Juan Alberto Yaría
La Prensa,
30.08.2021
"Uno de los
mayores problemas de hoy es negar la existencia de las personalidades
antisociales'' (Julián Marías, filósofo)
El centro de la
vida de un paciente dependiente a las sustancias es como conseguir la dosis,
día a día. La palabra `narcocentrismo' me la mencionó un paciente de alta
cultura que entregó su vida a esta cita diaria con su autodestrucción. Para él,
era un encuentro con un placer cada vez más alejado de aquel inicial y, a la
vez, paradójicamente, odiado porque no quería hacerlo, pero sentía que lo debía
hacer. Ama lo que lo destruye. El centro de su vida era la cita diaria con el
`dealer' y los químicos variados que brindaba. El dealer o proveedor era la
posta para encontrar, y el dinero el "maná" del cielo que debía
conseguir.
La relación con el
proveedor es una relación también erótica y de alto contenido de odio; también
de sometimiento porque él le da un objeto necesario. La necesariedad del
vínculo se une a la del químico que le da. Ahí surge el soborno en el crédito
de aquel que no tiene dinero, pero que va a cobrar doblemente en primer lugar
con la vida a retazos a la cual esto lleva, y al mismo tiempo sabe cómo doblar
la deuda con favores desde ser `carrier' o `rapiflet' de los pedidos de otros
hasta intereses super-usurarios con amenazas de muerte de no cumplirse. El
distribuidor sabe manejar los hilos de la amenaza y los resortes del poder como
amo de las necesidades del otro. Estos son verdaderos psicópatas en el manejo
de las emociones y necesidades del otro, con la frialdad necesaria para
conseguir sus objetivos utilizando la inoculación del miedo como arma letal.
LA VIDA ES UN DON
Para el místico,
la vida es un don y una gracia. Su cita de todos los días es dar, transmitir la
dádiva del vivir que agradece y transforma en donación. La vida del místico se
resume en cuánto tengo que multiplicar hoy. La vida de un dependiente y de un
`narco' es cuánto tengo hoy que recibir y cuánto tengo que sacar o sobornar al
otro. Mundos diferentes.
Este
`narcocentrismo' tiene sus consecuencias. Los adictos buscan un `plus' de
placer no aceptando los límites de la naturaleza del cerebro y alterando
funciones electroquímicas de esa maravilla de más de cien mil millones de
neuronas genera lo que se denomina el síndrome disejecutivo y progresivamente
se altera la memoria de trabajo, el control atencional, el control inhibitorio
y la toma de decisiones.
Vemos pacientes que,
con un cuadernito, siendo jóvenes, deben anotar todo lo que se dice en los
grupos, porque tienen fallos de memoria a corto plazo, la atención es
fluctuante, la inestabilidad emocional es permanente, el sueño quedó alterado
por las alteraciones químicas del cerebro que durante meses soportó cambios del
circuito circadiano (noche-día) y con un shock de neurotransmisores de
excitación permanente.
ENVEJECIMIENTO
PRECOZ
El envejecimiento
precoz cerebral es continuo hasta llegar, en algunos casos, a la demenciación
en la gente joven. La demencia es la estación final. Nos vamos `animalizando',
ya que dañamos el plus que nos separa de los primates. La toma de decisiones es
cada vez más errática, rompen con la lógica del sentido de realidad. Sus vidas
se transforman en errores permanentes que comprometen su cuerpo, sus finanzas,
a su familia y muchos terminan en la calle. De ahí al suicidio hay un paso.
Termina en una anosognosia: no puede leer lo que le sucede dentro sí (esta
alienado), ni empatizar con el otro. Los daños diarios a su vida anímica y
cerebral lo llevan a la pérdida absoluta de motivación y a una depresión en
donde la vida es una carga difícil de soportar, ya que se llenó de deudas
económicas y morales (hijos abandonados, trabajos perdidos, etc.).
LA PSICOPATIA
La demenciación es
la estación final del consumo, pero la psicopatía es un evento que puede vivir
el propio consumidor en su carrera adictiva en donde sus daños cerebrales
atacan la neuro-moral (sitio de los altos ideales de la humanidad) y no siendo
un psicópata `per-se' tiene conductas amorales, fruto de los distintos daños
que posee.
Al mismo tiempo se
encuentra en su carrera adictiva con verdaderos psicópatas, el dealer y sus
bandas conexas con sicarios, que muestran rasgos claros: frialdad y
cosificación de las personas. Ellos saben imponer peajes y sobornos con un
revólver como testigo de las amenazas permanentes. Lo que dicen se debe cumplir
y el miedo y su inoculación es la profesión para lo cual se adiestran. La
omnipotencia los lleva a dominar los territorios y el dinero. ``Plata o
plomo'', decía Pablo Escobar. Operan como la verdadera ley.
La palabra para el
psicópata no tiene relevancia, él actúa. La acción suplanta a la palabra y la
violencia está siempre ahí en todos los mensajes. El receptor se angustia, ya
que busca en el psicópata ese `eco complementario'. En muchos casos inducen
suicidios. En otros casos, `hace hacer' al otro, por ejemplo: obligan a los
adictos a vender drogas solo con una mirada furtiva.
Como muy bien
describe el Doctor Hugo Marietan en determinados momentos aparece la `tormenta
psicopática' que lleva a masacres, a violaciones en serie, a homicidios
brutales y a perversiones sexuales, máxime si hay consumo de drogas. Es el
`lubricante' que utilizan, muchas veces, para determinadas acciones, sin ser
ellos propiamente dependientes a las sustancias. La crueldad y la desmesura los
acompaña, así como la falta de empatía.
EL PSICOPATA:
EMBLEMA DE HOY
El dominio de los
territorios y la manipulación de miles de personas parecen ser los rasgos de
carácter. Son los modelos de identificación para muchos, por la ausencia
completa de sentimientos de culpa y de remordimientos que se han consagrado
hoy. El virus del poder, la ignorancia y el fanatismo son sus aliados.
La pontificación
del manipulador, el mentiroso compulsivo y el ego maniaco que disfrazan su odio
al ser humano con un magnetismo acaramelado es moneda corriente e incluso
relaciones sexuales despersonalizadas propias de la `era Tinder'.
La proliferación
mayor de estos personajes son indudablemente fruto de un contexto sociocultural
que los precipita y los necesita para determinados menesteres: barras bravas,
tribus urbanas, pandillas, soldaditos que se captan por pocos pesos o por drogas
y grupos de choque de sectores del poder.
* Director General
Gradiva - Rehabilitación en adicciones.