que rodean a Evo Morales
Por Nicolás Sanz
Tribuna de Periodistas,
-23/11/2019
En estos tiempos de duros
enfrentamientos en Bolivia, donde la cantidad de muertos por las protestas
ascenderían a por lo menos 27, el ex presidente de ese país, Evo Morales,
denunció la “violencia golpista de la Nación”.
Sin embargo, la historia del
reciente otrora primer mandatario del Estado plurinacional de Bolivia, se
encuentra plagada de muertes.
Por caso, la truculenta
trama de asesinatos que rodean a Evo comienza antes de que asumiera la
presidencia, por el año 2003, mientras ejercía la titularidad del Sindicato de
Cocaleros. Entonces, según el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada y el ex
ministro Carlos Sánchez, Morales y el líder Aimara, Felipe Quispe, fueron los
responsables de las muertes que dejó lo que se denominó como la “guerra del
gas”.
Fue la propia abogada
defensora, Ana Reyes, quien aseveró que la culpa del trágico hecho la tenían el
propio Evo y Quispe, no casualmente, ex miembro de un grupo indigenista armado.
Si bien las familias de las
ocho personas fallecidas en ese momento alegan que la escena aconteció a razón
de un plan del Gobierno de Sánchez de Lozada, fue este último quien sufrió un
atentado en su oficina al recibir una lluvia de balas que no llegaron a
alcanzarlo.
Para agregar más dudas a la
historia oficial que brindan los familiares de los fallecidos, según tres
fiscales bolivianos, se determinó que la fuerza militar utilizada en varios de
los disturbios fue “proporcional y de forma controlada”.
Es bastante elocuente la
culpabilidad de Evo Morales respecto de las muertes de aquel fatídico octubre
del 2003. Él se muestra como una persona realmente dura a la hora de defender
sus convicciones.
Sin ir más lejos, el lunes
30 de octubre pasado, manifestó no entender a aquellos que no reconocen su
victoria en primera vuelta, resaltando en su discurso una frase cuanto menos
polémica: “Patria o muerte”.
Las protestas de la muerte
Desde la asunción del
Movimiento al Socialismo (MAS) al poder, se han registrado un retahíla de
hechos conflictivos que terminaron con la vida de más de 100 manifestantes.
En 2006 se dio un
enfrentamiento entre mineros asalariaos y cooperativistas en Huanuni. El saldo
fue de 12 muertos y 60 heridos.
En 2007 se registró la
Calancha en Sucre. Chuquisaqueños salieron exhortar a las calles la restitución
de Capitalía plena. Luego de un enfrentamiento con policías, militares y un
grupo con afinidad al Gobierno de Evo Morales, se supo que 3 personas murieron
por el disparo de armas, y cuatro universitarios terminaron gravemente heridos.
Ese mismo año se registró un
enfrentamiento con motivación racista, el mismo se dio entre dos grupos, uno
afín al Gobierno y otro opositor. El resultado: dos muertos.
En 2008 el Sindicato de
Huanuni se enfrentó con la Policía y el Ejército dejando un saldo de dos
mineros muertos y decenas de heridos en Caihuasi.
Ese mismo año, se humillaron
campesinos en la plaza principal de Sucre resultando 25 rehenes, 227 campesinos
afectados, y 12 personas ligadas al Comité Interinstitucional que recibieron
seis años de prisión.
Por último se registró la
“Masacre del Porvenir” o “Masacre de Pando” dejando un saldo de 13 muertos y 53
heridos.
En 2009 tuvo lugar la
masacre en el Hotel Las Américas, en Santa Cruz de la Sierra que tuvo como
resultado tres muertos.
En 2010 llegó lo que se
conoce como “represión y muerte en Caranavi”, la cual se dio en el marco de
promesas electorales de Evo Morales a los pobladores de Alto Berni. Este episodio
culminó con la muerte de dos jóvenes.
En 2011 se gestó una
violenta represión contra indigenas del Tipnis, en Chaprina, 40 dirigentes
terminaron detenidos y 70 indígenas lesionados por parte de la policía que
alcanzó a varios activistas y defensores de los derechos humanos.
En 2012 se dio una represión
en Yapacani en el marco de las exigencias de un Congreso por la renuncia del
alcalde del MÁS. Sin embargo la policía reprimió la medida resultando tres
muertos.
Ese mismo año, una
plataforma de luchadores sociales contra la impunidad, por la Justicia y la
memoria histórica, culminó con la muerte de 25 personas.
En 2013 se llevó a cabo la
“Represión en Apolo”. Se trató de una violenta incursión a comunidades de Apolo
con presunto motivo de la erradicación de la coca, dejando como resultado 4
muertos.
En 2014 se enfrentaron
cooperativistas por la Ley Minera y Metalúrgica con la policía boliviana
dejando un saldo de dos muertos.
Ese mismo año el Ejército
torturó a un grupo de 83 estudiantes de la Universidad Indígena Tupak Katari.
Entre el 2014 hasta la fecha
se dieron otros conflictos que dejan mucho lugar al imaginario, teniendo en
cuenta las protestas que actualmente se están dando en el país vecino.
Luego de una serie de
irregularidades que permiten confirmar que Evo Morales intentó eternizarse en
el poder, la gota que derramó el vaso fue el fraude en las elecciones
presidenciales, por lo que puede concluirse que el hoy ex presidente fue un
pilar fundamental en el inicio de estas protestas y, por consecuencia,
corresponsable de los hechos que hoy dice repudiar.