en los barrios populares, uno de cada cuatro
niños dejó de recibir alguna de las comidas diarias
Andrés Klipphan
Infobae, 29 de
Octubre de 2022
“Son los
invisibles. Sólo aparecen en las estadísticas de muerte y enfermedad, y en la
de menor talla que tienen los chicos pobres. Si un infante tiene hambre, las
conexiones interneuronales no terminarán de conformarse y tendrá retrasos para
toda la vida. Será también vulnerable a enfermedades que resistiría normalmente
y pueden matarlo”. La definición es del sociólogo Bernardo Klikberg y se aplica
a la perfección a lo que sucede en los barrios más vulnerables de la Argentina.
Así lo revela un
informe elaborado por la Universidad Popular, que en los próximos días estará
en los despachos del presidente Alberto Fernández y de la ministra de
Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz. El estudio revela que uno de cada
cuatro niños “dejó de recibir alguna de las comidas diarias” y que en el 87% de
las familias hay angustia porque los alimentos se acabarán en su hogar por
falta de recursos.
El trabajo consta
de quince carillas, diez gráficos y se titula “Emergencia alimentaria: análisis
de situación de los barrios”. Fue realizado en quince provincias y se
auscultaron 2.381 familias que asisten a los comedores y merenderos de los
asentamientos más vulnerables que dependen del movimiento Somos Barrios de Pie,
cuyo coordinador nacional es Daniel Menéndez.
Los resultados
alarman: más de la mitad de las familias solo se alimentan con cortes de carne
con alto contenido graso; en el 58% de los hogares se sirven porciones más
chicas; en el 46% de los casos por lo menos un adulto dejó de recibir alguna de
las comidas diarias por falta de recursos; mientras que eso se replica para los
niños y niñas en el 23% de los hogares, prácticamente uno de cada cuatro; el
87% de las familias refirió preocupación porque los alimentos se acabarán en su
hogar por falta de recursos.
Infobae accedió de
manera exclusiva al detallado trabajo de campo coordinado por Marcos Caviglia,
médico especialista en medicina general y familiar. El censo, que en una
segunda fase se completará con la talla y peso de los menores de 15 años que
asisten a los espacios comunitarios, se realizó entre agosto y septiembre
pasado e intervinieron las y los promotores del área de trabajo “salud
colectiva” y los equipos técnicos de la Universidad Popular Barrios de Pie.
“El relevamiento
evidencia el preocupante impacto que tiene el proceso inflacionario actual
sobre la alimentación de las familias más humildes”, le dice a este medio Norma
Morales, secretaria adjunta de la Unión de Trabajadores de Economía Popular y
dirigente de Barrios de Pie, una de las organizaciones sociales que forma parte
del Frente de Todos junto al Movimiento Evita.
El diagnóstico al
que llegaron los profesionales es una radiografía de la sociedad más profunda
de los sectores postergados, de los “invisibles” descriptos por Klikberg, quien
estudió el flagelo de la pobreza en la Argentina y en el mundo.
Para el doctor
Caviglia, la deficiencia alimentaria en los sectores más postergados de la
población “produce una situación de malnutrición, muchas veces por exceso de
peso asociada a desnutrición de micronutrientes”. Y agregó: “Este tipo de
malnutrición afecta fuertemente el desarrollo de nuestros niños, poniendo en
riesgo su crecimiento físico y su desarrollo neurológico, especialmente en las
edades más tempranas. Pero además está fuertemente asociado en todas las edades
a bajas en las defensas con más propensión a infecciones graves, problemas
respiratorios y a enfermedades crónicas como hipertensión arterial, diabetes,
colesterol alto y patologías cardiovasculares, los principales problemas de
salud pública hoy en día”.
El médico es
contundente en su diagnóstico: “Esto genera que los niños más humildes tengan
menos posibilidades de desarrollarse y salir adelante, siendo un factor que
impacta en la reproducción de la pobreza”.
En censo revela
que solo el 17% de las familias comen carnes o huevo una vez al día como
recomienda el Ministerio de Salud de la Nación, o sea que el 83% de las
familias tienen un aporte proteico menor a lo necesario y que el 30% de las
familias consumen estos alimentos solo una vez por semana o menos.
El consumo diario
de verduras alcanza solo al 14% de las familias, mientras que el 44% las
consume una vez a la semana o menos. Con las frutas sucede algo similar: solo
en el 19% de los hogares se consume una vez por día, mientras que el 37% las
consume 1 o menos veces a la semana.
Al analizar los lácteos
que consumen las familias más vulnerables que asisten a los comedores y
merenderos de Somos Barrios de Pie en Buenos Aires, CABA, Catamarca, Chaco,
Córdoba, Corrientes, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Misiones, Salta, Santa Fe,
Santiago del Estero, Tucumán y Tierra del Fuego el trabajo destaca: “Solo el
25% los consume diariamente, en tanto que el 32% de las familias lo hicieron
uno o menos veces por semana”.
