viernes, 12 de mayo de 2017

POBREZA: UN DESTACADO PERO PENOSO LUGAR


Víctor A. Beker

12/05/2017 - Clarin.com Opinión

A partir del cese de la manipulación de las estadísticas del INDEC, se conocieron los verdaderos niveles que alcanza la pobreza en Argentina. Un tercio de la población se encuentra sumergida por debajo de la línea de pobreza. Pero eso no es todo: no sólo Argentina no tiene menos pobres que Alemania -como alguien anunció hace no mucho tiempo- sino que en realidad se ubica como uno de los países con mayor índice de pobreza en toda América latina. Comparte esa posición con Bolivia, República Dominicana, El Salvador y Nicaragua, todos ellos en el rango entre 30% y 40% de la población. Sólo quedan por encima del 40% México, Guatemala y Honduras, todo ello en base a las cifras oficiales de cada país.

Mientras Brasil, Chile y Uruguay registran tasas de pobreza inferiores al 15%, Argentina comparte las tasas propias de los países de Centroamérica.

¿Cómo alcanzó nuestro país semejante situación? El INDEC comenzó a calcular el índice de pobreza en 1988. Según cifras del estudio O.J. Ferreres y asociados, en 1985 alcanzaba al 16%. Tras la hiperinflación, en 1989 el INDEC informaba que la proporción de personas bajo la línea de pobreza trepaba al 47,3% de la población. Tras descender al 16,8% en 1993, volvió a crecer al compás de las crisis del efecto Tequila y posteriores hasta alcanzar un pico del 54,3% en 2002. La posterior recuperación económica posibilitó un descenso hasta el 26,9% en 2006. A partir de ahí, las cifras sobre la realidad fueron reemplazadas por el “relato” de la realidad. Al reanudarse en 2016 el cálculo oficial, registró 32,2%. Este ascenso es coherente con la pobre performance económica registrada a partir de 2008.

Está claro que cada crisis sumergió a nuevos sectores de la población bajo la línea de pobreza. Del mismo modo, la caída en la tasa de pobreza acompañó los breves períodos de crecimiento económico, 1990/93 y 2003/07.

¿Cómo puede reducirse la pobreza? Una persona es pobre si sus ingresos no son suficientes para satisfacer sus necesidades básicas. Ello puede ocurrir por carecer de empleo o por estar empleado pero obtener un ingreso insuficiente para cubrir sus necesidades. Por tanto, lo que se requiere es un crecimiento económico capaz de crear empleos y que éstos sean de alta calidad, es decir, con alta densidad de capital por persona ocupada elevado nivel de productividad y de salarios.

Pero no basta con el crecimiento económico. Para reducir la pobreza se requiere que el ingreso de los más pobres crezca a una tasa mayor que el del resto de la población. Por tanto, el desarrollo económico debe estar direccionado hacia favorecer a los sectores de menores ingresos.

Sólo así se logrará salir de la trampa de la pobreza en que el país se encuentra lamentablemente atrapado, y que lo ha relegado a un podio poco honroso en el continente.