el stock de Letras (Lebac) por el equivalente a
59.200 MD: un total de 95.700 MD.
-
Según
la última información disponible del Ministerio de Hacienda – que es al
31.12.2015 (más de un año atrás !) – el stock de la deuda pública consolidada
de todas las provincias (incluyendo la CABA) era a esa fecha de 269.300 M$,
equivalentes a 20.700 MD (al tipo de cambio 13.005 $/US$). Sin incluir Deuda
Flotante ni Contingente.
Las abreviaturas M$/MD significan
Millones de Pesos/Dólares y se expresan con redondeo, de modo que siempre puede
haber mínimas diferencias entre totales y sumatoria de términos.
Fuera de estos dos rubros – aparte del
Estado Central – las autoridades tradicionalmente no suministran información
sobre la Deuda Pública Nacional o total de todos los pasivos del Estado
Argentino.
[2] Este tema ha sido
desarrollado particularmente en otro trabajo del autor: Actualización de la Deuda Pública Macri (21.12.2016). Y también fue
tocado en varios otros artículos conexos.
[3] Al 31.12.2015 la Deuda
Externa del Estado – según criterio de residencia del acreedor – era del 28.5 %
del total mientras que al 30.9.2016 (última información oficial disponible)
había ascendido al 34.6 %; si bien estos guarismos, en ambos casos, no reflejan
la realidad porque no están computados sobre cifras completas.
Por otra parte, la magnitud relativa
de las deudas externas siempre – por definición – son relativas dado que la
mayoría de las obligaciones están constituidas por títulos al portador que,
como tales, son siempre intercambiables desde el punto de vista del domicilio
del comprador.
De todos modos, dada la nueva política
institucional de la administración Macri de buscar el endeudamiento externo
como sostén financiero de su gobierno, la tendencia creciente de la Deuda
Externa constituye hoy una previsión cierta.