de España e Hispanoamérica. Entrevista a
Marcelo Gullo Omodeo
Javier Navascués
Infobae, 10.12.22
Marcelo Gullo
Omodeo es argentino, Profesor de la Universidad Nacional de Lanús y de la
Escuela Superior de Guerra, Doctor en CC. Políticas por la Universidad del
Salvador (Buenos Aires) y ha realizado estudios de postgrado en la Universidad
de Ginebra y en la Escuela Diplomática de Madrid. Un geopolitólogo hispanista
cada vez más en alza que ha alcanzado un notable reconocimiento por su anterior
libro, Madre Patria, y que ahora vuelve con otra obra en la que reivindica la
herencia hispánica: Nada por lo que pedir perdón.
Después del
grandísimo éxito de su primer libro, Madre Patria, ¿qué le ha llevado a
escribir una segunda obra sobre la necesidad de combatir la leyenda negra?
Hay una gigantesca
falsificación de la historia universal. Hay una historia negra de España y de
la conquista española de América que se enseña en todos los colegios y
universidades del mundo y hay una historia rosa de Holanda, de Inglaterra, de
Alemania, de los Estados Unidos y de sus respectivas conquistas que se enseña
en todos los colegios y universidades del mundo. Hubo una guerra gigantesca,
entre el protestantismo y el catolicismo, que ganó el bando protestante. Y como
la historia la escriben los vencedores, las potencias protestantes falsificaron
la historia. A esa jauría de potencias que falsificaron la historia, para
presentar a España como la nación más abominable del mundo, se unió después de
1789, por odio al catolicismo, la Francia revolucionaria. Este libro es la otra
cara de la moneda de esa historia falsificada. Si la historia la escriben los
que ganan quiere decir que hay otra historia.
Demostrar que
España fue juzgada por un tribunal arbitrario que tenía las manos manchadas de
sangre y ninguna autoridad moral para llevar a España al banquillo de los
acusados es lo que me ha llevado a escribir este libro que titulé Nada por lo
que pedir perdón.
¿Por qué lo ha
titulado Nada por lo que pedir perdón?
Justamente porque
España no tiene nada por lo que pedir perdón porque la conquista de América fue
uno de los mayores intentos que el mundo haya visto por hacer prevalecer la
justicia y los valores cristianos en una época brutal y sanguinaria. Importa
resaltar que ese intento fue exitoso y ese hecho convirtió a España en una
excepción en la historia de la humanidad porque ni antes ni después una nación
se comportó de esa manera. El pueblo español no era un pueblo de santos, porque
eso no existe. Hubo españoles que en América fueron crueles y asesinos, como
hubo otros que fueron santos y héroes. Cuando uno dice que España no tiene nada
por lo que pedir perdón no está diciendo que España no cometió errores, pero en
honor a la verdad cabe hacerse las siguientes preguntas
¿Si España
conquisto América, con el objetivo de saquearla, robarla y expoliarla, como
sostienen los negrolegendarios por qué España sembró América de hospitales de
primer nivel? ¿Si España conquistó América, con el objetivo de saquearla,
robarla y expoliarla, como sostienen los negrolegendarios por qué España sembró
América de universidades de primer nivel? ¿Si España conquistó América, con el
objetivo de saquearla, robarla y expoliarla, como sostienen los
negrolegendarios, por qué en esas universidades -pobladas de criollos, indios y
mestizos- se enseñaba que el rey tenía que ejercer el poder como un padre y
que, si no lo ejercía de esa manera, el pueblo tenía derecho a destituirlo e
incluso a asesinarlo?
La labor educativa
y la multitud de universidades no tiene parangón en otros imperios, ¿qué opina
usted?
Es a partir del
año 1538, con la fundación de la Universidad de Santo Domingo, que España se
lanza febrilmente a la fundación de Universidades en América. España, como
poseída por un impulso irrefrenable, año tras año, crea universidades, desde la
meseta mexicana, hasta las sierras de Córdoba, en la actual Argentina. Y ese
impulso, no se detuvo nunca. El “rosario” de fundaciones que trascribimos a
continuación, aunque su simple lectura causa un gran aburrimiento, es una
prueba irrefutable de ello. La Universidad de Santo Domingo, en Santo Domingo,
en el año 1538. La Universidad de San Pablo, en México, en el año 1551. La
Universidad de San Marcos, en Lima, en el año 1553. La Universidad de Santiago
de la Paz, en Santo Domingo, en el año 1558. La Universidad de Santo Domingo,
en Santa Fe de Bogotá, en el año 1580. La Universidad de San Fulgencio en
Quito, en el año 1586. La Universidad de Santa Catalina, en Mérida de Yucatán
en el año 1622. La Universidad Javeriana, en Bogotá, en el año 1622. La
Universidad de San Ignacio, en Córdoba, en el año 1622. La Universidad de San
Gregorio, en Quito, en el año 1622. La Universidad de San Ignacio, en Cuzco, en
el año 1623. La Universidad de San Javier, en Charcas, en el año 1624. La
Universidad de San Miguel, en Santiago de Chile, en el año 1625.
