DE LOS
IGNOMINIOSOS Y OMINOSOS ACUERDOS DE MADRID
César Lerena
Ayer nos
desayunamos con las opiniones de Pérez Izquierdo donde refería a que «el
gobierno argentino evaluaba rescindir acuerdos históricos con el Reino Unido»;
publicación que fue inmediatamente desmentida por la Cancillería Argentina, en
la que manifestaba que eran «absolutamente falsas estas versiones y que el
gobierno seguía con la política de Estado de grandes consensos convalidada por
el Congreso».
Por un lado, la
supuesta información fallida (¿?), con olor a globo de ensayo, anunciada por
este periodista de Infobae y, la propia desmentida del gobierno, sirven para
desnudar la improvisada política del secretario de Malvinas, quién aparece
erróneamente en el artículo citado como promotor de la hipotética derogación,
ya que carece de voluntad y es incapaz de sostener en los hechos semejante
decisión y, por el otro, los escasos argumentos que disponen quienes sostienen
como un retroceso la anulación de los Acuerdos de Madrid, el llamado Pacto de
Foradori-Duncan y, agrego, para contribuir al temor de la diplomacia
colaboracionista de la década del noventa (1990) -que nos llevó a la mayor
entrega territorial de la historia Argentina- la derogación de los Acuerdos de
Nueva York.
A su vez, uno se
pregunta, de qué política de consensos habla la Cancillería -suponemos con
letra de la Secretaría de Malvinas- cuando los Acuerdos de Madrid ni el Pacto
de Foradori-Duncan no fueron aprobados por el Congreso de la Nación y, el Consejo Nacional que coordina, no comenzó
todavía a elaborar estrategia alguna y, entre sus integrantes hay desde
promotores de la libre determinación de los isleños (Marcelo Kohen, Infobae,
2018); ideólogos de los Acuerdos de Madrid (Susana Ruiz Cerutti) hasta activos
participantes de la década del noventa (Martín Balza).
Dedicaré unas
líneas antes de entrar a refutar algunas de opiniones vertidas en el artículo
en cuestión y, en particular, las desinformadas y tendenciosas opiniones del
exvicecanciller Andres Cisneros, a preguntarme ¿dónde estaba este opinante
cuando el ex Gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo proponía independizar su
Provincia de la Argentina? Un verdadero dislate que debilita la posición
argentina respecto a Malvinas, que se indica en la Disposición Primera de la
Constitución: la Argentina «ratifica su legítima e imprescriptible soberanía
sobre las islas Malvinas (…) y los espacios marítimos e insulares
correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional».
Ya en el artículo,
considerar «avances bilaterales a los acuerdos que se firmaron en los últimos
treinta años (NdA: 32) en materia diplomática entre la Argentina y el Reino
Unido» es desconocer su contenido o sus efectos. Transcribir las opiniones de
Cisneros lo dice todo; pero, llamar al Pacto de Foradori-Duncan “hoja de ruta”
es una elocuente toma de posición respecto a la cuestión Malvinas, y,
circunscribir el tema, a un supuesto interés del gobierno de captar votos de
militares, excombatientes y nacionalistas, es, al menos, una falta de respeto
al sentimiento mayoritario de los argentinos; a los 649 muertos de la guerra de
Malvinas y, a lo aprobado por los congresales en La Constitución de 1994.
Si defender los
intereses, los espacios, los recursos, la cultura y el desarrollo de la Nación
y de su pueblo, es ser nacionalista, yo adscribo entre estos últimos.
Llamar “avance” u
“hoja de ruta” a «remover todos los obstáculos que impiden el desarrollo de
Malvinas» como reza el Pacto Foradori-Duncan, que mantuvo el vuelo de Malvinas
a Chile y agregó otro semanal desde las Islas a San Pablo, permitiendo el
acceso a este importantísimo mercado mundial de las exportaciones de Malvinas
derivadas de la pesca ilegal que el Reino Unido realiza en forma directa o a
través de licencias pesqueras en esa área donde se capturan especies
migratorias argentinas y, facilitar el intercambio de bienes, tripulaciones,
insumos, alimentos, etc. es una mirada errada sobre acciones que consolidaron
la presencia del Reino Unido en los archipiélagos y los espacios marítimos
sur-sur. Sí, además de ello, debido a su instrumentación, ponemos nuevamente en
vigor la investigación conjunta de los recursos pesqueros en el Atlántico Sur
(incluso por fuera del área bajo control británica), no hacemos otra cosa, que
asegurarles a los británicos el otorgamiento de permisos de pesca a buques
extranjeros (taiwaneses, coreanos, españoles y británicos), de los que dependen
el 75% de la economía de las Islas.
