La Iglesia, el kirchnerismo y la izquierda, los
sectores que agitan la oposición a la universidad docente en la Ciudad
Clarín, 7 de mayo de 2018
Desde que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta
presentó en noviembre el proyecto para crear una universidad docente
-eliminando los 29 profesorados porteños-, la medida encontró resistencia en
distintos sectores. Por obvias razones, las autoridades de los 29 profesorados
porteños se opusieron, pero también sindicalistas lo cuestionaron e incluso la
Iglesia Católica pidió que se retirara el proyecto de la Legislatura porteña.
El rechazo encontró su punto más visible en la
inauguración de la Feria del Libro, cuando un grupo de agitadores, alumnos y
docentes de los institutos de formación irrumpieron en el salón e
imposibilitaron al ministro de Cultura de la Ciudad realizar su discurso.
Pero ¿quiénes son quienes están motorizando el
conflicto?
En la Capital, además de los 29 profesorados públicos,
hay otros 44 institutos privados. En total, en ellos trabajan unos 826 agentes
afiliados a algunas de las entidades del amplio universo sindical porteño. De
ellos, 69 presentan más de una afiliación. La gran mayoría, casi el 70%,
pertenecen a la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) -miembro de la
Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA), vinculada al
kirchnerismo- y a la Asociación docente de la Ciudad de Buenos Aires (Ademys)
-manejado por la izquierda-.
La militancia docente está nutrida principalmente por
estudiantes de profesorados. Más allá de que hay una representatividad menor en
los profesores, los alumnos engrosan las filas de los movimientos más
impetuosos. En ese punto, Ademys atrae buena parte de los jóvenes.
Como sucede en otros ámbitos, también en este punto la
oposición política al macrismo quedó en el mismo bando junto a la Iglesia
Católica: el propio arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Mario Poli, firmó
una carta dirigida a Rodríguez Larreta para pedirle que dé marcha atrás con el
proyecto. La firma de Poli estaba acompañada por la de autoridades de
organizaciones que agrupan a institutos confesionales de gestión privada (y
financiamiento público), que resultarían eventualmente afectados por el
proyecto.
La propuesta elaborada por el ministerio a cargo de
Soledad Acuña plantea transferir los 29 institutos terciarios estatales a una
nueva casa de estudios universitaria pública y gratuita que, por ahora, lleva
el nombre de UniCABA. Más allá de que se cuestiona su viabilidad, en uno de sus
artículos promete estabilidad laboral y respeto por la antigüedad y el salario
para aquellos que hoy trabajan en los profesorados.
El rector -dice el proyecto- será elegido por el
ejecutivo porteño y, como toda universidad, contará con autonomía académica e
institucional y autarquía económica financiera y administrativa.
Sucede que las actuales autoridades de los 29
institutos no responden a la conducción ministerial. Por caso, el año pasado se
tomó por primera vez una evaluación nacional para medir el nivel de
conocimiento de los futuros maestros: pese a que el Ministerio de Educación
dispuso que se lleve a cabo el operativo, los profesorados decidieron no acatar
la indicación y no tomaron el examen.
Es decir, quienes se oponen a la jerarquización de la
carrera docente mediante la creación de una universidad también se oponen a que
sea evaluada la calidad de sus egresados.
Una de las dudas que sobrevuela en torno al proyecto
es qué pasará con los docentes. Según las autoridades, aquellos que no tengan
título habilitante tendrán la posibilidad de realizar un ciclo complementario
en la misma UniCABA para obtener la licenciatura y poder dar clases en la
Universidad.
Por su parte, los alumnos que estén cursando una
carrera en un instituto podrán mantener el plan de estudios o pasarse a las
nuevas currículas. Esos nuevos planes aspiran a "formar docentes del siglo
XXI". Seguirán lineamientos que se acoplan a los de la "Secundaria
del futuro". Por caso, una visión más integral de las asignaturas, el
trabajo por proyectos y la incorporación de las nuevas tecnologías.
Cuando se anunció la UniCABA, se insistió en el
objetivo de alentar la carrera docente. A diferencia de lo que sucede en el
resto del país, en la Ciudad faltan educadores. En 2017, quedaron 144 cargos de
maestro de grado sin cubrir. Por eso, al hacer la carrera universitaria,
intuyen que atraerán más interés en los jóvenes.
Desde este lunes, se escucharán distintas voces de
especialistas a favor y en contra de la universidad docente en la Legislatura.
Una vez concluido el espacio de intercambio, el Gobierno porteño no tendrá
dificultades para imponer el proyecto, ya que cuenta con la mayoría simple
necesaria para su aprobación.