La Universidad de
San Borja, en Guatemala, en el año 1625. La Universidad de San Idelfonso, en
Puebla, en el año 1625. La Universidad de Nuestra Señora del Rosario, en
Bogotá, en el año 1651. La Universidad de San Carlos, en Guatemala, en el año
1676. La Universidad de San Cristóbal, en Huamanga, en el año1681. La
Universidad de Santo Domingo, en Quito, en el año 1688. La Universidad de San
Pedro y San Pablo, en México, en el año 1687. La Universidad Jesuítica de
Guadalajara, en el año 1696. La Universidad de San Antón, en Cuzco, el año
1696. La Universidad de Santa Rosa, en Caracas, en el año 1721. La Universidad
de San Francisco Celaya, en México, en el año 1726. La Universidad de San
Jerónimo, en la Habana, en el año 1728. La Universidad de la Concepción, en
Concepción (Chile) en el año 1730. La Universidad de San Felipe, en Santiago de
Chile, en el año 1738. La Universidad de San José, en Popayán (Colombia), en el
año 1745. La Universidad de Gorjón, en Santo Domingo, en el año 1747. La
Universidad de San Javier, en Panamá, en el año 1749. La Universidad de San
Bartolomé en Mérida, en el año 1806. La Universidad de San Carlos en Nicaragua,
en el año 1812.
Francia conquistó
Argelia en 1830 y ésta permaneció como colonia francesa hasta 1962. Los
franceses, al parecer sin mucha prisa, fundaron la Universidad de Argel, recién
en 1909. Portugal comenzó la conquista de Mozambique en el año 1505 y fundó la
“Universidade de Lourenço Marques”, el 23 de diciembre de 1968, es decir 463
años después del comienzo de la colonización. En las colonias británicas de la
América del Norte, si es que generosamente se equipara un “College” a una
Universidad, se puede decir entonces, que los ingleses fundaron la Universidad
de Harvard en 1636. Nótese que los ingleses fundaron la Universidad de Harvard,
83 años después de que los españoles fundaran la Universidad de San Marcos.
Resulta
interesante saber que la Biblioteca del Colegio Máximo de San Pablo de Lima
llegó a reunir, en el año 1750, la increíble cifra de 43.000 libros. Cifra que
se agiganta cuando tomamos conciencia que la biblioteca de la Universidad de
Harvard tenía, por esas fechas, apenas 4.000 ejemplares.
Más bien habría
que recibir la gratitud de la inmensa aportación de España, llevando la fe
católica y la cultura clásica a América.
Como sostuvo el
Padre Jorge Mario Bergoglio, el 27 de mayo de 1975, nosotros los
hispanoamericanos “fuimos forjados por España que, más allá de las
contradicciones y los límites en la concepción histórica, nos deslumbra con sus
Leyes de Indias, con la conciencia misionera de una mujer maravillosa que la
historia daría en llamar Isabel la Católica. Sí, la misma que hizo devolver a Colón
los indios que él había traído a Europa, porque nadie osaría tratar así a sus
vasallos. Somos hijos de una gran conciencia. Porque la obra de España en
América, más que una empresa, fue una Misión. Una misión del pueblo español que
se volcó a estas tierras con lo mejor que tenía: su cultura y su fe. Misión de
los conquistadores que en cincuenta años recorrieron a pie el continente,
fundando pueblos y mezclándose, sin miedo, con los indios.”
Como sostuvo, el
12 de octubre de 1947, el tres veces presidente constitucional de la República
Argentina, el general Juan Domingo Perón: “La obra civilizadora de España
cumplida en tierras de América no tiene parangón en la historia. Es única en el
mundo. Su empresa tuvo el signo de una auténtica misión. Ella no vino a las
Indias ávida de ganancias y dispuesta a volver la espalda y marcharse una vez
exprimido y saboreado el fruto. Llegaba para que fuera cumplida y hermosa
realidad el mandato póstumo de la reina Isabel de atraer a los pueblos de
Indias y convertirlos al servicio de Dios. Venía para que esos pueblos se
organizaran bajo el imperio del derecho y vivieran pacíficamente. No aspiraba
destruir al indio, sino a ganarlo para la fe y dignificarlo como ser humano”.
¿Por qué afirma
que América, antes de 1492, se asemejaba más al infierno que al paraíso? ¿De
qué aberraciones liberó España a los nativos?
