dueños de
Afganistán: un éxito de Pakistán
Gianandrea Gaiani
Brújula cotidiana,
18-08-2021
“Han ganado, que
ahora los talibanes protejan a los afganos”. El ex presidente de Afganistán ha
explicado en un mensaje de Facebook que huyó “para evitar una masacre” que
comenzó en la capital, Kabul. Ghani, su esposa, su jefe de gabinete y su asesor
de seguridad nacional han llegado a Tashkent, la capital de Uzbekistán. En
el palacio presidencial ondea la bandera talibán blanca con la shahada, la
inscripción árabe del testimonio sobre Dios: “Atestiguo que no hay más dios que
Dios y atestiguo que Mahoma es el profeta de Dios”.
Afganistán volverá
a tener el nombre que tenía antes de la llegada de los estadounidenses en 2001,
Emirato Islámico de Afganistán,
mientras que el ejército estadounidense garantizará el tráfico aéreo en el
aeropuerto de Kabul para facilitar las evacuaciones, pero sólo durante unos
días hasta que se complete el puente aéreo. En un comunicado conjunto, el
Pentágono y el Departamento de Estado anunciaron medidas para asegurar el
aeropuerto afgano con el fin de “permitir la salida segura por vía aérea del
personal estadounidense y sus aliados de Afganistán, tanto civiles como
militares. En las próximas 48 horas ampliaremos nuestra presencia de seguridad
a casi 6.000 efectivos, con una misión centrada exclusivamente en facilitar
estos esfuerzos, y estaremos a cargo del control del tráfico aéreo” en el
aeropuerto, afirma el comunicado.
Sin embargo, la
evolución futura de Afganistán dependerá sobre todo de las decisiones que se
tomen en Pakistán, patrocinador desde hace mucho tiempo del movimiento talibán
y verdadero artífice político y militar de la “blitzkrieg” talibán que arrasó
Afganistán en una semana. Mientras que en Occidente ya hay quien se fija en el
“giro moderado” de los talibanes, en Kabul el portavoz de los talibanes, Sohail
Shaheen, en una entrevista con la CNN define como “prematuro” decir quiénes
serán los nuevos miembros del ejecutivo, aunque, añade, habrá “figuras conocidas”.
“Cuando hablamos de un gobierno islámico inclusivo afgano, significa que otros
afganos también participarán en el gobierno”, ha afirmado. Sin embargo es mejor
no hacerse ilusiones sobre posibles gobiernos multipartidistas incluidos en
sistemas representativos semidemocráticos: los talibanes han anunciado la
proclamación del Emirato, lo que significa que habrá un jefe de gobierno (el
emir) y sus ministros. En todas las ciudades “liberadas” por los talibanes, las
autoridades administrativas locales han sido destituidas, las mujeres han sido
expulsadas de sus puestos de trabajo, incluidos los públicos, y se les ha
“invitado” a llevar el burka.
La disposición de
los talibanes a aceptar que decenas de miles de sus compatriotas sean evacuados
por el puente aéreo estadounidense y occidental tiene dos ventajas: deshacerse
de los opositores incómodos al régimen de la sharia y mostrar a la comunidad
internacional un movimiento talibán que ya no es sanguinario. Esto es esencial
para que el Emirato de Afganistán obtenga el reconocimiento internacional y
fomente las relaciones económicas y comerciales. Los rusos y los chinos son
los únicos que no han evacuado sus embajadas en Kabul, pero ciertamente no
porque sean amigos de los talibanes. Moscú y Pekín llevan tiempo preparándose
para el regreso de los talibanes a Kabul y han mantenido relaciones en un
intento de negociar la voluntad de comerciar (China tiene algunas empresas
mineras que trabajan en Afganistán) con el compromiso de los talibanes de no
avivar el fuego de la yihad en el Sinkiang chino y en las antiguas repúblicas
asiáticas soviéticas (especialmente Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán). Sólo
el tiempo dirá hasta qué punto podemos confiar en la palabra de los talibanes,
cuya ideología islámica considera una virtud mentir a los infieles, pero en
cualquier caso ya está claro quién es el verdadero ganador del último capítulo
de la guerra afgana.
Pakistán ya
convocó el domingo a una delegación de alto nivel de opositores a los talibanes
a Islamabad, mientras los talibanes tomaban pacíficamente Kabul. Así lo anunció
el representante especial de Pakistán para Afganistán, Mohammad Sadiq: “Acabo
de recibir a una delegación de alto nivel que incluye a Ulusi Jirga Mir Rehman
Rehmani, Salah-ud-din Rabbani, Mohammad Yunus Qanooni, Ustad Mohammad Karim
Khalili, Ahmad Zia Massoud, Ahmad Wali Massoud, Abdul Latif Pedram y Khalid
Noor” para tratar “asuntos de interés mutuo”. Pakistán pretende poner bajo
su influencia directa al nuevo gobierno afgano dominado por los talibanes,
ofreciendo también garantías a los opositores tayikos y uzbekos que han librado
una larga y agresiva guerra contra el régimen de los “estudiantes coránicos” en
el pasado.
Islamabad lleva
tiempo planificando con los servicios secretos militares (Inter Services
Intelligence - ISI) la guerra relámpago que se desencadenará ante la inminente
finalización de la retirada de las fuerzas estadounidenses y aliadas,
reforzando las milicias talibanes con sus propios combatientes procedentes de
las unidades de élite y de las milicias tribales de la zona tribal pakistaní.
Con estas fuerzas, los ataques talibanes han podido desarrollarse en varios
frentes al mismo tiempo, aumentando la percepción entre las tropas
gubernamentales de la indiscutible superioridad del enemigo. Al parecer,
Pakistán también proporcionó a los talibanes una amplia cobertura de
inteligencia, que parece haber implicado la infiltración de numerosos agentes
de los ISI en los cuarteles generales militares afganos y en los gobiernos
provinciales con el objetivo de inducir a las unidades a entregar sus armas o a
no resistirse.