“Desde el
Movimiento Barrios de Pie hemos registrado altos índices de inseguridad
alimentaria en la población que se estudió. Estos valores no solo expresan la
preocupación por la alimentación de nuestros barrios, sino que evidencian la
responsabilidad social de los sectores concentrados que condicionan nuestra
economía e imponen malos hábitos de consumos alimenticios en la población, y
por ende en su salud nutricional”, opina la dirigente de la UTEP.
Consumo de bajos
nutrientes
Uno de los puntos
salientes del trabajo es la comparación entre las familias humildes que
perciben la Asignación Universal por Hijo (AUH) solamente contra aquellas que
perciben AUH y Prestación Alimentar.
El documento
destaca que en esos casos “se evidencia el efecto protector de esta política en
muchas de las variables, incluyendo la cantidad de familias que consumen
cantidades mínimas de nutrientes esenciales, el porcentaje de familias que
debió reducir los consumos de estos y la inseguridad alimentaria”.
Cuando se indaga
sobre variaciones en el consumo durante el último año para carnes, frutas,
verduras y lácteos, que son nutrientes esenciales, los datos indican que las
familias disminuyeron el consumo de carnes el 54%, de frutas el 49%, de
verduras el 43% y de lácteos el 44%.
Por el contrario,
aumentó un 35% la ingesta de alimentos más económicos y rendidores, aunque
nutricionalmente mucho menos convenientes ya que son ricos en hidratos de
carbono como papa, batata, arroz y fideos.
Caviglia lo
explica así: “Cuando preguntamos por las variaciones para cada grupo de
alimentos en el último año, nos encontramos que tanto para carnes, frutas y
verduras la mayoría de las familias tuvo que reducir su consumo. Al contrario,
cuando vemos los alimentos ricos en hidratos de carbono complejos como fideos,
arroz blanco, papa y batata, vemos que la mayoría de las familias incrementaron
su consumo. El problema de este grupo de alimentos es que es alto en calorías
(energía) pero bajo en nutrientes esenciales como aminoácidos, vitaminas y
minerales”.
Contexto socio
económico
Norma Morales
detalló que el informe que ella misma le entregará a la ministra de Desarrollo
Social, “se sitúa en un contexto de un crecimiento de la economía de 10,4% en
2021 y que superaba el 7% solamente durante la primera mitad de 2022″. Pero
también recuerda que: “Si analizamos los datos de pobreza del primer semestre
de 2022, vemos que el 36,5% de la población argentina es pobre. Hubo una mínima
reducción de 0,8% respecto al segundo semestre 2021 en este contexto de
crecimiento económico. En tanto, la indigencia se ubica hoy en el 8,8%, incluso
aumentando un 0,6% respecto al año pasado según los datos del INDEC”.
Según ese mismo
organismo, las niñas y niños de entre los 0 y los 17 años la pobreza alcanza al
51,5% global, pero si se lo desmenuza por grupos etarios, explica la secretaria
adjunta de la UTEP “nos encontramos que es de 47,5% entre los 0 y los 5 años,
de 52,7% de los 6 a los 11 años y de 53,4% entre los 12 y 17 años”. Un panorama
alarmante y debe ser atendido de manera urgente e integral.
infobae
—¿Cómo se aborda,
desde el Estado, el grave problema que detectó la Universidad Popular Barrios
de Pie?, le preguntó este medio a Morales.
—Con el informe en
la mano, le vamos a pedir al Presidente que es imprescindible y urgente una
prórroga de la Ley de Emergencia Alimentaria, sustento de la Prestación
Alimentar y los refuerzos de alimentos a los espacios comunitarios. Hoy más que
nunca esta política cumple un rol clave para garantizar un plato de alimento en
la mesa de millones de familias. Pero también es necesario aumentar la
cobertura a los mayores de 15 años y diseñar políticas específicas que aborden
la situación de la juventud, principal víctima de la pobreza y la indigencia en
nuestro país.
—No parece una
tarea sencilla ni que se consiga de un momento para otro.
—Es fundamental
revertir la fuerte transferencia de recursos que significa el aumento
indiscriminado e injustificado del precio de los alimentos. Necesitamos aplicar
herramientas existentes como la Ley de Abastecimiento y la Ley de Góndolas a
fin de evitar las maniobras especulativas y la cartelización del sector
alimentos. Es urgente un congelamiento de precios de los alimentos que
amenazan, inflación mediante, en seguir aumentando los niveles de indigencia.
Asimismo, necesitamos un aumento de suma fija para los trabajadores y
trabajadoras y medidas que produzcan un shock distributivo para las familias en
situación de indigencia. En nuestro país no debe existir ni una sola familia
que no pueda poner un plato de comida arriba de la mesa o que no pueda acceder
a los nutrientes elementales para una vida saludable.