Infocaotica, 28-1-18
No pudieron deponerlo por la pretendida conexión con
Rusia y la supuesta intervención del Kremlin en las elecciones presidenciales
de 2016, así que ahora, los "Progresistas" norteamericanos pretenden
hacer que el Congreso de EUA declare a Trump como incapaz para gobernar por una
supuesta insanía mental y buscan sustentar estos alegatos en un libro: Fire and
Fury, de un tal Michael Wolff, periodista
amarillista quien por otra parte, ha sido señalado por difamar e inventar
historias anteriormente.
Por el contrario, la difusión que los medios
mainstream le han dado al libro sólo viene a convencer más y más al electorado
que votó al empresario inmobiliario para la Casa Blanca del divorcio existente
entre los medios y el pueblo norteamericano y el enfrentamiento entre Trump y
las elites que controlan la opinión pública y los grandes intereses detrás de
una política corrupta que han manejado al país y a buena parte del mundo desde
la llegada de Bill Clinton a la presidencia y hasta Obama; resultando irónico
que los grupos que apoyen como algo normal que un hombre se crea mujer o
viceversa y se mutile en consecuencia, la existencia de más de 100 géneros basados
en parafilias, vicios, fetichismos o perversiones sexuales, confusiones de
identidad, asesinato de inocentes en el vientre, calificar de "religión de
paz" al Islam pese a que el Corán diga lo contrario, considerar al hijab o
velo islámico --contra el que ahora las persas se rebelan-- como símbolo de
libertad, sentirse ofendido por todo ante los muchos complejos y traumas de los
millenials, considerar a los animales igual o incluso superiores a las
personas, sean los que se atrevan de calificar como demente o idiota a quien no
comparte dichas visiones del mundo.
Los "Progresistas" o Liberals parecen no
darse cuenta del hartazgo y las denuncias que circulan por todos lados en
contra de la última entrega de Star Wars por haberla cargado de sus doctrinas a
través del púlpito de Disney, ni que en Europa, no solamente Polonia y Hungría
resisten los mandatos de lo políticamente correcto que emana de Bruselas, sino
que ahora se les unen Austria y República Checa, y que hasta Macrón, en
Francia, parece salirse del redil y empieza a aplicar políticas
sorprendentemente conservadoras y que tienden a revertir el daño hecho por la
Ideología de Género y el Islamismo, mientras que en Alemania, la nefasta Angela
Merkel empieza a tambalearse ante el rechazo del pueblo alemán a autodestruirse
por seguir con el mea culpa del Nazismo.
Lo que ha hecho Trump no es ninguna locura: es
rebelión, es intentar cambiar el estado de cosas: si se burla del "botón
nuclear" de Kim Jong Un es porque ya es momento de poner un alto a los constantes
chantajes y extorsiones de la dinastía norcoreana que a base de amenazas se ha
asegurado sobornos disfrazados de "ayuda humanitaria" que seguramente
son el negocio de alguien que hace contubernio con la familia de dictadores
comunistas de Pyongyang; Trump sabe que el joven líder únicamente despotrica y
habla para aparentar ante sus vasallos que es muy poderoso y temible cuando la
realidad es otra, y porque sabe que los gobiernos cobardes de Japón, Corea del
Sur y el propio EUA caen temblando ante él y acceden a sus demandas de dinero;
si decide reconocer a Jerusalén como capital de Israel es porque así ha sido
desde el año 1,000 a.C. con el Rey David y hay todo un sustento histórico
detrás, más allá de las decisiones de la UNESCO tomadas a base de sobornos y
miedo.
Y si decide reducir el financiamiento de la ONU es
porque la organización internacional hoy en día es un ente inútil que ha
traicionado las intenciones de sus fundadores y no ha resuelto conflicto
alguno, ni servido de foro para ello, en los últimos veinte años, pues su mayor
preocupación es extender la homosexualidad y el antinatalismo.
Trump será un extravagante y un narcisista, pero no es
un loco, quizá es el más cuerdo entre una clase política y unas élites del
poder occidentales interesadas más bien en difundir el caos de la locura en
beneficio de sus intereses.