y la confusión controlada
Por Osvaldo José Capasso
Tribuna de Periodistas -01/05/2020
Las pandemias han azotado a
la humanidad desde tiempos remotos. Durante siglos fue parte de una tragedia
normal en el desarrollo de las especies y su compleja manera de adaptarse a los
cambios del medio ambiente, ya sea aquellos impuestos por la propia naturaleza
y otros que han sido exclusiva responsabilidad de los seres humanos, por acción
u omisión.
Consultando múltiples
informes científicos e intercambiando pareceres con investigadores, he ido
recopilando datos y elaborando hipótesis que trataré de volcar en esta nota,
adelantando que me resulta imposible desarrollar el tema en términos
estrictamente técnicos, a fin de hacer más comprensible al lector lo que
pretendo exponer.
En primer lugar, voy a
expresar algo que me llamó poderosamente la atención: no existe en ningún
laboratorio del mundo cepa alguna responsable de la llamada “gripe española” de
1918. Es decir, no hay virus original aislado de la enfermedad, ni tampoco
brotes de la misma.
Sí existe una reconstrucción
efectuada, a partir de fragmentos de genes, en un laboratorio de alta
bioseguridad por lo cual conociendo su secuencia genómica es muy posible
recrearlo sintéticamente.
Alguien podría preguntarse
las razones por las cuales ninguna potencia mundial lo utilizó como arma
biotecnológica para desatar una pandemia controlada o para hacer algún negocio.
La respuesta es sencilla:
los adelantos científicos permiten determinar fácilmente un virus creado
artificialmente, independientemente de la virulencia menor que hoy tendría
aquella gripe.
Probablemente por ello la
búsqueda de los patógenos que sirven para desatar bioterrorismo o una pandemia,
transita por otros caminos que suelen ser mucho más lentos pero que poseen
ventajas mayores.
Hacia el año 2002 la
aparición del virus del Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS) generó una
alerta mundial por un brote que rápidamente se convirtió en pandémico.
Como el paso del tiempo nos
suele nublar o borrar nuestros recuerdos, voy a mencionar detalles de informes
científicos de aquellos tiempos.
Se hablaba de un virus de
gran transmisibilidad y morbilidad del cual ignoraban su origen y su posible
asociación con otros patógenos oportunistas que pudiesen agravar la enfermedad.
La comparación de la
secuencia genómica de diferentes cepas generaron discrepancias en cuanto a si
la epidemia del SARS surgió como un brote único o se produjo por más de un
genotipo.
Sin embargo, este hecho se
consideró secundario frente a una amenaza que se terminó controlando en agosto
del 2003 habiendo afectado a 8.422 individuos en 28 países, con 916 muertos y
advirtiendo que “está claro que no se ha marcado el fin del SARS y que la
aparición de un solo caso puede significar el comienzo de una nueva oleada
aunado a la aparición de otras enfermedades como la influenza aviar” (Síndrome
Respiratorio Agudo Severo-SRAS-Lecciones y Retos. Nereida Valero, Yraima
Larreal , Jesús Mosquera y Enrique Rincón. Trabajo fundado en 72 trabajos y
bibliografías internacionales sobre el tema).
Las zonas más golpeadas
fueron países de Asia (China, Hong Kong, Singapur, con unos 7.200 casos),
Canadá con 251 casos, EEUU con 33 casos y Colombia con 665 casos. Europa y el
resto del mundo prácticamente no fueron afectados.
En el año 2004 aparecieron
algunos casos aislados, pero llamativamente todos los infectados formaban parte
de diferentes laboratorios que aún hoy siguen funcionando en distintos países.
Si bien la Organización
Mundial de la Salud (OMS) había dado por terminado el estado de alerta por la
desaparición inesperada del virus, muchos laboratorios siguieron con las
manipulaciones genéticas de aquel.
Aquella pandemia fue
limitada y controlada, pero alcanzó para que pudiesen determinar que la
multiplicación de los casos NO era exponencial salvo para personas que se
encontraban en lugares cerrados (hospitales, sanatorios, geriátricos, etc.) y
el desarrollo de la enfermedad se producía de manera muy lenta.