Llamar “avance
bilateral” a las Declaraciones Conjuntas, comúnmente llamadas Acuerdos de
Madrid I y II (1989/90), es desconocer las restricciones militares que se le
impusieron a la Argentina en esos Acuerdos; el avance territorial que se les
allanó al Reino Unido, ya que mientras en 1982 ocupaba 11.410 km2 y tres millas
alrededor de las islas, hoy tiene invadido 1.639.000 km2, un 52% de la Z.E.E.
Argentina y, ha extraído 250 mil toneladas anuales de pescados y moluscos por
un valor aproximado de 4.000 millones de U$S/año; es decir 156.000 millones de
U$S desde 1982. Una “colaboración unilateral de Argentina” que nunca tuvo
contrapartida británica y, sirvió para fortalecer la ocupación inglesa en
Malvinas, con la consecuente pérdida de soberanía en las áreas meridionales del
Atlántico Sudoccidental, de estratégico acceso a la Antártida y al Pacífico. La
“Fórmula del Paraguas” mantiene congelada a la Argentina, limitada a declamar
ante los foros internacionales frente al avance sostenido del Reino Unido.
Estos Acuerdos se
complementaron con el «Tratado de Promoción y Protección de Inversiones»
firmado en Londres el 11/12/1990 y ratificado por la Ley 24.184; donde se
estableció que los inversionistas británicos tendrían libre disponibilidad de
sus bienes; se les acordaba una condición más favorable que a cualquier otro Estado;
se los indemnizaría ante eventuales pérdidas; no se los podría expropiar o
nacionalizar; se les garantizaba la trasferencia sin restricciones de sus
inversiones y ganancias al país de origen; se sometería las controversias a los
Tribunales Internacionales y al CIADI; pudiendo extenderse las disposiciones de
este Tratado a Malvinas y otros territorios de Ultramar. Frente a todo ello, la
primera (1806) y segunda invasión inglesa (1807) -que ocuparon unas pocas
manzanas- quedaron como un cuento de Heidi. Y, por supuesto, que mientras éstas
dieron empuje a los patriotas para iniciar el camino a la independencia; los
Acuerdos son un camino de creciente pérdida de la soberanía nacional.
Agregado a todo
ello, Cavallo acordó en 1990 la conservación conjunta (FOCZ) de 400 mil km2 al
este de Malvinas y, la Comisión de Límites de la Plataforma que opera en la OMS
en 2016 no recomendó la aprobación de 1,35 millones de los 1,7 millones de km2
reclamados por Argentina, por entender que se encontraban en disputa con el Reino
Unido.
El Congreso, por
iniciativa de la Cancillería, aprobó por Ley 25.290 el 13/7/2000 el Acuerdo de
Nueva York, que permitiría (de ser ratificado) la constitución de
Organizaciones Regionales de Ordenamiento Pesquero (OROP) que pretenden intervenir
en la administración de los recursos en el mar argentino, favoreciendo a los
Estados de Bandera que pescan a distancia y, que, en el Atlántico Sudoccidental
capturan 1 millón de toneladas anuales de recursos migratorios argentinos y,
podrían dar lugar, a la pretendida intención del Reino Unido de considerarse un
Estado ribereño en Malvinas.
La colonización
británica es tal, que parece que ningún gobierno, a costa de ser calificado “de
cabotaje”, se anima a denunciar estos Tratados y, muy especialmente los de
“Madrid”, aunque hayan transcurrido más de treinta años y los británicos
incumplieran -incluso- con las Res. 31/49, la 1514/60, la 2065/65, entre otras,
de las Naciones Unidas. Por el contrario, una serie de amanuenses siguen
abrevándose en ellos, para hacer declaraciones y acuerdos que profundizan la
dependencia nacional.
Casi todos hacen
silencio y son incapaces de proyectar una estrategia para salir de esta trampa
que suma en la derrota perpetua a quienes creen que todo está perdido y, a una
gran mayoría de argentinos, que ignora cuál es la situación de ocupación
extranjera del país.
