La Voz del Interior, 20 de mayo de 2017
Por Jorge Emilio Medina*
En efecto, desde siempre el Estado ha sido la organización humana más compleja y abarcativa de todos los sectores de la sociedad.
¿Realmente se sabe cómo achicar o modernizar la orgánica del Estado? ¿O es la eterna expresión de anhelos de los gobiernos, que no encuentran una fórmula profesional para aplicar?
En efecto, desde siempre el Estado ha sido la organización humana más compleja y abarcativa de todos los sectores de la sociedad. Lo paradójico consiste en que el profesionalismo en su ingeniería de organización es una de las materias más desatendidas por parte de los gobernantes. La ingeniería de funciones y estructuras del Estado (es decir, mapas orgánicos y sus descripciones literales) dista mucho de estar diseñada de forma científica como la de cualquier organización empresaria.
En efecto, se observa a todo nivel una improvisación permanente en la materia por parte de cada gabinete nuevo de gobierno, y a veces hasta se llega a gobernar prescindiendo de todo criterio técnico-profesional en la organización del Estado.
Si la descripción y los planos de una casa no son lógicos e inteligentemente diseñados, será difícil que resulte luego un hábitat adecuado para la vida. De igual manera, si el diseño de un Estado es barroco, complejo, ilógico, cargado de costos ocultos y con fuerte ignorancia profesional (como la mayoría hoy), dará como resultado un instrumento de poca utilidad a la sociedad y será un lastre económico y funcional, es decir un obstáculo para la función de servicio que tiene encomendada el Estado.
Debe entenderse de una buena vez que nunca se disminuirá en forma contundente el famoso gasto público –preocupación de todo los gobiernos– si no se limpian las usinas de costos ocultos e inservibles, como son, por lo general, las orgánicas estatales.
Por consiguiente, nunca puede aspirarse a una buena gestión de gobierno trabajando con una orgánica enferma en el Estado. Sería como desear que un atleta triunfara si compite con un cuerpo que no está sano.
La situación descripta se corrige, sin dudas, con un buen trabajo profesional por parte de verdaderos “estadistas”, profesionales en las materias fácticas del Estado y que interpreten y diseñen de manera técnica e inteligente al Estado que tienen bajo su jurisdicción. No basta con que sean buenos dirigentes político partidarios.
* Analista en
organización del Estado