refuta a Oxfam
enero 27, 2021
Libertad y
progreso, Martin Krause
Con motivo de la
reunión anual del World Economic Forum (WEF), más conocido por el lugar en que
se realiza (Davos), donde se encuentran dirigentes políticos y empresariales de
todo el mundo, y de la atención que esa reunión genera en medios periodísticos,
la organización inglesa OXFAM dio a conocer un informe titulado “El Virus de
la Desigualdad”.
Allí afirma que,
con motivo de la pandemia, la desigualdad ha aumentado notablemente en el mundo
y va a aumentar más aún. Para aclarar estas cuestiones, responde a preguntas
recibidas en su blog y cuando le preguntan: ¿Cómo pueden estar seguros que el
Covid-19 llevará a un enorme crecimiento de la desigualdad en el mundo?;
responden: “El FMI, el Banco Mundial, y la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo (OCDE) han planteado todo ellos su creciente preocupación porque
veremos un pico de desigualdad en todos los países del mundo con motivo del
COVID.
Estos temores
fueron también recogidos en una encuesta global de 295 economistas de 79
países, contratada por OXFAM, donde el 87 % de los que respondieron dijeron
esperar un ‘aumento’ en la desigualdad de los ingresos en su país como
resultado de la pandemia”.
Como en otras
oportunidades, el informe tiene un impacto global en los medios y contribuye a
alimentar una preocupación creciente de que esto es un fenómeno previo que
ahora se acelera.
Cierto es que el
ingreso de muchos ultra-millonarios se ha incrementado porque buena parte de su
riqueza se encuentra en acciones cuyo precio ha sido artificialmente inflado
por las políticas de emisión monetaria de los principales bancos centrales del
planeta. Esto es correctamente señalado por OXFAM, aunque enfoca su crítica en
los ricos y en el capitalismo y no en los políticos que manipulan las monedas.
No obstante, su
afirmación respecto a la desigualdad y el COVID es, al menos, afirmar lo que se
quiere mostrar de antemano, porque los datos no convalidan sus afirmaciones.
Angus Deaton es
profesor emérito de Economía y Asuntos Internacionales en Princeton, y obtuvo
el Premio Nobel en Economía en 2015 por “su análisis del consumo, la pobreza y
el bienestar”. Es un experto en estadísticas, precisamente en cuestiones relacionadas
con la pobreza. No ha escrito ahora con la intención de refutar a OXFAM, pero
eso es lo que hace en dos papers publicados en estos días.
El primero de
ellos se titula “COVID-19 y la desigualdad global de ingresos” (NBER Working
Paper 28392). Esto dice su resumen: “Existe una generalizada creencia que la
pandemia del COViD-19 ha aumentado la desigualdad global de ingresos,
reduciendo más los ingresos per cápita en los países pobres que en los países
ricos. Este supuesto es razonable pero es falso.
Los países ricos
han experimentado más muertes por habitante que los países pobres; a pesar de
sus mejores sistemas de salud, ingresos más altos, gobiernos más capaces y
mejor preparación. Los Estados Unidos tuvieron peores resultados que algunos
países ricos, pero mejores que otros varios. Los países con más muertes
tuvieron mayores caídas de ingresos.
Por lo tanto, no
solo no hubo ninguna compensación entre vidas e ingresos; menos muertes
significaron más ingresos. Como resultado los ingresos cayeron más en los
países de mayores ingresos. País por país, la desigualdad internacional de
ingresos se ha reducido.
Cuando los países
son ponderados por su población, la desigualdad internacional de ingresos
aumentó, no porque los países pobres divergieron de los ricos, sino porque
China -que ya no es un país pobre- tuvo menos muertes y un crecimiento
económico positivo, alejándose de los países pobres. Que estos descubrimientos
son el resultado de la pandemia es confirmado comparando la desigualdad global
de los pronósticos del FMI en Octubre de 2019 y Octubre de 2020”.
El otro paper
“PIB, Bienestar y Salud: Ideas sobre la Ronda 2017 del Programa de Comparación
Internacional”, (NBER Paper 28177), lo escribe en co-autoría con Paul Schreyer,
economista de la OCDE, y el Programa mencionado es también de esa organización.
Es, al menos,
curioso, que OXFAM diga basar sus conclusiones en el FMI, el Banco Mundial y la
OCDE. En ese otro paper, los autores revisan los avances de ese programa que
busca desarrollar una metodología para poder comparar datos del PIB de
distintos países.
Allí sostienen:
“El FMI, en su informe 4, de Octubre 2020, pronostica un crecimiento positivo
para China en 2020 de 1,9% comparado con una caída de 4,3% para los Estados
Unidos y una caída del 9,8% para el Reino Unido. El pronóstico para el
ingreso per cápita en África es una reducción del 2,6% comparado con un 5,8%
para los países ‘avanzados’, y 8,3% para el área del Euro. Estos pronósticos,
si esos número o parecidos se confirman, traerán una brusca reducción de la
desigualdad global”.
La conocida
“falacia de la autoridad”, sostiene que una afirmación no es necesariamente
correcta porque la persona que la diga tiene autoridad en la materia. No porque
Deaton haya recibido el Premio Nobel por contribuciones sobre estos temas, sus
afirmaciones serán necesariamente correctas, pero al menos derrumban la
apelación a la autoridad que OXFAM realiza cuando refiere a esas mismas
organizaciones internacionales y a un cierto número de economistas.
Asignarle la culpa
de todos los males del planeta al capitalismo y a los ricos y decir que todo va
de mal en peor prende en todos aquellos que buscan un malvado o una
conspiración detrás de cada cosa que pasa, pero es un muy pobre reflejo de lo
que está pasando.