el lobista de Rusia y China
por Carlos Tórtora
Informador
Público, 11-8-21
Alberto Fernández
acaba de dar un ejemplo de diplomacia dual llevada al extremo. Horas después de
distender los vínculos con EEUU reuniéndose con el asesor de seguridad nacional
de Joe Biden, Jake Sullivan, el presidente encumbró como Ministro de Defensa a
Jorge Taiana, el lobista número uno de los intereses rusos y chinos en la
Argentina. El sucesor de Agustín Rossi se dedicó, desde el 2003, entonces como
canciller, a fomentar el acercamiento a esos dos países. Se trata del principal
operador de la política multipolar que tanto defiende Cristina Kirchner.
Taiana, desde la
presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, fue
protagonista de hechos decisivos. El 28 de octubre del año pasado participó de
la reunión en la que la presidenta del Senado, Cristina Fernández de Kirchner,
recibió en su despacho al embajador de la Federación Rusa, Dmitry V.
Feoktistov. Una fuente del Instituto Patria consigna que en esa reunión se
habría definido el acuerdo estratégico con Moscú para la compra de la Sputnik
V. En otras palabras, que Taiana, con bajo perfil, es uno de los hacedores del
pacto con Rusia que confirmó la asesora presidencial Cecilia Nicolini en la
recientemente revelada carta. En cuanto a China, Taiana desembarcó allí en el
2006 para explorar negocios en puerta para distintos rubros: desde centrales
nucleares, hasta el desarrollo de tecnología 5G con Huawei a la cabeza o el estratégico
negocio del dragado y balizamiento de la hidrovía Paraná-Paraguay. Desde
entonces, Taiana fue tomando las riendas de las relaciones bilaterales.
Ahora, con este
nuevo panorama, es probable que China intente retomar proyectos que se vieron
truncados por Macri, como la construcción de una central nuclear en Campana. Se
trata de una inversión de 9.000 millones de dólares con tecnología puramente
china.
Cuando escaló la
guerra comercial de los EEUU con Beijing, Taiana no dudó en definirse a través de
una nota publicada en la revista Mundosur. Dijo: “El gobierno estadounidense
prohibió a las empresas norteamericanas proveer de insumos a las empresas
chinas Huawei y ZTE, tratando así de romper la cadena productiva global. Unos
días después, Google decidió suspender sus vinculaciones con Huawei,
obligándola a crear sus propios códigos operativos”. Y remata: que “detrás de
esta ‘guerra comercial’ (entre Estados Unidos y China) existe el claro objetivo
de impedir que China logre, en el futuro, el liderazgo científico-tecnológico
global y también implica la subordinación de los países que consideran
aliados”. La prédica anti EEUU de Taiana fue continua. El 28 de julio del año
pasado, se reunió con el ex canciller brasileño Celso Amorim y ambos acusaron a
los Estados Unidos de intentar ganar la presidencia del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) para presionar financieramente a los países latinoamericanos
para que se alejen de China.
En cuanto al
objetivo chino de explotar la hidrovía, la empresa china Cofco está dispuesta a
ofrecer hasta un 30% menos del costo global de las obras. También está la
gigante Shangai Dredging Company (SDC), que ya en el 2016 ofrecía un peaje de
USD 2,25 la tonelada de registro neto frente a los USD 3,05 que cobra Hidrovía SA.
También hay en esto un tema de fondo: el riesgo de la seguridad nacional. “El
balizamiento de esos 1.200 kilómetros de ruta fluvial con dispositivos de GPS
de China instalados a lo largo de los ríos implicaría un control absoluto del
comercio argentino”, señala un diplomático argentino.
El bazar de las
armas
Ahora, Taiana
tendrá la posibilidad de incidir en el sensible mercado de armas, donde Rusia y
China son grandes vendedores. Por ejemplo, la Fuerza Aérea Argentina ya estudió
el caza chino Chengdu JF-17, la fuerza consultó por el muy superior Chengdu
J-10, recibiendo como respuesta que ese avión no estaba disponible para la
Argentina. Si bien China ha desarrollado una versión de exportación,
simplificada, el problema no radica en si quieren exportarlo o no, sino en que
China no está dispuesto a entregarle el caza más avanzado que tienen en
servicio a un país con una política errática como la Argentina, donde ninguna
fuerza política (ni oficialismo ni oposición) tiene una ideología clara ni un
proyecto de país. Hoy la Fuerza Aérea Argentina espera negociar el Block III
del JF-17 y ver qué, de todo el equipamiento requerido, China está dispuesta a
vender, pero aún no se sabe qué tecnologías hoy estaría dispuesta China a
entregar ni a qué costo, no económico, sino político.
En el caso de
Rusia, más allá de que tampoco accedería a venderle a la Argentina su última
tecnología, la realidad es que en aviación de combate el país se ha quedado
rezagada, sin grandes desarrollos nuevos en materia de sistemas para las
aeronaves que se estén fabricando en serie, mientras que su caza de quinta
generación recién inicia su producción en serie. Rusia ha ofrecido el MiG-35,
cuyos costos operativos están muy lejos de lo que la Argentina puede pagar,
mientras que también ha ofrecido versiones del Su-30 y MiG-29, en general ya
lejos de la primera línea tecnológica y con costos operativos prohibitivos. A
eso hay que sumar que Rusia recién ahora empieza a mejorar muy lentamente el
soporte logístico a sus clientes, que ha sido una pesadilla y una de las
mayores causas de que muchos países opten por no comprarles material.