no fue el padre del estatismo
Claudio Chávez
La Prensa, 14.07.2020
El domingo 12 de julio del 2020 el diario La Nación publicó un editorial titulado "Nostalgias del 49''. La nota ha sido escrita para demostrar que el intento de expropiación de la empresa Vicentín, además de la intención del actual gobierno de vivir con lo nuestro, de espaldas al mundo y conculcar libertades, hunde sus raíces en el peronismo histórico y en la Constitución de 1949. El periódico observa como dañino el artículo 39 de dicha Constitución que decía "El capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objetivo el bienestar social.''
Con esta cita, como ejemplo de dislate, La Nación se ubica en valores propios del siglo XIX, puesto que todas las naciones de Occidente han hecho suyo el artículo 39 al constituirse el Estado de Bienestar. Ni qué decir de los gobiernos actuales de los países de Occidente.
El presente artículo no pretende ponerse del lado del gobierno nacional en el meneado asunto de la expropiación de Vicentín, a todas luces violatorio de la ley y fundamentalmente alejado del sentido común. Seguramente una imposición del izquierdismo infanticida de la Cámpora. Lo que esta nota procura es poner un poco de orden en la historia del pensamiento y la cultura política argentina.
No es cierta la acusación de que ha sido el peronismo el iniciador del intervencionismo de Estado, la regulación, el estatismo y la sustitución de importaciones. Si el peronismo de origen realizó, nacionalizaciones, intervención y sustitución es porque estas ideas estaban arraigadas en la élite argentina. El peronismo no caló tan hondo en estos temas, ya estaban marcados a fuego en la cultura política del país. Y no había sido el radicalismo el responsable de este imaginario como ha pretendido hacernos creer el Forjismo.
Ni siquiera ha sido la crisis del 30 la responsable de estas ideas, que fueron imprescindibles, sí, pero ya estaban, anidaban desde la década del 20 en la usina ideológica de la elite tradicional.
Los editoriales de La Nación de la década del 20 han sido recopilados y estudiados por el politólogo Ricardo Sidicaro en un libro de notable valía llamado La Política Mirada desde Arriba. Ahí puede leerse que el periódico "empleó los más diversos argumentos para explicar a sus lectores que la época del liberalismo había finalizado y que correspondía, como sucedía en los países más desarrollados, que el Estado asumiera un rol activo en la orientación de la economía. Que estas medidas no debían ser de coyuntura sino que se las consideraba necesarias para un nuevo y necesario estilo de desarrollo económico.''
Dice el autor que estas ideas permiten considerar a La Nación como uno de los principales precursores del intervencionismo del Estado en la economía argentina. Pero el diario no se detiene ahí avanza a niveles insospechados "el Estado además de intervenir en el comercio exterior debía actuar frente a lo que denominaba las confabulaciones del capital extranjero.''
Criticaba la inexistencia de industria siderúrgica y le resultaba incomprensible que en un mundo caracterizado por el abandono del liberalismo, en la Argentina se persistiera con la adhesión a esas concepciones. Si se tenía una mirada abierta y no dogmática, afirmaba el diario, no podía dejar de percibirse como las principales naciones del planeta abandonaban el librecambio.¨
"El momento actual es de fomento de las industrias de transformación y desarrollo de la utilización de nuestros recursos naturales ya que aún tenemos que pedir al extranjero la provisión de incontables mercaderías cuyas materias primas son nuestras.'' El mismo diario muchos años después cuando Juan Domingo Perón era vicepresidente y pronunció un discurso en el Consejo Nacional de Posguerra, a La Nación le parecieron auspiciosas las propuestas del Coronel sobre la conveniencia de fomentar industrias utilizadoras de materias primas nacionales. Añadiendo la importancia de adoptar criterios adecuados para discernir acerca de que actividades fabriles debían preservarse preferentemente y destacaba el insustituible rol que debían cumplir el Estado y el Consejo presidido por Perón.''
Lo que viene a revelar que Perón no ha sido el creador de estas ideas sino el heredero de esta visión político-económica de La Nación, implementada en la década del 30. En síntesis, La Nación, Federico Pinedo, Alejandro Bunge y Agustín P. Justo, han sido entre otros, los antecesores del peronismo. Claro con un pequeño detalle ausente. La justicia social que el Coronel impulsó con mucha fuerza.
La Nación para justificar su cambio ideológico ponía como ejemplo el apartamiento que del liberalismo realizó el conservadorismo británico. No es esto una crítica, era correcto, la realidad obligaba adecuarnos al mundo. Pasa que hay que decirlo.
En fin las citas serían innumerables. De paso, y sin ninguna baja intención, conviene recordar el lugar que el diario La Nación les dio a nacionalistas de fuste como Leopoldo Lugones, Manuel Gálvez o Ernesto Palacio entre otros.
Pedirle a los políticos modernos que revisen su discurso acerca de que el estatismo y el intervencionismo y en consecuencia la decadencia argentina, en caso de que sea así, comenzó hace setenta años es como pedirles peras al olmo. No hay caso. Nuestra clase política no está formada. El poroteo anula el pensamiento. Pero al menos los historiadores debieran hacer un esfuerzo por la verdad.