de la coronación de la Virgen del Rosario
POR ROBERTO L.
ELISSALDE
La Prensa, 29.10.2022
La imagen de la
Nuestra Señora del Rosario, principal advocación mariana de la Orden de
Predicadores, que se conserva en el Convento de San Pedro Telmo conocido
habitualmente como de Santo Domingo, es una antigua talla que tiene 426 años en
Buenos Aires.
Ya en 1586 se
veneraba en nuestra ciudad en presidiendo el culto en la primitiva iglesia
matriz porteña.
Adquirió pronto
particular devoción en la aquella población que apenas superaba los 300
pobladores; quizás influenciada porque ella había acompañado al ejército
español en labatalla de Lepanto un 7 de octubre de 1571, cuando el ejército de
don Juan de Austria enarboló una bandera enviada por Pío V con la imagen de la
cruz y de la virgen: “Dame un ejército que rece el rosario y conquistaré el
mundo".
No era para menos,
Cervantes que ganó su mote de manco en esa acción afirmó: “La más memorable y
alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros”.
Decididos a
organizarse los no pocos devotos del templo ubicado en la calle más importante
de la ciudad, por la que entraban gobernadores, obispos y virreyes, los fieles
organizaron la Cofradía dedicada a honrar el culto mariano, con sus misas
mensuales, encuentros y obras piadosas.
LA PERFIDA ALBION
Cuando en 1806 la
ciudad fue invadida por las tropas británicas, según constancia en el libro de
actas, don Santiago de Liniers declaró: “Estoy resuelto a hacerlo, reverendo
padre. Hoy mismo, en el transcurso de la misa, he hecho ante la imagen sagrada
de la Virgen un voto solemne. Le ofreceré las banderas que tome a los
británicos si la victoria nos acompaña. Y no dudo que la obtendré si marcho a
la lucha con la protección de Nuestra Señora, hoy mismo partiré a Montevideo a
encontrarme con el señor gobernador de esa plaza, don Pascual Ruiz Huidobro,
para que nos ayude en la reconquista”.
Y Montevideo ayudó,
y así unidos aquellos a los criollos lograron el 12 de agosto recuperar la
ciudad y Liniers cumpliendo con su voto entregó las banderas a la Santísima
Virgen del Rosario, a cuya protección había colocado la empresa.
Su devoción se
manifestó posteriormente, entregando el bastón y algún trofeo a la imagen que
se encuentra en la iglesia del Rosario de la ciudad de Córdoba, envío que hizo
a través de su amigo don Francisco Antonio de Letamendi.
LOS BELGRANO Y DON
HIPOLITO
A menos de 40
metros de ese templo y ampliamente vinculado al mismo, y a la Tercera Orden,
estaban los Belgrano, comenzando por el fundador de la familia don
Domingo; siguiendo por sus hijos,
educados en primeras letras en ese lugar. Manuel Belgrano, no olvidó esa
especial devoción y donó dos banderas tomadas al ejército español en el Alto
Perú en 1813.
La sagrada imagen
recibió no pocos títulos: Milagrosa, Histórica, Antigua, Primera. Todo ello
motivó que un grupo de señoras encabezadas por Inés Dorrego de Unzué,
impulsaran la coronación de la sagrada imagen y ella misma entre 1928 y 1931
costeó el magnífico camarín. Con la autorización del Papa Pío XI, la ceremonia
se realizó el sábado 7 de octubre de 1922, presidida por el Internuncio
Apostólico, monseñor Alberto Vassallo di Torregrosa, obispos y altos
dignatarios de la iglesia.
El gobierno estuvo
representado por el presidente de la República, Hipólito Yrigoyen. Nos aminamos
a decir que fue prácticamente su último acto oficial con tal concurrencia de
público, ya que se realizó en la Plaza de Mayo, a cinco días de entregar el
mando al doctor Marcelo T. de Alvear.
Don Hipólito
además era muy cercano a los padres dominicos, visitaba a menudo el convento y
su cuerpo fue amortajado con el hábito de la orden.
LLAMAS SACRILEGAS
En una noche
aciaga cuando las llamas sacrílegas no respetaron ni la santidad del templo ni
la majestad de los próceres que en él descansaban, la histórica imagen se salvó
del terrible incendio, en el que Buenos Aires perdió buena parte de su
patrimonio artístico e histórico religioso.
Un año después
recibió nuevamente esos trofeos recuperados, que la acompañaban desde hacía
casi un siglo y medio.
Continúa Nuestra
Señora del Rosario en ese histórico solar, custodiando testimonios de nuestra
historia y recibiendo la permanente devoción de su pueblo, con la memoria
agradecida y la súplica reverente para tantas necesidades, como las que se
viven en el presente; a la vez que especialmente también se recuerda a los
caídos en Malvinas en el 40 aniversario de esa gesta que la tuvo como excelsa
patrona.