Sres. Precandidatos Legislativos - 2017
PASTORAL SOCIAL ARQUIDIOCESANA.
IGLESIA CATÓLICA EN
CÓRDOBA.
Desde la Pastoral Social Arquidiocesana de Córdoba
deseamos compartir con ustedes, los precandidatos, nuestra preocupación en este
año de elecciones parlamentarias que estamos transitando.
Atentos al rol fundamental que tienen como dirigentes,
y a las palabras del Papa Francisco “¡Ruego al Señor que nos regale más
políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los
pobres! Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros levanten la
mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que haya trabajo digno,
educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos.”[1], queremos
transmitirles nuestras esperanzas para el futuro y para las elecciones que se
avecinan:
Deseamos un Proyecto de Nación:
En el que el Bien Común esté por encima de los
intereses personales, de grupos o de partidos.
En el que la Constitución y la Ley, en concordancia
con la razón y el orden de la creación, sean respetadas.
Que sea verdaderamente republicano, es decir, que
garantice la independencia de los tres poderes del Estado, así como la
honestidad y la transparencia en sus funcionamientos.
Que contemple el acceso de todos los ciudadanos a la
justicia. Que rechace decididamente la corrupción y no admita la impunidad.
En el que los niños y los jóvenes tengan una educación
que les posibilite un futuro seguro; que los aleje del peligro de ser
esclavizados por la miseria, las adicciones (drogas -blandas y duras-, alcohol,
etcétera) y las manipulaciones.
En el que quienes deben proveer el sustento a su
familia tengan un trabajo digno y estable que no los convierta en un objeto en
la línea de producción.
Que mire hacia el futuro, es decir, que no sea una
simple respuesta a necesidades coyunturales derivadas de factores internos o
externos. Deseamos acuerdos amplios que permitan generar políticas de estado.
En el que el diálogo entre los dirigentes se destaque
por la hidalguía en el consenso, pero, sobre todo, en el disenso. Un proyecto
de Nación en el que los dirigentes no inciten a la violencia, en el que los
eventuales adversarios no se constituyan en enemigos.
En el que el respeto y el amor a la Patria sea no sólo
simbólico sino, también, real, en el que los dirigentes sean los primeros en
dar el ejemplo.
En el que todos nos esforcemos para construir una
Nación auténticamente federal que no descuide los problemas de las provincias
menos favorecidas y que asegure el reparto en función de las necesidades reales
de cada lugar.
En el que los sistemas de salud, educativo, judicial y
laboral (sindicatos y empresas) estén al servicio del Bien Común. Que no sean
meros trampolines para la disputa del poder, sino verdaderos espacios de
servicio a la comunidad.
Con el fin de procurar que se concrete un proyecto de
país con esas características deseamos que hagan conocer a los ciudadanos sus
propuestas para los desafíos siguientes:
¿Cuáles serán sus proyectos de ley para mejorar la
nutrición, la educación, el trabajo, la política de vivienda y el cuidado del
ambiente?
¿Qué legislación debería promulgarse para enfrentar y
afrontar la prevención y tratamiento de las adicciones al alcohol, drogas y
juegos de azar, y luchar contra el narcotráfico?
¿Qué leyes impulsaría o apoyaría para promover la
cultura del trabajo?
¿Qué leyes cree necesarias para mejorar las
jubilaciones y garantizar el cuidado de los fondos de las cajas previsionales?
¿Cuál es su posición concreta y cómo votaría
eventuales proyectos que propongan la legalización o la despenalización del
aborto, la legalización o despenalización de la eutanasia, la despenalización
del consumo de drogas?
¿Cómo piensa promover el desarrollo de vínculos
saludables entre los miembros de la familia y la comunidad?
El ejercicio de la política que respeta la ética, los
principios morales y trabaja por el Bien Común constituye una de las formas más
altas de la caridad. Esperamos que en su labor siempre cuide de todos,
especialmente de los más desprotegidos, nuestros hermanos que están en la
pobreza, los desempleados, los niños, los ancianos, las madres solteras, las
víctimas de la droga y de la trata de personas, entre muchos otros que sufren
de manera cotidiana.
Planteamos estas inquietudes y reflexiones con espíritu
constructivo, sin dejar de interrogarnos sobre nuestras propias
responsabilidades. Lo hacemos desde la fe en Jesucristo «que es la respuesta
total, sobreabundante y satisfactoria a las preguntas humanas sobre la verdad,
la justicia y la belleza»[2].
Córdoba, 30 de julio de 2017.-
[1] Evangelii Gaudium, 205
[2] Documento de Aparecida (380)