domingo, 20 de octubre de 2019

DEUDA PÚBLICA



Y ELECCIONES DEL 27 DE OCTUBRE

Por Héctor GIULIANO

(17.10.2019)

A contrario sensu de lo que comúnmente se cree, en materia de endeudamiento público estaríamos presenciando una de las transiciones más ordenadas que se hayan producido en la Argentina frente a la nueva Crisis de Deuda que estalló el año pasado. Y ello deriva del hecho de que tanto el Gobierno Macri como la oposición – básicamente, Alberto Fernández - en el fondo plantean la misma cosa: 
a) voluntad de pago a ultranza de los servicios de la deuda pública, sin cuestionamientos de fondo, 
b) no pedido de quita de Capital ni baja sustancial de los Intereses, 
y c) reperfilamiento a 4-5 años de los plazos de vencimiento de bonos, es decir, que el peso de las obligaciones prorrogadas pase no al próximo sino al gobierno siguiente.

En la práctica – a estar por las posiciones declaradas hasta la fecha – se trataría del mejor esquema de negociación a favor de los acreedores financieros del Estado, habida cuenta que la Deuda Argentina es la más cara del Mundo y que el objetivo de tal reestructuración, así limitada sólo a una cuestión de plazo, es lograr que la Argentina vuelva al Mercado Internacional de Capitales, es decir, quede habilitada nuevamente para volver a endeudarse.

POLÍTICA DE DEUDA MACRI

El presidente Macri vino a Gobernar con Deuda y en tres años de gestión aumentó las obligaciones del Estado Central cerca de los 100.000 MD[1] netos[2] (92.000 MD).
Paralelamente triplicó los pasivos remunerados del Banco Central (BCRA) – Letras (antes Lebac, hoy Leliq) y Pases Pasivos - que aumentaron de 487.800 M$ a 1.509.600 M$ (1.5 B$) desde el inicio de su administración hasta fines del 2018; y que hoy suman 2.6 B$.
Con el agravante que en ambos casos las tasas de interés de la Deuda Pública se elevaron al nivel de los 70-60 % en Pesos (hasta más del 80 %) y 8-9 % en Dólares.

Proyectado en forma anualizada el Gobierno Macri tiene Intereses a Pagar del Tesoro por 1.2 B$ (≡ 18.000 MD) y del BCRA por 1.8 B$ (≡ 30.000 MD).
Además de la Deuda Dolarizada de una decena de Provincias, de las que el Estado Nacional es garante en última instancia.
Con la especial particularidad que después de haber fracasado abiertamente en su gestión económico-financiera y llevado al país a una nueva situación de cesación de pagos, el presidente Macri recurrió a un mega-préstamo de emergencia Stand-by del Fondo Monetario Internacional (FMI) por 56.300 MD a mediados del 2018 para poder sostenerse en el Gobierno hasta fin de su mandato; pero que incluso este crédito de salvataje fracasó en el corriente año y constituye un agravamiento de la Crisis de Deuda que se traspasa a la nueva administración que va a ser electa el 27.10.

Macri deja al país endeudado en una de las peores condiciones de la Historia Financiera Argentina: 
a) Un stock de Deuda Pública de 350.000 MD (al 30.6 de este año), 
b) Una carga de Intereses a Pagar aumentada en forma más que proporcional al aumento del Capital o Principal de la Deuda (hoy del orden de los 20.000 MD anuales), 
y c) Un peor perfil de vencimientos, por fuerte concentración de Deudas a Corto Plazo (fundamentalmente Letras del Tesoro).

Y, tanto o más grave aún, con un sobre-endeudamiento bicéfalo por la paralela configuración de una elevadísima Deuda cuasi-fiscal del BCRA que es más costosa e inmanejable que la del Gobierno Central.
Según el Proyecto de Ley de Presupuesto 2020 enviado al Congreso, el año que viene le caen al país vencimientos de Capital por 52.000 MD y además, entre Nueva Deuda y renovaciones de Letras del Tesoro, se prevé tomar otros 43.000 MD. En total, colocaciones por casi 100.000 MD (95.000) - sin contar al BCRA - en un país que está en default fáctico (!).[3]

Después de la primera gran ola de endeudamiento del Proceso Militar (1976-1983) y de la década de la Convertibilidad Menemista (1989-1999), la del gobierno Macri es la tercera y probablemente la más gravosa de estas grandes oleadas de aumento de la Deuda del Estado bajo políticas neo-liberales en la Argentina.   




