del sector formal
de la economía argentina están por debajo de la línea de pobreza, dice un
informe del Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina (Idesa), en
base a datos difundidos durante la última semana por el Indec.
Infobae, 22 de
Noviembre de 2020
“La línea de
pobreza se acerca al nivel medio de los salarios que pagan las empresas
formales; esto significa que mucha gente, aun teniendo un empleo privado
registrado, no logra salir de la pobreza”, señaló este centro de estudios
privado vinculado al ministro de Finanzas de Córdoba, Osvaldo Giordano.
Esta semana el
Indec difundió los valores de las Canasta Básica Total (que mide la línea de
pobreza) y Canasta Básica Alimentaria (que mide la línea de indigencia). Según
la agencia estadística oficial, que dirige el economista Marco Lavagna, durante
el mes de octubre la línea de pobreza para una familia de cuatro miembros fue
de $ 49.912 y la línea de indigencia para la misma familia-tipo fue de $ 20.710
mensuales. La aceleración de la inflación está detrás del rápido aumento de
estos umbrales. En octubre la inflación minorista fue del 3,8%, pero el rubro
“Alimentos y Bebidas no alcohólicas” aumentó 4,8 por ciento, “Prendas de vestir
y calzado” aumentó 6,2% y “Equipamiento y Mantenimiento del Hogar” 4,5 por
ciento. Son todos rubros muy vinculados al mantenimiento de la condición de
“clase media”.
En cuanto a los
ingresos, el informe de Idesa reconoce que se presentan “situaciones muy
heterogéneas”. En general, explica, los riesgos sociales aumentan cuando los
miembros activos del hogar son “laboralmente inactivos”, abiertamente
“desocupados” o tienen “empleo de baja calidad” en el sector informal de la
economía, sin aportes jubilatorios ni cobertura de salud. Pero los datos del
Indec indican que no caer en la pobreza se ha vuelto un desafío también para
quienes tiene empleo asalariado registrado, esto es, en el sector formal o “en
blanco” de la economía.
Comparación
Para hacer esta
comparación el informe recurre al dato de “mediana” de los salarios formales.
La “mediana” no es el promedio, sino el nivel del salario que se sitúa
exactamente en la mitad de una determinada distribución de ingresos. Por debajo
de esa cifra queda la mitad de los casos y por arriba la otra mitad.
Así, en base a
información del ministerio de Trabajo y el Indec, Idesa calculó que en el año
2000 la mediana del salario privado registrado, actualizada a valores de hoy,
era de $ 43.000, en tanto que la línea de pobreza para una familia de cuatro
miembros era de $ 37.000, también a valores actuales. De este modo, la
“mediana” del salario formal era 15% superior a la línea de pobreza.
Idesa toma luego
la mediana salarial formal del último mes para el que hay información
disponible, agosto, cuando su valor era de $ 48.000 , mientras que la línea de
pobreza de una familia tipo era de $ 45.000. Esto es, el salario “mediano”
formal superaba en apenas 6% la línea de pobreza.
En base a ello,
dado el rezago en la información sobre los salarios formales y la rápida
evolución de los precios, reflejada en los valores de la Canasta Básica Total,
el informe afirma que la mitad de los salarios formales está ya por debajo de
la línea de pobreza.
Los datos, dice el
informe, “muestran que en lo que va del presente siglo hubo un fuerte deterioro
de la capacidad adquisitiva del salario en el sector formal. El fenómeno tiene
asociado una profunda degradación social ya que implica que, aun para los
trabajadores que consiguen un empleo en una empresa formal, es elevada la
probabilidad de que sus remuneraciones no sean suficientes para superar la
línea de pobreza”.
Novedad
Esto significa una
novedad. “Tradicionalmente los hogares eran pobres porque sus miembros en edad
activa no conseguían empleo (inactividad o desempleo) o solo conseguían un
trabajo de baja calidad (informal). Sin ingresos laborales o con ingresos
reducidos, es muy factible que una familia no llegue a tener ingresos
superiores a la línea de pobreza. Pero con el deterioro del poder adquisitivo
de los salarios formales, lo que está sucediendo es que, aun con un empleo
asalariado formal, los ingresos no alcanzan para salir de la pobreza”, dice el
informe que califica de “graves” las connotaciones del fenómeno, pues la
búsqueda o la consecución de trabajos formales pierden atractivo relativo
respecto de los planes sociales.
La razón de fondo
de este cuadro no es la conducta de los empleadores formales, sino la pérdida
de productividad. “La caída general en el nivel de vida de la población y, en
particular, la mayor incidencia de la pobreza, es consecuencia de que cada vez
se producen menos bienes y servicios por persona. El correlato es que a cada
persona le cuesta más conseguir esos bienes y servicios”, dice un pasaje del
informe.
Según Idesa,
“cuando la baja productividad es tan masiva, el asistencialismo puede dar
paliativos, pero nunca soluciones”. La única manera de salir de la trampa es
aumentar la productividad y los salarios reales, para lo cual es fundamental
incentivar la inversión privada y que el sector público priorice la inversión
en infraestructura y en capital humano y educación. “Esto requiere -concluye-
una reforma integral y profunda del Estado”.