agua
la fiesta abortista de la ONU
By Stefano Gennarini, J.D.
NUEVA YORK, 19 de julio
(C-Fam) La celebración del 25º aniversario de un acuerdo histórico que
entronizó el aborto en la política de la ONU, fue opacada por las políticas
provida de la administración Trump esta semana.
El secretario de Estado de
los EE. UU., Mike Pompeo, hizo el anuncio de que más de $30 millones en
financiamiento le serían retenidos a la agencia de población de la ONU por
tercer año consecutivo, precisamente cuando los países se congregaban en el
Salón de la Asamblea General la mañana del martes para una reunión especial
conmemorativa de la Conferencia Internacional sobre la Población y el
Desarrollo realizada en El Cairo en 1994. La Conferencia de El Cairo le da a la
agencia de la ONU sus órdenes de batalla. Notoriamente, en ella se incluyó el
aborto en políticas de la ONU por primera vez, aunque se optó por no reconocer
un derecho internacional al aborto.
El momento elegido para el
anuncio de Pompeo no pudo haber sido más claro. La actual administración de los
EE. UU. mostró su desprecio por la agencia de población de la ONU, la cual se
pone abiertamente de parte de gobiernos que ejecutan programas coercitivos de
control de población, y promueve el aborto alrededor del mundo.
Y la declaración oficial de
los EE. UU. en la reunión de la Asamblea General subrayó la magnitud del apoyo
bilateral de los EE. UU. en favor de la salud materna, la planificación
familiar y el tratamiento y prevención del VIH/sida. Los EE. UU. gastan más de
$8 mil millones anuales en estas áreas –más de ocho veces el presupuesto de la
agencia de población de la ONU– y es el mayor donante singular de asistencia
bilateral para salud.
“Nosotros no reconocemos el
aborto como un método de planificación familiar, ni apoyamos la provisión,
promoción y recomendación del aborto en nuestra asistencia sanitaria global”,
dijo Austin Smith, representante en ejercicio de los Estados Unidos ante el
Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, en la reunión de la Asamblea
General.
Durante la misma reunión
–notable por la reducida asistencia–, el secretario general de la ONU, Antonio
Guterres, se quejó acerca de la “violenta reacción” a nivel internacional a los
derechos de las mujeres. Países de Europa y América Latina también se quejaron
acerca de intentos de echar pie atrás a nivel internacional en materia de derechos
de las mujeres.
Poco después que Smith hubo
hecho su declaración en la Asamblea General, el secretario para la Salud y los
Servicios Humanos de los EE. UU., Alex Azar, destacó el trabajo provida que ha
hecho su departamento para impedir a las Naciones Unidas promover el aborto –a
veces incluso coercitivamente–.
“Se ha convertido en norma,
en demasiadas agencias de las Naciones Unidas, el impulsar agendas a menudo
enfrentadas con la fe religiosa”, dijo Azar en la segunda Reunión Ministerial
anual para la Promoción de la Libertad Religiosa en Washington D.C.
Azar denunció cómo los
países pequeños son “intimidados y amedrentados en orden a cambiar ya sea sus
leyes o sus normas religiosas o culturales que protegen al no-nacido y a la
familia”.
“Mi departamento ha
encabezado esfuerzos por resistir”, dijo orgullosamente Azar. Describió los
esfuerzos de su departamento en la Organización Mundial de la Salud en mayo. La
Organización Mundial de la Salud es uno de los muchos cuerpos que componen el
sistema de la ONU. El equipo de Azar congregó a nueve países, que representan
más de mil millones de personas, para rechazar la defensa del aborto por la
ONU.
“Los países tienen un
derecho soberano a ser respectados en estos asuntos sensibles y fundamentales”,
subrayó.
Y parecería que los
esfuerzos de los EE. UU. ya están dando frutos. El aborto no fue un tema
prominente de conversación en la Asamblea General esta semana. Solo surgió en
una única declaración de grupo entregada por Irlanda..