Jujuy presentó el
primer producto medicinal de cannabis hecho en Argentina:
“Es una planta virtuosa”
Por Fernando
Soriano
2 de Diciembre de
2020
Con perfil bajo y
el beneficio natural de un clima prácticamente ideal, Jujuy se convirtió en los
últimos dos años en la vanguardia de la producción a gran escala de marihuana
para uso medicinal en Argentina, con un proyecto enteramente público. El
gobernador de la provincia, Gerardo Morales, junto a su hijo Gastón, presidente
de la empresa estatal Cannava, presentaron este miércoles bajo un sol abrasador
el primer laboratorio de aceite terapéutico y el primer lote de producto en la
Finca El Pongo, al sur de la capital provincial, donde desde 2019 ya cultivan
legalmente esta planta ancestral.
“Este es el
ingrediente farmacéutico activo”, mostró con orgullo a Infobae Morales junior.
Lo que tenía en su mano izquierda era un frasco con el producto salido del
laboratorio que Cannava construyó donde antes había un garaje abandonado de la
finca, emplazada al pie de los cerros a finales del siglo XVIII. El contenido
de ese frasco es nada menos que el primer producto nacional hecho en base a
cannabis con todos los protocolos de control de calidad y trazabilidad
adecuados.
Este ingrediente
es el que tanto la propia Cannava como los laboratorios públicos o privados que
lo requieran utilizarán para la producción magistral de aceites y tinturas a
base de los principios activos de la planta, conocidos como cannabinoides -CBD,
THC y CBG-, al menos hasta que surgen nuevas empresas u organizaciones
cannábicas productoras amparadas en la ley 27.350 de uso medicinal de la
marihuana.
“El proyecto es
100% público, del pueblo jujeño, con el desarrollo completo. Fue abrir un
camino. Imaginen lo que fue ir a inscribir la producción de marihuana en la
AFIP, hubo que registrar posiciones arancelarias para la importación de
semillas”, sonrió Morales padre, y advirtió: “Los argentinos vamos a ser
grandes productores de cannabis medicinal para exportar al mundo. Será como el
vino”.
El gobernador está
empapado de un clima de época global, que encuentra en la industria del
cannabis una salida muy redituable al mundo en la post pandemia. Por eso además
estuvieron en la presentación los gobernadores Gustavo Valdés (Corrientes) y
Sergio Uñac (San Juan), que tienen proyectos de creación de empresas públicas
similares para el desarrollo de la industria cannábica, y también una
funcionaria de alto rango del Ministerio de Desarrollo Productivo nacional en
representación de Matías Kulfas, muy interesado también en las oportunidades de
generación de empleo y mercado que puede generar la planta de cannabis.
Cannava, además,
ya elabora los aceites de las plantas que sembró, cultivó y cosechó en seis
invernaderos construidos especialmente con el aporte del gobierno de Israel.
Para distribuir y producir formalmente los aceites actualmente sólo espera que
la ANMAT apruebe la estabilidad del producto (que determinará su fecha de
vencimiento) para luego envasar los primeros lotes a gran escala y llevarlos a
hospitales y farmacias de Jujuy y el resto del país.
“La Sociedad
Estatal Cannava quiere poner al alcance de la población un producto médico de
calidad con buenas prácticas”, explicó Gastón Morales a este medio. Estima que
la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos estará en los
próximos seis meses.
Cannava nació en
2018 gracias a la autorización del anterior gobierno nacional, poco después de
la aprobación de la ley que permite el uso medicinal en todo el país. Comenzó a
operar con dos invernaderos y media hectárea a cielo abierto, donde crecieron
alrededor de 1.500 plantas con una cosecha que alcanzó los 500 kilos de materia
vegetal.
Para 2021 la
provincia de Jujuy proyecta cultivar plantas en un campo a cielo abierto en 35
hectáreas. Pero la aspiración es mucho mayor. En un plazo no muy largo, Morales
espera tener la autorización para disponer de 600 hectáreas cultivadas con
cannabis para consumo nacional y también para exportar a otros mercados, tanto
del producto final como del ingrediente farmacéutico activo. En ese plazo de
máxima estiman generar 2.400 empleos.
Además, dentro de
El Pongo, una finca de 11 mil hectáreas, planean abrir el juego a pequeños y
medianos productores de la zona que puedan cultivar cannabis y venderle a la
empresa del Estado la materia vegetal producida con el fin de que el
laboratorio público las procese y convierta en aceites. “Estamos aprendiendo
con estos primeros pasos para darles a ellos un protocolo estandarizado”,
explicó Gastón Morales.
“Iremos a la
producción de cáñamo, que ya tiene iniciativas en el Congreso de la Nación y lo
vamos a hacer para garantizar la industria”, avisó Morales en referencia a un
proyecto de ley para el uso industrial (que sirva para producir desde telas
hasta materiales plásticos, alimentos o ladrillos ecológicos) presentado el mes
pasado por la diputada del Frente de Todos Mara Brawer, que cuenta con el visto
bueno de Kulfas, es decir, del Presidente de la Nación.
“Hemos probado la
plantación a campo. Hay miles de semillas y vamos a encontrar la semilla que se
adapte a San Juan, a Corrientes. Es una planta virtuosa, no agota el suelo, es
realmente tremendo el conocimiento que podemos adquirir y desarrollar para el
futuro. Argentina tiene que distinguirse por la trazabilidad y la calidad. Cada
paso, cada semilla, cada planta tiene seguimiento. No solo lo vamos a vender en
Argentina, también al mundo”, insistió Morales padre.
El gobernador
jujeño además anunció que Cannava piensa también ser la primera empresa en
producir en los próximos años semillas de cannabis y armar un banco de
germoplasma, lo cual se transformaría en otro hito, dado que hoy es
prácticamente imposible acceder a semillas de cannabis por la ley de drogas
vigente.
Durante la presentación
del laboratorio, también se firmó un convenio de capacitación de médicos y
profesionales de la salud con la Universidad Hebrea de Jerusalem, entre las
provincias de Jujuy, San Juan, La Rioja, Mendoza y Corrientes, además de la
Universidad Nacional de Entre Ríos, que se hará online durante 2021 con los
especialistas en cannabinoides de este centro educativo de Israel.
Se trata del lugar
de mayor y mejor desarrollo científico del mundo en relación al cannabis, donde
aun hoy, con casi 90 años, trabaja el búlgaro israelí Raphael Mechoulam, una
especie de “hombre-mito”, que hace 50 años logró dilucidar la estructura
molecular de la planta y descubrió sus componentes trascendentales, como el
THC, primero, y más tarde el CBD.
“El
redescubrimiento de la potencia científica de la humilde planta en su capacidad
para aliviar a las personas en el dolor y en la enfermedad es un golpe a la
soberbia de nuestras estructuras y nos permite potenciar el conocimiento. Esto
nos acerca a lo que padece el otro. Nunca antes un medicamento tuvo semejante
fuerza y vocación de permitirnos ponernos en el lugar del otro”, consideró
Gastón Morales, el cerebro de este proyecto vanguardista que llega para sumar
su producción a lo que hasta ahora venían haciendo en la ilegalidad los
cultivadores solidarios y las organizaciones cannábicas sin respaldo del
Estado.