Porque lo que
reinaba en el Nuevo Mundo era el canibalismo, los sacrificios humanos, la
esclavitud, el machismo golpeador y la prostitución. En el actual territorio de
Argentina, entre los indios mocovíes, cuando una familia con un hijo recién
nacido debía emprender un viaje, el padre ordenaba a su mujer que diera muerte
a la criatura para que no resultase una incómoda carga. En Colombia, cerca de
la ciudad de Popayán, los indios pijaos tenían como práctica capturar a todas
las mujeres de sus enemigos que pudieran para abusar de ellas y dejarlas
embarazadas. A los hijos que nacían los alimentaban con mucho esmero hasta que
cumplían 12 o 13 años, momento en el que, estando ya bien gorditos los comían
con gran fruición. Entre los guaraníes la prostitución era impuesta por los
padres a sus hijas e incluso a sus esposas. Los caciques disponían de todas las
mujeres de su tribu, a las que utilizaban como objeto de trueque u ofrenda con
otras tribus.
El indigenismo
imagina que había un paraíso terrenal antes de la llegada de los españoles,
pero lo que vivían las naciones sometidas, como los tlaxcaltecas en México o
los huancas en Perú era un infierno. Realmente lo que existía en México era una
nación dominante, que era la azteca, que oprimía a decenas de otras naciones de
la peor forma posible, porque no les exigía materias primas sino vidas humanas
para llevárselas a sus templos. No para sacrificarlos a los dioses, sino porque
las élites aztecas habían hecho de la carne humana su principal alimentación.
Williams Prescott calcula en 20.000 por año el número de las victimas
sacrificadas por los aztecas, pero hay autores que dicen que mataban 150.000
personas por año.
La situación no
era mucho mejor en el Perú, donde la nación quechua dominaba de forma brutal a
cientos de naciones, haciendo tambores de la piel de los vencidos y vasos de
sus cráneos. Cuando el inca Pachacútec murió, se enterraron junto a él mil
niños y mil niñas de entre cuatro y cinco años pertenecientes a los pueblos que
los quechuas habían dominados.
Potencias como
Gran Bretaña, Holanda, Estados Unidos, Francia y Alemania tienen el gran
cinismo de exigir a España que pidan perdón, olvidando sus propios crímenes.
La crueldad
holandesa en sus colonias llegó a tal extremo que Karl Marx escribió: “A la
juventud raptada se la sepulta en mazmorras secretas, hasta que estaba lista
para enviarla a los barcos esclavos. Donde los holandeses ponían el pie, la
devastación y el despoblamiento señalaban su paso. Una provincia de Java,
Banyuwangi, tenía en 1750 más de 80.000 habitantes; en 1811, solo quedaban
8000”.
Por cierto, no se
portaron mejor los ingleses en América del Norte, ni sus hijos los
estadounidenses. En 1703, el gobierno de Massachusetts pagaba doce libras por
cuero cabelludo, cantidad tan atrayente que la caza de indios, no tardó en
convertirse en una especie de deporte nacional. El 27 de noviembre de 1868 el
Séptimo Regimiento de Caballería, liderado por el general Custer, atacó por
sorpresa uno de los campamentos cheyenes y ni siquiera tuvieron piedad con las
mujeres embarazadas ni con los bebés recién nacidos, que murieron aplastados
por las patas de los caballos del Séptimo de Caballería para ahorrar municiones.
En la propia Francia durante la guerra de la Vendée el general Francois Pierre
Joseph Amey se hizo célebre por la práctica de encender hornos y meter en ellos
a las mujeres y los niños católicos. Nadie recuerda hoy en Alemania que Martín
Lutero traicionó a los campesinos alemanes que en un primer momento le habían
brindado su apoyo y que, en una de sus arengas dirigidas a los nobles, llegó a
decir: “Todo el que pueda debe aplastarlos, degollarlos y ensartarlos, en
secreto y abiertamente, lo mismo que se mata a un perro rabioso”. La represión
del campesinado ordenada por Lutero le costó al pueblo alemán 130.000 vidas.
Por último, me gustaría decirle que en la Segunda Guerra Mundial la política
adoptada por Churchill para la India provocó que alrededor de tres millones de
indios murieran de hambre. Churchill los despreciaba profundamente y los
consideraba “seres repugnantes e inferiores que se reproducían como conejos”.
Lamentablemente
continúa la oleada neomarxista indigenista en Hispanoamérica, como se ha visto
en Chile y Perú. ¿Cómo se puede luchar para que el indigenismo no se adueñe de
Hispanoamérica?
