Gian De Biase
Libre, February 5, 2020
Hemos visto todo el
entusiasmo del pueblo británico, celebrando su salida abrupta de la Unión
Europea, que cada día parece más la Unión de Repúblicas Socialistas Europeas,
con política destructoras para el campo, leyes tan absurdas como regir la
curvatura de los bananos o queriendo usurparle sus funciones poco a poco, a
cada uno de los Estado-Nación para pasársela a la burocracia en Bruselas, que
poco o nada saben de la realidad de Europa.
Europa fue una en un
Cristo. La única vez que las
distintas naciones europeas dejaron de matarse o someterse entre hermanos, fue
cuando a través de la Iglesia Católica, formalizada con Constantino como ahora
una religión con estructura física y jurídica, ya no solo religiosa, y ya no
perseguida, para poder iniciar la labor evangelizadora en todos los pueblos
europeos.
Y así fue. Después de mucha
sangre, a veces entre hermanos. Muchos mártires que dejaría la Iglesia, y no
solo esto, muchos Reyes y Reinas Católicos, y muchísimo más cristianos de a
pie, el pueblo llano, dejarían su vida por causa del Amor, la Verdad y el único
camino para conseguirlo, que es Nuestro Señor Jesucristo.
Pero para no entrar en
diatribas teológicas. La Época cristiana, es decir, los mil años de prosperidad
y avance que nos otorgó la Edad Media, que marcó el inicio de una nueva era con
la muerte de Dios en la Cruz. Ha sido el momento más pacífico de la Europa
unida, que en sus diferencias culturales, se respetaron, porque decidieron
creer en el mismo Dios, el verdadero y único.
Los británicos, fueron muy
entusiastas de Cristo, incluso, todos recuerdan al Rey Ricardo I de Inglaterra
¡Corazón de León! Que pelearía por defender la Tierra Santa. El cual ante la
necesidad de volver a los menesteres de su Reino, la conspiración constante de
su hermano Juan y la terquedad del musulmán Saladino, llegó a un acuerdo con
este último que garantizó la entrada a los cristianos a la Tierra Santa y una
paz de 3 años.
También cuna de grandes
intelectuales católicos, como saint and sir Thomas More, mártir de la Iglesia y
detractor de la reforma luterana. Quien condenó y persiguió la herejía en
Inglaterra como juez y subprefecto de Londres. Incluso llegando a contrariar
medidas de Henry VII. Hizo amistad con the King Henry VIII, al cual ayudó a
escribir un libro llamado “defensa de los 7 sacramentos”.
Pero al estar Santo Tomás
Moro, como es conocido en castellano, contra el matrimonio de Henry VIII, quien
quería la nulidad eclesiástica del sacramento del matrimonio, en la búsqueda y
capricho de un heredero varón al trono, cosa que su actual esposa, la Reina
Catalina de Aragón, no podía concebirle. Fue así como el the King Henry VIII
nombra a Thomas More como su canciller durante el período 1529 y 1532, en vista
de la demora de los anteriores en conseguir la nulidad de su matrimonio, el
cual renuncia un día después que el Clero Católico Inglés, se convirtiera en la
iglesia anglicana, con el Rey como Papa.
Al rebelarse en Rey contra
la Iglesia Católica, el Papa, el Clero y Dios, consiguió la desaprobación de
gran parte de la nobleza británica. La Reina Catalina, fue despojada de sus
títulos, reducida a Princesa Viuda de Gales, y su hija, la Princesa de Gales,
declarada ilegítima y degradada a lady. Por su parte, Thomas More, fue
arrestado por no reconocer al nuevo líder de la nueva iglesia, es decir, a su
ex amigo y el Rey. Fue decapitado en Tower Hill el 6 de 1535, a pesar de toda
la presión de la Iglesia y sus amigos del resto de Europa. En su ejecución
sentenció: “I die being the King’s good servant—but God’s first” (“Muero siendo
el buen servidor del Rey, pero de Dios primero”).
Volviendo a la actualidad.
No es muy distinto de lo que ocurre. El nacionalismo británico, que se ha sido
fuerte. Hoy se encontraba en su punto más débil. Había sido acobardado y dopado
por el asambleísmo socialista que emana de la Unión Europea ¡Pero los bretones
despertaron! Y decidieron decir ¡No! A la imposición de un montón de burócratas
sobre cómo hacer las cosas. Burócratas que no entienden de los británicos, ni
de nada.
El Primer Ministro Boris
Johnson viene a consolidar y reafirmar lo que dijo el pueblo británico en las
urnas ¡No más Europeísmo! Que no es lo mismo a Europa. Ahora que los británicos
se sacuden el yugo globalista y socialista de la UE, esperemos que sean capaces
también de romper el yugo masónico, con el cual tienen más tiempo lidiando, y
mantiene a su país en crisis constantes, como ocurre en gran parte del mundo
Moderno, para no decir todas las naciones.
Si los británicos quieren
enderezar el rumbo, deben hacerlo a profundidad. Deben replantearse quienes
son. Los británicos siempre han sido profundamente nacionalista, pero hace
mucho tiempo decidieron darle la espalda a Dios y abrazar la ciencia. Ojalá
estos nuevos rumbos, los encausen por el camino de la Verdad, rumbo que jamás
han debido haber perdido, como parte del Pueblo de Dios.
La labor histórica del
Conservative Party, de los tories, es
hacer el Reino Unido Grande Otra Vez (Make Great Britain Great Again!), eso
pasa por un examen de consciencia histórico, para no seguir repitiendo los
mismos errores y seguir viviendo, en ciclos constantes de fracasados, que pocas
personas han sabido dirigir, a pesar de las diferencias, personas de la
historia reciente como sir Wiston Churchill, the baroness Margaret Thatcher and
the Queen Elizabeth II, personas que han puesto el Reino y sus subditos
primero.
Y con el entristecedor
fallecimiento de sir Roger Scruton, uno de los mejores intelectuales del mundo
Moderno, y especialmente de los británicos, dejo de brillar y de ser una guía,
pero inspirados en su conocimiento y corazón, los británicos pueden y son
capaces, de replantearse las cosas. Lo han hecho en el pasado, pero hace 5
siglos no lo hacen. No lo hacen desde que por los caprichos de un Rey cólerido,
decidieron darle la espalda a sus hermanos y a su Dios. Hoy tienen la
oportunidad de enderezar el rumbo del navío.
¡Feliz Brexit Day! Que solo
traiga mayor tranquilidad para todos los británicos, y para todos aquellos, que
somos defensores de la sociedad occidental cristiana.
Sobre el autor: Gian De
Biase es politólogo y analista internacional.