Destaco que investigadores
alemanes encontraron en pacientes infectados por SARS hallazgos de
paraminoxavirus a través de microscopía electrónica y que los calificaron de
“sugestivos” a pesar de que luego dieron extrañamente resultados negativos al
test RT-PCR.
No voy a describir los
síntomas y patologías que habían sufrido las personas infectadas en el año
2002, pero puedo afirmar que no se diferencian en nada con lo que hoy sufren el
llamado Covid 19 (ó SARS-COV 2).
En esos años la comunidad
científica afirmaba que solamente transmitían la enfermedad los pacientes
sintomáticos a los cuales se los aislaba de inmediato.
Por todo esto considero que
hasta allí, los hacedores de la pandemia, habían logrado dar un primer gran
paso.
Expliqué antes que fabricar
un virus sintéticamente en un laboratorio o modificar uno existente para
acrecentar su agresividad es sencillo de detectar si el virus es dispersado en
la comunidad.
Por ello, se necesita tiempo
para transferirlo antes a un huésped animal y así lograr que mute para poder
esconder cualquier tipo de manipulación genética que pudieran haber realizado
en un laboratorio.
Esto lleva años de
ensayo-error y logrado el objetivo las vías de acción son varias: a) esperar
que naturalmente el virus salte del reino animal al humano; b) tomar el virus
del huésped animal y dispersarlo en la sociedad, c) inocular el virus a partir
del huésped animal a un receptor humano para luego extraerlo ya con 2
recombinaciones (animal-humano) y sus respectivas mutaciones para luego
liberarlo en la sociedad.
Así se puede hacerlo
circular mundialmente.
Ahora bien, ¿cuáles serían
las motivaciones?
Desde el punto de vista
geopolítico, infinidad de razones.
Desde el punto de vista
económico, millones de razones detrás del negocio de los laboratorios que
contaron con 18 años de ensayos para obtener probablemente “el veneno y el
antídoto”, en base a investigaciones avanzadas que existían en aquel entonces y
que fueron suspendidas por la OMS (oficialmente, pero no para los segmentos
clandestinos) por la desaparición del virus.
En el año 2005 la
Universidad Autónoma de Barcelona había hecho estudios que recomendaban
investigar los inhibidores de la proteasa (una enzima de los virus), los
inhibidores de la helicasa (idem) y las ribozimas: ácido ribonucleico (ARN)
antisentido para combatir al SARS (o SARS-COV 1).
También estaban en diseño
vacunas basadas en péptidos procedentes de la proteína “S” que resultaba un
excelente inmunógeno y que además, su neutralización mediante anticuerpos es
muy efectiva porque se evita el contacto con el receptor celular.
Queda
claro, entonces, que en la práctica no existen diferencias sustanciales entre
aquel SARS-COV 1 y este SARS-COV 2 (Covid 19).
A
pesar de los esfuerzos del mundo científico por explicar que se trata de un
nuevo virus, estamos hablando básicamente del mismo del 2002.
Los científicos,
especialistas y otros que suelen invadir la televisión y otros medios señalan
que es el mismo individuo con un traje diferente, pero en rigor de verdad es el
mismo individuo con el mismo traje que se colocó un pañuelo en el bolsillo.
Insisten con qué los
nucleótidos (componentes de la cadena de ARN) del SARS-COV 1 y el SARS-COV 2
solamente coinciden en un 80% pero se omite informar que existen otras
proteínas mucho más conservadas y que constituyen otras posibles dianas del
virus sobre las que diseñar fármacos antivirales. Estas proteínas son su
proteasa y su polimerasa con las que comparten un 96% y un 97%,
respectivamente.
Las diferencias que se
señalan sobre nucleótidos o aminoácidos que componen a ambos SARS suelen
cambiar en función de las diferentes recombinaciones (cantidad de huéspedes que
infecta) a las que se ven sometidos (ya sea natural o artificialmente) y que
producen mutaciones en ciertas características de los virus.
