el ingenio que permite una ganadería
a gran escala en Chaco
En Río Muerto, donde la disponibilidad de agua de
calidad es limitante, la empresa Grupo Agros desarrolló un sistema con 120
hectáreas para captar ese recurso con las lluvias
La Nación, Campo,
12 DE AGOSTO DE 2017
Fernando Bertello
Lo dicen sin eufemismos, directo. Para Luis Francisco
Calvo, director de Grupo Agros, y Nahuel Ríos, gerente de producción en un
campo ubicado a 300 kilómetros de Resistencia, en el noroeste de la provincia
de Chaco, en las puertas de El Impenetrable, lo que están haciendo en ese
establecimiento es cultivo y cosecha de agua.
¿Cómo? En Río Muerto, en una región que suele tener
lluvias de 650 a 700 milímetros anuales, dispersas entre octubre y abril, con
temperaturas máximas de 45 grados que en verano representan una alta demanda
atmosférica, aquí el agua es el recurso limitante para cualquier emprendimiento
ganadero a gran escala. No porque no llueva, sino porque el problema es tener
disponibilidad de agua de calidad. El agua subterránea disponible tiene entre
16 y 20 gramos por litro de sales totales cuando lo máximo tolerable son cinco
gramos.
El campo, de 13.600 hectáreas (de ellas, un 70% está
en producción, con 5000 hectáreas para ganadería y más de 3000 para
agricultura), es de Cabaña Chaco Pampa, de Grupo Agros. Se empezó a desarrollar
en 1998 con un planteo mixto agrícola-ganadero. Se inició con una ganadería de
cría con gatton panic. Sin embargo, la disponibilidad de agua de calidad seguía
siendo limitante. Para tratar de enfrentarla, empezaron a construir enormes
represas impermeabilizadas con geomembranas para captar el agua de lluvia y
utilizar pendientes naturales y caminos para que el agua se dirigiera hacia
esas represas.
Hicieron tres represas con una capacidad para 150.000
metros cúbicos, además de tanques australianos y un sistema de 50 kilómetros de
cañerías para que el agua llegue hasta los distintos potreros. El modelo
permitía tener 3500 cabezas Braford en el campo. En 2009, en un año muy seco
aquí y en todo el país, se compraron además máquinas de ósmosis inversa para
realizar mezclas de agua salada con el agua de represa.
En el campo igual creían que podían hacer más. Sucede
que de una lluvia habitual, tomando como referencia una hectárea de ese sistema
con pendientes naturales y caminos, lo que terminaba después entrando a las
represas era entre el 5 y el 7% del agua caída. Es decir, una baja eficiencia
de cosecha de agua respecto de los milímetros caídos. El sistema de colecta de
agua era de 325.000 litros por hectárea por año y con eso alcanzaba para dar de
tomar a nueve vacas por hectárea año.
El campo estaba con una carga animal de 1,2 vaca por
hectárea/año en el período de lluvias, pero terminada esa temporada se
liquidaban categorías y se quedaba con una menor cantidad de cabezas para
enfrentar el invierno. "Seguíamos acotados por la disponibilidad de agua
para tener un ciclo completo. La carga la regulaba el agua y no el pasto. El
pasto sobraba pero no podíamos subir la carga por el agua. Por eso, dejamos de
orientarnos al agua de extracción y nos focalizamos en el agua de lluvia",
contó Calvo.
Si bien ya tenían las represas y el sistema
"natural" de las pendientes y caminos que llevaban el agua a las
represas, salieron a buscar alternativas que pudieran darle soporte a una
ganadería con más cabezas.
Ayuda menonita
Y en esa búsqueda dieron con Loma Plata, en Paraguay,
donde está una de las colonias menonitas del Chaco Paraguayo. Fueron a ver un
sistema de captación que, para trazar una comparación simple, es como el techo
de una casa que junta agua a través de canaletas y la manda a un aljibe. Sólo
que para el caso de la producción se trata de un área de superficie que se
destina exclusivamente para captar agua. Esto es con camellones (son como
curvas de nivel una al lado de la otra con 6 metros de ancho por 200 de largo y
unos 60 centímetros de altura en su cúspide) orientados a canales secundarios
que recolectan el agua, canales primarios que la llevan a un pulmón o ante-represa
y luego a las mismas represas.
Volvieron maravillados de lo que vieron en Paraguay.
En 2014 empezaron a probar con 25 hectáreas de área de captación y luego
avanzaron hacia un sistema de 120 hectáreas, que pasaron de cultivos agrícolas
a cosechar agua para la ganadería. Contrataron a un agrimensor para que marque
las pendientes y luego se pusieron a trabajar con planos de un ingeniero civil
que indicó la orientación de los camellones y los canales. Trabajaron con
máquinas propias, un tractor y una niveladora para las obras. "La
captación requiere un 2,5% de pendiente, por lo que hay que juntar el agua pero
que ésta no tome velocidad y genere erosión y rotura de canales", graficó
Ríos sobre el sistema.