Respecto a Andrés
Cisneros, que el articulista menciona, como “uno de los diplomáticos de mayor
trayectoria en la Argentina”, se trata de quien en 1996, en Londres, acordó la
conservación conjunta con los británicos “para beneficio de las partes
involucradas”, considerando “parte involucrada” a los británicos que se
apropian de nuestros recursos y, firmó medidas de “cooperación” donde la
Argentina ponía todos los recursos científicos, pesqueros y petroleros,
mientras que el Reino Unido ocupaba los espacios marítimos, insulares y
explotaba los bienes argentinos. ¡Vaya cooperación! El mismo que ese año en Madrid, acordó siete
medidas con los británicos, entre otras, combatir a los “buques pesqueros sin
licencias inglesas que pesquen el área de influencia de Malvinas”, de modo, que
el gobierno ilegal en Malvinas pueda seguir otorgando licencias a buques
extranjeros para capturar nuestros recursos migratorios.
Este diplomático
explica en el artículo de que cuando se diseñaron los Acuerdos, él era
vicecanciller de Di Tella (la llamada época de las relaciones carnales),
refiriéndose a que, gracias a esos “tratados” se consiguieron progresos en
varias áreas, sin explicar cuáles. Luego dice, que «en el sector petrolero no
se registraron mejoras». ¿De qué mejoras habla? ¿del inicio de las
exploraciones hidrocarburíferas en el área de Malvinas sin autorización
argentina y sin estudios medioambientales? Refiere a que «en pesca nos fue
mejor y por algunos años compartimos bastante equitativamente el recurso, luego
vino el kirchnerismo, cesó de aplicar el acuerdo y ahora los ingleses se llevan
todo» ¿De qué reparto equitativo se refiere? si el recurso pesquero es totalmente
argentino, originado en el área continental de la Z.E.E. Argentina.
Es falso, que haya
habido ese “reparto equitativo”. Los británicos por sí o a través de licencias
otorgadas a buques de terceros países (españoles, taiwaneses, coreanos, etc.)
extrajeron un promedio anual de 250 mil toneladas de calamares y peces desde
1982 a la fecha y, los buques pesqueros argentinos jamás tuvieron acceso al
área ocupada por los británicos. Le sugiero a este diplomático retirado revisar
las estadísticas del Departamento británico de Pesca en Malvinas para
asesorarse debidamente y no dar información falsa a los lectores.
Y le recuerdo al
Señor Cisneros que las Islas Malvinas fueron ocupadas en forma violenta por el
Reino Unido en 1833, desalojando a los pobladores argentinos y a su gobierno
legítimo; después que en 1825 firmaran un Tratado de Paz y Amistad con los
argentinos. Y que no ha habido avances diplomáticos respecto a Malvinas desde
1965 y, su período como vicecanciller fue el de mayor entrega nacional.
Hay muchísimas
razones para derogar o dejar sin efecto Acuerdos y Pactos. En especial los
Acuerdos de Madrid que significaron una rendición incondicional de la Argentina
con pretexto de generar un ámbito de confianza mutua que, los hechos
demostraron, que el único que cumplió a raja tabla fue la Argentina, mientras
el Reino Unido se apropiaba de espacios, recursos y militarizaba un área,
violando los postulados de la “Zona de Protección y Paz del Atlántico Sur” que
acordaron todos los países de África y América del Sur con Z.E.E. en el
Atlántico Sur.
Es muy probable y
necesario que esta derogación, pueda dar lugar, a nuevos acuerdos que pongan
fecha de vencimiento inmediato a la llamada “fórmula del paraguas” y promuevan
nuevas acciones de interés cierto y efectivo para ambos países. Y ello, es otra
prueba de improvisación.
Ha habido una
estratégica favorable al Reino Unido. Los británicos saben que, en este gran
país, hay muchos recursos naturales para explotar y los argentinos parece que
siguen sin darse cuenta de ello. El día que aceptemos que Mendoza puede
independizarse o, que tal o cual territorio, no merece defenderse, habremos
aceptado la derrota final de una gran Nación.
Ceterum censeo
Carthaginem esse delendam.
Dr. César Augusto
Lerena
Experto en
Atlántico Sur y Pesca, ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar
Social (Ctes) ex Profesor Universidad UNNE y FASTA, Ex Asesor de la H. Cámara
de Diputados y Ex Asesor en el Senado de la Nación. Autor de 25 libros (entre
ellos “Atlántico Sur, Malvinas y Reforma Federal Pesquera, 2019).
1 de abril de 2021
A la memoria y en
agradecimiento a los combatientes de Malvinas.