viernes, 18 de septiembre de 2020

COVID Y VACA LOCA

 


Jorge H. Cazenave

 

A principios de siglo, el llamado "mal de la vaca loca" era tema obligado en Europa. En ese momento, los medios y los científicos, nos bombardeaban con ideas nefastas sobre el riesgo y los daños de la BSE (iniciales de la enfermedad en inglés: bovine spongiform encephaloppaty = encefalopatía espongiforme bovina). La explicación era que el agente que la producía era un prion, una casi proteína mucho más chica que un virus que provenía de los lanares y pasaba a los vacunos que se alimentaban con harina de carne ovina.

 

De ahí pasaba al que consume esa carne, al que le provocaba la enfermedad de Cruetzfeld-Jakob, consistente en la destrucción del cerebro con perforaciones que lo asemejaban a un queso gruyère. Todas estas descripciones daban combustible a los medios y a los "expertos", que las difundían profusamente. Como si lo anterior fuera poco, el único remedio conocido era sacrificar ganado ovino y vacuno del que se sospechara y analizar los cerebros de los que se destinaban a consumo. Los animales sacrificados debían ser incinerados y sus cenizas no podían utilizarse para nada, salvo para mezclarla con hormigón. Las altas temperaturas no destruían al prion, lo que hacía de esta enfermedad un mal catastrófico, que amenazaba a quien se arriesgara a comer carne.

 

Años después, visitando centros de investigación en Irlanda y en el Reino Unido, me dijeron al oído que no había ninguna comprobación científica sobre las teorías que se habían difundido. Según los "expertos", solo se reportaron 231 casos de la enfermedad de Cruetzfeld-Jakob en todo el mundo.

Lo descripto redundó en una seria reducción del consumo de carne. En el Reino Unido, se sacrificaron los vacunos de más de treinta meses de edad y hubo un sacrificio masivo de ovinos. Los animales se pagaron a muy buen precio, gracias al generoso aporte de la Unión Europea. Lo cierto es que, pasados los años, la BSE nunca más fue mencionada en los medios de comunicación del mundo.

Hoy, esta locura general sobre el Covid-19 me trae a la memoria lo vivido en la primera década de este siglo. ¿Pasará algo similar con el coronavirus? ¿No nos están generando un exagerado temor? Los medios, los "expertos" y los "científicos" no hablan de otra cosa que de esta nueva gripe, olvidando tantas otras dificultades que debe encarar la humanidad. Cuando esta locura termine: ¿habremos aprendido para no volver a actuar de igual manera ante las nuevas enfermedades que seguirán apareciendo?

La Nación, 17-9-20