Todo el sistema está compuesto por las 120 hectáreas
de área de captación, cinco represas, todas impermeabilizadas, 8 tanques
australianos con 300.000 a 500.000 litros, elevados y ubicados cerca de las
represas, además de los 50 kilómetros de cañería que llevan el agua todos los
potreros. El campo tiene ahora capacidad para 230.000 metros cúbicos. "Al
implementar las áreas de captación de agua, que para nosotros es como tener un
cultivo, dimos un vuelvo fenomenal", se entusiasma Calvo.
Los números le dan la razón. Si antes en una hectárea
captaban 325.000 litros por año por hectárea, con el sistema actual están en
3,9 millones de litros por año por hectárea. Pasaron a una eficiencia de
cosecha del agua del 55 al 60% (parte se pierde en el suelo y evapotranspira).
Además, si antes podían darle de tomar a nueve vacas
por hectárea año, ahora, con el sistema implementado de captación con
camellones y canales, están en un nivel de 107 vacas por hectárea año. Con
cualquier lluvia arriba de 20 mm ya pueden obtener agua para las represas
cuando antes necesitaban más de 50 mm.
Ya tienen en el campo 5500 cabezas (30% del rodeo es
de la cabaña Chaco Pampa) y con el sistema podrían poner 3000 cabezas más, ya
con un confinamiento. "Con las lluvias de los últimos cuatro a cinco meses
tenemos agua para las 5500 cabezas para 310 a 340 días", dijo Calvo. En
Río Muerto, un pueblo de 2000 habitantes, no hay agua potable, según cuentan
aquí. Llega de una perforación a 10 kilómetros y se rebombea para la población.
Serían suficientes 20 hectáreas del sistema para que, si bien luego requiere un
tratamiento para la población, se pueda aprovechar esa agua de lluvia.
La inversión según el proyecto
¿Cuánto cuesta hacer el sistema que tienen en el
establecimiento de Grupo Agros? Hacer el área de captación propiamente dicha,
esto es con camellones y canales, demanda un costo operativo de $ 7500 por
hectárea con maquinaria propia. Ahora bien, si hay que recurrir a un
contratista ese costo trepa a los $ 25.000 por hectárea.
En tanto, hay que hablar de otros números si se
empieza de cero con todo, es decir, con represas incluidas, tanques
australianos y cañerías. Según los cálculos que manejan en la empresa, para
este caso hoy realizar una inversión completa para 1000 cabezas, con por
ejemplo una represa de 40.000 metros cúbicos y 20 hectáreas de área de
captación, requiere desembolsar US$ 80.000.
¿En cuánto tiempo se amortiza esto? Si se trata de
hacer de cero toda la inversión, se amortiza en un plazo mínimo de 10 años. En
el campo, las membranas de las represas tienen casi 15 años y exhiben un
deterioro sólo en la parte expuesta al sol, pero no es problemático.
Aprovechando la estructura, en el campo están evaluando hacer pruebas para
agricultura, pensando en la posibilidad del riego por goteo subterráneo.
Diseño
Para poner en marcha una superficie destinada a
captación hay que conocer las pendientes de manera de hacer el menor movimiento
de tierra posible. La captación debe tener una pendiente del 2,5%. Es
importante que el agua no tome velocidad y genere erosión o rotura de canales
Obra
Luego del trabajo de un agrimensor y con planos de
obra, si se cuenta maquinaria propia, un tractor y una niveladora, se puede
realizar el área de captación. Con maquinaria propia cuesta $ 7500 por
hectárea. Con contratista sube a un valor de 25.000 por hectárea.
Mantenimiento
En el área de captación debe haber un control de
malezas para mantener la eficiencia del sistema. En el establecimiento trabajan
con preemergentes y herbicidas residuales. Según los análisis, no se han
encontrado residuos en el agua que se usa para los animales.
Repaso
Así como debe haber un control de malezas que asegure
la limpieza del lugar donde se capta el agua, cada dos años se tiene que llevar
adelante un repaso de los camellones, ya que pasado ese tiempo suelen
degradarse un poco. También se buscan mejoras con la compactación.
Escala
La cantidad de hectáreas para captación tiene que ver
con el proyecto. Puede comenzarse con 20 hectáreas, superficie para 1000
cabezas. En el campo calculan, tomando en cuenta la evaporación y con un
promedio de las distintas categorías de hacienda, 100 litros por día por
animal.