Oriol Ferré
Infocatólica,
11/11/22
El pasado martes,
8 de noviembre, se celebraron en Estados Unidos las elecciones legislativas
conocidas como las Midterms, pues se celebran en la mitad del mandato del
presidente federal. En ellas, se eligen a los 435 congresistas de la Cámara de
Representantes y a un tercio de los cien senadores. Son muchos los análisis que
se han hecho y gran cantidad los artículos que se han escrito sobre los
resultados y sus consecuencias. Sin embargo, queremos aquí reseñar la entrada
en el Senado de candidatos republicanos que sorprenden, positivamente, por sus
convicciones cristianas en un momento en el que la secularización avanza
galopante en Estados Unidos.
Markwayne Mullin.
Nuevo senador republicano por Oklahoma con el 61,8% de los votos. 45 años. 6
hijos. Contrario al aborto, también en caso de violación, incesto o riesgo de
muerte para la madre. Durante un debate días antes de las elecciones del pasado
martes, preguntado por el aborto, afirmó que, si la vida de su esposa corriese
peligro durante un embarazo, ni él ni su esposa estarían a favor de abortar a
su hijo.
James D. Vance.
Nuevo senador republicano por Ohio con el 53,3% de los votos. 38 años. 3 hijos.
Contrario al aborto, al ser preguntado sobre el aborto en caso de violación o
incesto, respondió que dos crímenes no crean un derecho. En un debate de la
campaña para la elección a senador, se manifestó a favor del matrimonio como la
unión entre un hombre y una mujer y se posicionó en contra del proyecto de ley
federal en favor del «matrimonio» homosexual que impulsa la Administración
Biden y que contó con el voto favorable en la Cámara de Representantes el
pasado 20 de julio. Nacido en una familia conservadora protestante, en 2019 se
convirtió al catolicismo. Es autor del súper-ventas Hillbilly, una elegía rural:
Memorias de una familia y una cultura en crisis.
Eric Schmitt.
Nuevo senador republicano por Missouri con el 55,5% de los votos. 47 años. 3
hijos. Como Fiscal general de Missouri (2019-2022), impidió el cierre de
restaurantes y la obligatoriedad de la mascarilla. Ha protegido el derecho a
rezar en los colegios. Durante la campaña, ha denunciado el Gran Reemplazo que
impulsa el Partido Demócrata a través de la inmigración masiva para destruir la
civilización y cultura norteamericanas.
Katie Britt. Nueva
(y primera) senadora republicana por Alabama con el 67%. 40 años. Dos hijos. En
la presentación de su candidatura afirmó que se presentaba para defender el
derecho sagrado a la vida de los no nacidos, afirmando que la vida empieza en
la concepción y que el aborto es un asesinato. Apoya la prohibición en los
colegios de la Teoría crítica de la raza, que promueve el enfrentamiento entre
razas, el revisionismo histórico y un sistema judicial que tenga como fin la
reingeniería social y el activismo político.
Ted Budd. Nuevo
senador republicano por Carolina del Norte con el 50,8% de los votos. 51 años.
3 hijos. Contrario al aborto y partidario de una ley federal para prohibir el
aborto en todo el país. Ha educado a sus hijos en casa.
Estos son los
cinco republicanos que se estrenan en el Senado de EEUU, a la espera del
resultado definitivo en Nevada, Arizona y Georgia (cuyos candidatos
republicanos también se estrenarían en el Senado, y cuyas posiciones políticas
también son ampliamente favorables para la causa de la vida, la familia y la
verdadera libertad). Podemos afirmar que el relevo por parte de los más jóvenes
dentro del Partido Republicano afianza o acentúa un marcado perfil conservador,
crucial para la batalla cultural y espiritual que se libra en Occidente y que
en Estados Unidos tiene como enemigos al Partido Demócrata y a tantos
«católicos» vergonzosos y de pacotilla como Joe Biden y el jesuita blasfemo
James Martin.
Por desgracia,
hemos podido ver en estas elecciones cómo en los diferentes referéndums
celebrados en Estados sólidamente republicanos para restringir o prohibir el
aborto, ha triunfado la postura abortista. Estos senadores y otros políticos
republicanos van a contribuir decisivamente para lograr victorias legislativas,
pero también deben contribuir a restaurar en la sociedad una visión de la vida
que tenga como norte y guía el Decálogo, el Evangelio y la Tradición. Por lo
menos, podemos tener la certeza de que mantendrán la antorcha encendida para
transmitirla a las generaciones futuras