POLÍTICA DE DEUDA KIRCHNER

Durante los 12 años de administración kirchnerista la Deuda del Gobierno Argentino aumentó en unos 100.000 MD (tanto como la de Macri en sólo 3 años), pasando de 151.000 MD a mediados de 2003 a 254.000 MD en Diciembre de 2015.
El gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) partió de la base que no iba a cuestionar la legitimidad de la Deuda Pública – que estaba en default desde la declaración del presidente Rodríguez Saá en Diciembre de 2001 – negoció un nuevo Megacanje en 2005 (que luego fue ampliado en 2010) y pagó en forma total y anticipada la deuda que nuestro país tenía con el FMI (por 9.530 MD, en Enero de 2006) respondiendo a exigencias de este Organismo y en momentos en que el mismo estaba fuertemente involucrado en irregularidades por los préstamos dados a la Argentina, según un Informe crítico de la Oficina de Evaluación Independiente (OEI) del propio Fondo.

Desde ese momento – y sobre todo durante la doble gestión de su esposa, Cristina Fernández – el gobierno kirchnerista procedió a realizar pagos récord de servicios de Capital e Intereses a los Acreedores Privados Extranjeros abonándolos con recursos que tomaba de entes del propio Estado (fundamentalmente BCRA, FGS ANSES y Bancos Oficiales, con el BNA-Nación a la cabeza).
Esto llevó a que, por un lado, se descargara el peso de la Deuda Pública Externa (que a fines de 2015 era el 29 % de la Deuda Total) pero que paralelamente creciera el problema de la Deuda Interna Intra-Sector Público o Deuda Intra-Estado, que a Diciembre de 2015 constituía el 57.2 % de la Deuda Pública Total.

La contracara de esta menor presión del endeudamiento externo – que no fue rebaja de la Deuda Total dado que la misma aumentó más de 100.000 MD en todo el período Kirchner (unos 105.000 MD, resultantes de un stock de deuda de 150.000 MD al 30.6.2005 contra 254.600 MD a Diciembre de 2015) – fue el creciente aumento paralelo del pasivo del  BCRA por Lebac y el empapelamiento de la ANSES y los Bancos Oficiales con títulos públicos sin capacidad de repago, producto todo ello de la Política de pago de Deuda Externa con Reservas, reservas que luego se cubrían con Deuda cuasi-fiscal tomada principalmente por el BCRA.

Y a esto se sumó después el arreglo con el Club de París de Mayo de 2014 por 9.700 MD, de los que 3.700 MD eran Intereses Punitorios (sobre una deuda consolidada de 6.000 MD).
Asimismo, el mal manejo de la cuestión de los Holdouts – los tenedores de bonos que no entraron en el Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005 – terminó implicando un pago final de 18.400 MD: 6.200 por Capital, 5.500 por Intereses Moratorios y 6.700 por Intereses Compensatorios o Punitorios.

El hecho que la Deuda Pública con Acreedores Privados dejada por la administración Kirchner al final de su gestión fuera de sólo el 30.7 % del total – sin contar otro 12.0 % de los Organismos Financieros Internacionales – y habiéndose quedado el Estado con el 57.2 % como Deuda Intra-Sector Público fue considerado expresa y reiteradamente como una herencia positiva por parte de la administración Macri y de los economistas del establishment.
Esta situación dio lugar a que el Macrismo volviera a incrementar - en gran escala y sin demostración alguna de capacidad de repago - la Deuda Externa del Estado, llevándola actualmente a una composición más agravada por tipo de acreedor: 42.8 % con Acreedores Privados, 20.2 % con Organismos Internacionales y 37.0 % con Deuda Intra-Estado.

La Política kirchnerista de endeudamiento había quedado formulada en la llamada Hoja de Ruta Boudou, que comprendía tres pasos: 1. Arreglo con los Holdouts, 2. Nuevo Acuerdo con el Club de París, y 3. Regreso al Mercado Internacional de Capitales, para volver a endeudarse. Pero esta secuencia quedó trunca por la cuestión de los Holdouts. 

