un rito de iniciación obliga a comer
carne humana en México
Luis Pablo Beauregard
LA NACION, 26 DE JULIO DE 2017
El terror del
narcotráfico sigue extendiéndose por México. Y allí por donde avanza desparrama
sus sombrías costumbres y ceremonias macabras. La fiscalía de Tabasco, un
estado en el sudeste del país, alertó sobre la aparición de la antropofagia, o
canibalismo, entre las prácticas de los criminales locales.
Dos adolescentes que comenzaban su carrera criminal reconocieron
que fueron obligados a comer la carne de una de sus víctimas como parte de un
rito de iniciación del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que lucha por
convertirse en la organización criminal hegemónica en México.
La fiscalía ha sido muy celosa con la información
relacionada con los menores, de 16 y 17 años. La unión de tres escenas del
crimen llevó a las autoridades al macabro hallazgo. El inicio de esta historia
violenta fue el 22 de mayo. La tarde de aquel día, un grupo de delincuentes llegó
a Autos Aladino, un mercado de automóviles en Villahermosa, la capital de
Tabasco. Los criminales irrumpieron en el comercio disparando desde varias
motocicletas.
Las cámaras de seguridad del negocio revelaron después
cómo los delincuentes decapitaron viva a una de las cinco víctimas del ataque.
A dos más los mataron primero y después les cortaron la cabeza, y otros dos
fueron degollados. Para coronar la sádica escena, los criminales dejaron en el
sitio una manta con un mensaje firmado por el CJNG.
Este caso estremeció a Tabasco, una región rica en
petróleo que ha visto los delitos dispararse mientras los precios del crudo se
desploman. La caída petrolera provocó una crisis de seguridad en la sociedad.
En enero de 2016, por ejemplo, se registraron 11 homicidios. Un año después, la
cifra fue de 28. En mayo de este año, la cifra alcanzó los 37 asesinatos.
Algunos especialistas creen que la ola de violencia fue desatada por una
disputa de varios grupos de la delincuencia organizada por el control de la región.
La Fuerza de Reacción Inmediata Mixta siguió la pista
del grupo de delincuentes tras el golpe a Autos Aladino. Una nueva pista llegó
el 26 de mayo. Un cuerpo descuartizado fue hallado sobre una ruta estatal en El
Cedro, en el municipio de Nacajuca -11 kilómetros de la capital del estado-, a
pocos metros de una escuela militarizada. Junto a los miembros encontrados
había otro mensaje. "Esto me pasó por rata y pedir cuota... Todos los
Zetas, CDG [Cartel del Golfo], extorsionadores y quienes ayuden, así van a
terminar. Ya empezó la limpia." Así anunciaba el CJNG el inicio de una
guerra de exterminio de sus rivales.
Las extremidades desperdigadas sobre el asfalto tenían
poca sangre. Esto llevó a los peritos a determinar que los miembros habían sido
congelados. La víctima, de entre 19 y 22 años, había sido asesinada 12 horas
antes.
Las autoridades no pudieron conectar los hechos hasta
tres días después. Un convoy fue atacado el 29 de mayo con armas largas
mientras patrullaba el rancho de Tierra Amarilla, en Nacajuca, cerca del sitio
del hallazgo del cuerpo desmembrado. La policía había seguido las pistas dadas
por una denuncia anónima hasta allí, donde fueron recibidos con ráfagas de alto
calibre.
El apoyo de la armada fue determinante para detener a
12 personas, entre las que se encontraban los dos menores de edad. Ninguno de
los arrestados es originario de Jalisco, la entidad en la que se gestó Nueva
Generación, una escisión del Cartel de Sinaloa.
Las declaraciones ministeriales arrojaron que algunas
partes del cuerpo de la víctima hallada en Nacajuca habían sido guardadas en un
congelador de una de las casas de seguridad de la banda. Los menores cortaron
algunos trozos para comerlos. Una fuente de la fiscalía confirmó que los
jóvenes criminales estaban drogados con "piedra (crack) y ácidos"
cuando degustaron la carne humana.
La fiscalía no quiso dar detalles sobre el acto de
antropofagia. Un periodista local que había escuchado a algunos investigadores
comentar la atrocidad preguntó directamente al fiscal Fernando Valenzuela.
"Se tiene conocimiento que estaban en la ejecución de varios delitos.
[Entre ellos] un proceso de iniciación en la que cometían actos atroces",
dijo el funcionario.
A pesar de lo escandaloso, el caso no es nuevo en
México. Grupos del narcotráfico como La Familia Michoacana y Los Zetas han
recurrido al canibalismo como bautismo de fuego. Un ex policía ministerial de
Tamaulipas contó que hace algunos años, un sicario originario de Guatemala
reconoció haberse fumado a algunas de sus víctimas. El asesino a sueldo, parte
del sanguinario ejército de Los Zetas, reconoció en una declaración cocinar en
diésel el cuerpo de las personas que asesinaba. Las cenizas restantes eran
mezcladas con marihuana en un cigarro que era fumado por el homicida. "Eso
lo empezaron a hacer los kaibiles [soldados de elite de Guatemala] que llegaron
con Los Zetas. Se fumaban el espíritu del muerto y su fuerza", cuenta el
ex agente, que pide mantenerse en el anonimato. Años después, la práctica
derivó hasta comer carne humana. La antropofagia ya es costumbre en el largo
catálogo de horrores del narco mexicano.