De allí a decir que un virus
mutado es otro virus diferente ha terminado por confundir a la comunidad
científica que avanzó con terapéuticas como si se enfrentara a un nuevo
patógeno y hoy vuelve sobre sus pasos para inhibir la síntesis proteica del
virus tal y como se estaba haciendo con el SARS-COV 1 en el 2002 y años
posteriores.
Por eso hoy se ha llegado a
la conclusión que el genoma de SARS-CoV-2 a lo que más se parece actualmente es
a un virus aislado en murciélagos con el que comparte el 96% de su genoma
(Andersen KG, Rambaut A, Lipkin WI, Holmes EC, Garry RF. The proximal origin of
SARS-CoV-2. Nature Medicine 2020).
Este indicio es sustancial
para sospechar que la manipulación del SARS-COV 1 se extrapoló al reino animal
(murciélagos) de manera natural o forzada para generar una variante más
efectiva del virus y generar una pandemia descontrolada.
Voy a señalar que lo
realmente muy sugestivo es que lo que varió en el SARS-COV 2 (Covid 19) es la
llamada proteína “S” (spike protein) que se estaba investigando en los años
2002 al 2004 como ya expliqué antes, (hasta que la OMS suspendió los trabajos)
y que tenían como objetivo desarrollar una vacuna preventiva hacia el futuro.
Ahora resulta ser que esta espiga proteica S es el anclaje (o llave de entrada
al huésped humano) que se ha convertido en mucho más activa y rápida para
esparcir el contagio aprovechando los llamados “superspreader” que son
pacientes con mucha mayor capacidad de transmisión.
Para mi gusto, demasiadas
casualidades y todas convergiendo al mismo tiempo.
Y señalo este punto porque
las recombinaciones naturales (pasajes de un huésped a otro) suelen producir
mutaciones, pero casi siempre en las cadenas de ARN que suelen desembocar en
replicaciones erróneas, o sea, no suelen perfeccionar el sistema invasivo pero
si el sistema de resistencia a las distintas terapias de ataques que soportan.
Cuando el virus invadió al huésped su objetivo es la supervivencia.
En conclusión, nos
encontramos frente a la misma pandemia que ya invadió muchos países en el año
2002 a través de un virus similar al de aquel momento y que se encuentra
modificado, a mi entender, por obra de la acción humana aunque se hayan
utilizado receptores animales intermedios para esconder la manipulación.
¿Cuáles serían las
diferencias entre las pademias? Varias.
Actualmente se ha logrado
viralizar la multiplicación de muertes a través de los medios de
comunicaciones, redes y otras tecnologías de comunicación. Los motivos ya
aparecerán a la luz.
La OMS, en esta ocasión, ha
optado por imponer que el contagio se produce también a través de vectores
sanos, asintomáticos u oligo-asintomáticos y sobre esto no existe ninguna
prueba empírica. Medir si aumentó la inmunoglobulina IgG (anticuerpos en
sangre) en pacientes sanos y que la misma se encuentre elevada solamente
demuestra que el paciente estuvo expuesto a una infección y si es viral es
indetectable a que virus se encontró expuesto o su margen de especificidad
tiene una tasa de error alta.
De esta manera han logrado
confinar a gran parte de la población mundial y no solamente a los infectados.
No advierten que el sistema inmunológico de aquellos pacientes que no son de
riesgo se deteriora y baja con el aislamiento y casi con seguridad al salir del
“encierro impuesto” esas personas se verán expuestas a multiplicidad de
infecciones por efecto del sistema similar a aquel film conocido como “El chico
de la burbuja de plástico”.
En el mundo mueren millones
de personas a diario y no hay posibilidades de establecer si finalmente todos
aquellos presuntamente fallecidos por el Covid 19 tuvieron como causa de muerte
esa enfermedad u otra patología adquirida o previa a la presunta infección.