POLÍTICA DE DEUDA LAVAGNA

El Dr. Roberto Lavagna fue quien piloteó la transición económico-financiera 2002-2005, cubriendo las administraciones Duhalde y primera etapa Kirchner.
Contó para ello con el trabajo en tándem de su predecesor, Remes Lenicov, bajo quien se produjo la mega-devaluación post-convertibilidad del 2002, la pesificación asimétrica y la emisión de unos 31.000 MD de nuevos Bonos a posteriori de la Crisis de Deuda del 2001 para cubrir los efectos de dicha pesificación.

Tanto a Lavagna como a su entonces Secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen (hoy uno de los principales asesores del candidato Alberto Fernández) se les atribuye el mérito de un supuesto éxito de negociación en el Megacanje Kirchner de 2005 pero los datos de la realidad no prueban precisamente tal cosa:
a) Se declinó cuestionar la legitimidad de la Deuda Pública pese a que existían tramitándose en la Justicia Argentina la Causa Olmos II – continuación de la Causa I, que tenía sentencia del Dr. Ballestero y había sido dictada en el 2000 – y especialmente la nueva Causa por las probadas irregularidades del Megacanje De la Rúa-Cavallo del 2001. Peor aún, porque la mayor parte de los bonos resultantes de dicho Megacanje 2001 – se estima entre un 80 y un 85 % - fue incluida en la reestructuración conducida por Lavagna en el 2005.
b) La quita efectiva del Megacanje 2005 fue de 27.000 MD (el 43.3 % de los bonos canjeados): producto de la diferencia entre bonos aceptados para el canje por 62.300 MD menos Nuevos Bonos emitidos por 35.300 MD.
c) Pero esta quita de 0.43 por Dólar fue compensada más que totalmente con la entrega de Cupones PBI por valor de 0.48 US$ sobre el Valor Nominar 1, de modo que en realidad no hubo quita sino, por el contrario, un premio de 0.05 por Dólar.

Con el agravante clave que la mayoría de los bonos canjeados estaban ya en manos de grandes Fondos Buitre que habían comprado esos títulos cuando cotizaban como Bonos Basura a 20-25 % de su valor o menos después del Default de 2001, lo que les incrementaba sustancialmente las ventajas financieras del cambio de bonos..
Y con el problema adicional de que quedaban fuera de este Megacanje unos 20.000 MD de bonos en manos de Holdouts que no ingresaron entonces en la operación y que terminarían luego haciéndole juicios de reclamo a la Argentina que le costaron muy caros al país.

Paradójicamente, el Dr. Lavagna confiaba en que luego del Megacanje Kirchner 2005 el país podía volver al Mercado Internacional de Capitales - es decir, que podía volver a endeudarse - mientras dejaba irresuelto el problema de los Holdouts.
En ese entonces el Lic. Guillermo Nielsen era Secretario de Finanzas y el Dr. Alberto Fernández era Jefe de Gabinete de Ministros (2003-2008), bajo la presidencia de Néstor Kirchner.    




[1] Las abreviaturas MD/M$ y B$ significan Millones de Dólares/Pesos y Billones de Pesos respectivamente y se expresan siempre con redondeo de cifras, razón por la que pueden darse mínimas diferencias entre totales y sumatoria de términos.
En la mayoría de los casos, los importes se muestran en Pesos y Dólares equivalentes (≡), al tipo de cambio vigente a esa fecha.
[2] Decimos netos porque, en realidad, las colocaciones de Deuda en el trienio 2016-2018 por parte de la administración macrista fueron mucho mayores – del orden de los 162.000 MD – pero al mismo tiempo – como resultado de las sucesivas devaluaciones - se produjo una fuerte licuación de la Deuda Pública en Pesos al ser expresada en Dólares, con un ajuste de valuación de casi 70.000 MD.
[3] El reperfilamiento decidido unilateralmente por Decreto 596/2019 del presidente Macri implica además el traspaso al nuevo gobierno de unos 12.500-14.000 MD que vencen durante el segundo semestre de este año difiriéndolos a 90 y 180 días, que pasan así a recargar la agenda de pagos de Diciembre y de Febrero próximos.