La Leyenda Negra
es hegemónica en toda Hispanoamérica, pero tiene pies de barro porque es una
mentira histórica. Por eso, con solo explicar la verdad, se cae como un
castillo de naipes. De ahí que impongan en universidades, colegios y medios de
comunicación la dictadura de lo políticamente correcto. No permiten que nadie
cuestione el relato negrolegendario porque no quieren que haya debate, saben que
si hay debate perderían.
Para acabar de una
vez por todas con la falsificación de la historia, los españoles y los
hispanoamericanos que dicen amar la verdad y amar la Hispanidad, deben combatir
una “guerra cultural”. Obviamente, las guerras culturales no se ganan en un
día. Para la vida de los pueblos las décadas son como un día en la vida del
hombre. Ni en España ni en Hispanoamérica podremos salir de la situación en la
que nos encontramos si no ganamos la guerra cultural que se dirime entre
quienes odian a la Hispanidad y quienes la aman. Si los que dicen amar la
verdad y amar a la Hispanidad no están dispuestos a dar esta batalla de largo
plazo, entonces apaga y vámonos.
La Corona española
nunca impuso un régimen opresivo, sino que aportó muchos elementos de
civilización y colaboración con los pueblos indígenas. ¿Por qué se sigue
negando esto, incluso en la misma España?
Se niega porque en
España hay un sector político-intelectual de izquierda que odia a España. Odia
todo lo que España representó en la Historia. Sector cuya figura más
representativa es nada menos que el señor Pedro Sánchez. Para él España es un
error y el descubrimiento, por tanto, otro error. Él es simplemente la
expresión política de un grupo de militantes políticos disfrazados de
intelectuales que tienen un Sumo sacerdote en la Universidad Complutense de
Madrid, pero que en realidad este Sumo sacerdote no es otra cosa que un
monaguillo de la oligarquía financiera mundial. Asimismo, la izquierda que hoy
gobierna España no es más que un caniche de la oligarquía financiera mundial.
Con ese sector no hay nada que hacer. Porque es como querer hablar de colores
con los ciegos. ¡No hay nada que discutir! Ellos parten de la idea de que
España es un mito, que no existe. Tampoco tienen buena voluntad, ni
predisposición de llegar a la verdad. Son, repito, militantes políticos
disfrazados de intelectuales, disfrazados de investigadores, disfrazados de
profesores.
¿No es mejor la
situación en Hispanoamérica?
Los falsos
profetas de Hispanoamérica: los señores Evo Morales, Pedro Castillo [recién
detenido], Andrés Manuel López Obrador, Gabriel Boric y Gustavo Petro,
creyéndose anti imperialistas, resultan ser la mano de obra más barata de la
que han dispuesto el imperialismo anglosajón y el imperialismo internacional
del dinero a lo largo de su historia.
¿Por qué yo afirmo
que estos señores (Morales, Boric, Petro…) son la mano de obra más barata del
imperialismo internacional del dinero? Porque, en mi opinión, el objetivo de
las potencias anglosajonas (primero Inglaterra, después EEUU) es la
fragmentación territorial de las repúblicas hispanoamericanas. ¿Acaso son
malvados? No. Pero saben que los Estados pequeños y minúsculos (cuanto más
pequeños mejor) son más fácilmente dominables. Entonces, ellos buscan la
fragmentación territorial de las Repúblicas hispanoamericanas.
Si esto es así,
ellos fomentarán el indigenismo, puesto que el indigenismo nace del mito de que
antes de la llegada de España había un paraíso terrenal. Si existió un paraíso
terrenal precolombino en el que se hablaban cientos de lenguas distintas, había
cientos de naciones y pueblos distintos, hay que volver a ese paraíso. Y para
ello se debe rechazar la lengua y los valores llevados por España a América,
hay que rechazar la catolicidad y reconstituir las repúblicas indígenas. Tarde
o temprano van a imponer, en determinadas regiones, el uso obligatorio en las
escuelas, en los colegios, en la administración pública –como ocurrió en
Cataluña con el catalán- de la lengua guajira, de la lengua mapuche, de la
lengua quechua provocando la fragmentación étnico-lingüística. Esta
fragmentación cultural, como afirma Manuel Ugarte, siempre anuncia la
fragmentación política. Pues bien, cuando el señor Evo Morales, el señor Pedro
Castillo, el señor Boric y compañía toman el indigenismo y pretenden caminar
hacia la existencia de una pluralidad de naciones y lenguas se ponen en el
camino que conduce inevitablemente a la balcanización de las repúblicas
hispanoamericanas. Y, por tanto, se alinean con los intereses de la oligarquía
financiera mundial que necesita de Estados más y más pequeños. ¿Qué son ellos?
Por lógica consecuencia, la mano de obra más barata del imperialismo anglosajón
y del imperialismo internacional del dinero.