Y la realidad es esta porque
se prohibieron las autopsias y los test sobre personas fallecidas sospechosas
de haber contraído la enfermedad, que podrían ser la gran mayoría.
Resulta
hasta hoy, inexplicable para mí, que si se decide aislar a todo el mundo porque
la vía de contagio del virus es la respiratoria, un cadáver - que por razones
obvias difícilmente respire- pudiese contagiar a otros individuos.
El test RT-PCR no es
infalible ni específico para el Covid 19 porque como ya he explicado su
similitud con otros virus es muy alta.
Lo que es un hecho es que
estos virus suelen ir atenuando su accionar con el paso del tiempo, porque se
van autolimitando y hasta suelen desaparecer de manera sorpresiva. Esto vale
tanto para los países que adoptaron confinamiento obligatorio como para
aquellos que han sido más laxos al respecto.
Posiblemente hoy exista una
carrera contra reloj en el caso de que no estemos ante una segunda prueba mucho
más expansiva y profunda que la que se desató en el 2002.
Si el objetivo real es hacer
aparecer algún tipo de cura que les deje millones a la OMS y sus laboratorios
asociados la clave es si aparecen 1 ó 2 antivirales y una vacuna antes del que
virus pierda energía y desaparezca como ya ha ocurrido.
La situación argentina
El haber alargado
innecesariamente la cuarentena no tiene ningún basamento científico.
Considero que no habría en
el futuro picos ni aumentos exponenciales de infectados, ni de muertos por la
enfermedad.
Y eso se explica
sencillamente: Ezeiza no tiene ni por asomo la cantidad de viajeros que sí
transitan los aeropuertos de EEUU y Europa.
Cuando regresaron aquellos
que se encontraban en el exterior, y muy a pesar de que el gobierno tardó
demasiado en cerrar totalmente el país (observar el caso de Dinamarca), y se
mantuvieron aislados, se cortó totalmente la cadena de transmisión viral.
Tampoco
parecería existir una importante circulación comunitaria del virus. Y esto lo
sostengo por lo siguiente: el día 3 de abril se lanzaron a las calles del país
casi 1 millón de personas, un día destemplado, y que estuvieron expuestas en
interminables colas sin ninguna protección en muchos casos hasta 15, 17 o más
horas. ¿Hubo aumento exponencial de infectados como profetizaban los expertos?
NO.
Días después habilitaron
limitadamente agencias de pagos de facturas y nuevamente miles de personas
ocuparon las calles del país y estuvieron expuestas durante horas en colas
interminables a un supuesto virus en la más absoluta intemperie. ¿Hubo aumento
exponencial de infectados como profetizaron por vez segunda los expertos? NO.
Vemos
movileros, periodistas, políticos y funcionarios recorrer calles, centros de
salud, y cuanto lugares se les ocurra, tomarse selfies, conversar con
multiplicidad de individuos, concentrarse en estudios de televisión, y largos
etcéteras y no hay ni siquiera un contagiado.
En muchas intendencias del
conurbano, y me consta, no guardan ninguna cuarentena y no vemos que haya un
aumento desmedido de casos de Covid 19.
Y como si todo esto no
bastara ¿podemos los ciudadanos cotejar fehacientemente que los infectados y
muertos que diariamente nos anuncian se condicen con la realidad? Decididamente
NO.
Si se ha pretendido
manipular el pánico, posiblemente hacia futuro los muertos por gripe y neumonía
que tenemos todos los años en época otoño-invierno se terminen contabilizando
como provocados por el Covid 19. El objetivo sería mantener el aislamiento a
capa y espada.
Finalmente voy a dar un
mensaje esperanzador: con baja cantidad de contagiados y muertos por esta
pandemia se nos presenta una oportunidad histórica y única en décadas para
convertirnos en potencia. Esto será motivo de otra nota.
Mientras
tanto, si tiene cuatro patas, caza ratones y maulla es un gato.
El
tema es que nos quieren hacer creer que ese gato es una liebre.
Y
el mayor problema, y el más grave, es que a muchos argentinos les han hecho
creer que las liebres maúllan.