es un acto de traición a la patria
Carlos Andrés
Ortiz
Informador Público, Ene 21, 2023
El desarrollo
tecnológico propio es una de las más claras acciones de ejercicio de la
soberanía nacional. Ese concepto tiene además muy fuertes connotaciones
estratégicas si el desarrollo tecnológico se da en áreas muy sensibles y con
fuerte efecto multiplicador positivo, tal como sucede con el Sector Nuclear.
Creada en 1950,
durante la Primera Presidencia de Perón, la Comisión Nacional de Energía
Atómica (CNEA) es el sólido puntal a partir del cual se fueron creando y
consolidando otros entes que se concentraron en temas específicos, como el
desarrollo y producción de combustibles nucleares, la producción a escala
industrial del agua pesada (insumo básico de nuestros tres reactores de
potencia), la medicina nuclear, etc. Aclaremos que “reactores de potencia” son
los que generan electricidad en gran escala.
Posiblemente el
más conocido de los entes creados a partir de la CNEA, con decidido apoyo de la
provincia de Río Negro, es el INVAP (Investigaciones Aplicadas), con sede en
Bariloche.
Dotado de una
operatoria seguramente más ágil, INVAP amplió notablemente el espectro de su
fructífero accionar, produciendo no solo centrales nucleares de baja potencia
para investigación y para obtener insumos y elementos medicinales, sino también
otras áreas tecnológicas, como radares, satélites, elementos tecnológicos e
industriales, etc.
Tan elevado es el
nivel tecnológico alcanzado por el INVAP, que exportó sendas centrales
productoras de radioisótopos medicinales a China y a India, lo que no es un
tema menor, pues se trata de dos grandes potencias tecnológicas y de avanzados
desarrollos nucleares. La CNEA y todo el Sector Nuclear, en su vasta y prolífica
trayectoria, tuvieron varios hitos de concreciones muy destacables, como
producir sucesivos reactores de baja potencia para uso experimental y de
desarrollo tecnológico, a la vez que se exportaron varios de esos reactores,
incluso superando a potenciales exportadores de naciones desarrolladas, como
sucedió en la operación concretada en Australia; previo a lo cual se había
exportado un reactor a Perú, entre otras operaciones similares. También fue un
gran hito, dominar todo el proceso de producción de combustibles, logrado al
final de la gestión del Ing. Nuclear y Vicealmirante Carlos Castro Madero como
presidente de la CNEA, lo que coincidió con el comienzo de la presidencia
nacional de Alfonsín, quien pésimamente asesorado por su “experto” Jorge Lapeña
(siempre muy “consustanciado” con la generación en base a petróleo y gas),
congeló totalmente el Plan Nuclear e impidió la necesaria renovación del
personal altamente calificado del Sector Nuclear, impidiendo toda nueva
contratación.
Ese congelamiento
incluyó paralizar la construcción de la central nuclear Atucha 2; todo en una
perversamente negativa operatoria que se prolongó por 22 años, hasta que en
2006 todo el Sector Nuclear se volvió a impulsar fuertemente, con un incremento
presupuestario que llegó al 1.100%.
Previo a ello,
durante el gobierno de Onganía y sus sucesores pretorianos, pese a las fuertes
presiones del ministro Krieger Vasena y el establishment liberal (siempre
opuesto a nuestro desarrollo tecnológico e industrial), se tomó la decisión
estratégica de comenzar la construcción de nuestra primera Central Nuclear de
Potencia, Atucha 1, con el soporte tecnológico de Siemens.
El plan preveía
que en 1990 debíamos tener media docena de centrales nucleares aportando
energía al Sistema Interconectado Nacional. Es evidente que esa impronta de
clara raigambre nacional, obedeció a las positivas influencias del estratega
geopolítico General Juan Enrique Guglialmelli y el gran economista Dr. Aldo
Ferrer, ambos claramente identificados con el Pensamiento Nacional. Con ambos
patriotas tuve el placer de dialogar.
Atucha 1 fue
inaugurada por Perón en 1974, y pocos años después, nuestros científicos y
profesionales nucleares lograron repararla, pues había tenido un problema
operativo inusual y complejo en el contexto del núcleo de la central, en el
cual la radioactividad obliga a operar con extremos cuidados.
La propia empresa
Siemens, en su rol de soporte tecnológico, fue consultada, no aportando en ese
caso ninguna solución, recomendando dar por clausurada definitivamente la
operatoria de Atucha 1.
Fue mérito de
nuestros profesionales y científicos, idear la metodología e incluso las
delicadas herramientas, para operar a toda la distancia posible, en un delicado
procedimiento que restringía a pocos minutos el accionar de los operadores que
concretaron la exitosa reparación. Y pese a la alta radioactividad del contexto
en el cual se reparó, no hubo ningún afectado por la misma. ¡Un gran logro
tecnológico nacional, muy poco difundido¡
Siendo el primer
país de Íbero América en desarrollar la tecnología nuclear, es hoy el único que
posee tres centrales nucleares en operación, además de la mayor planta de
producción de agua pesada del mundo. Pero el accionar de todo el Sector Nuclear
Argentino, en estas siete décadas largas, estuvo siempre muy influenciado por
la orientación político-económica de los sucesivos gobiernos nacionales; siendo
como una constante apoyado en los gobiernos de Orientación Nacional, así como
frenado e incluso atacado, en los nefastos períodos de orientación
antinacional, enmarcados por el liberalismo y su versión extrema, el
neoliberalismo.
En las últimas
cuatro décadas, el ecologismo cavernario, con libretos dictados desde el núcleo
del Poder Anglosajón y Atlantista, perpetra una constante agresión de
terrorismo pseudo ecológico. Solo hubo dos excepciones muy claras en gobiernos
enmarcados en el liberalismo apátrida. La ya mencionada en el gobierno de
Onganía y sucesores; y el fuerte apoyo y férrea defensa que recibió de Castro
Madero en el “proceso” pese a las presiones de Martínez De Hoz y sus “Chicago’s
Boys”, personeros de la antipatria, para desguazar y hacer desaparecer al
valioso Sector Nuclear.
Cabe precisar que
la figura de Castro Madero genera controversias en el ámbito nuclear nacional,
pues se lo responsabiliza de las “desapariciones” (léase asesinatos
encubiertos), de varios trabajadores del Sector Nuclear.
Más cerca en el
tiempo, después de terminar exitosamente la central nuclear Atucha 2, se
planificó un vasto plan de ambiciosas concreciones, y se volvió a incorporar
personal, cuya formación calificada lleva tiempo. Desde 2006 hasta 2015, se dio
mucho impulso al proyecto CAREM, una interesante central modular de avanzado
diseño, comenzándose la construcción del prototipo, emplazado en el predio de
Atucha. Cerca del fin de ese período de gobierno, se tomaron las decisiones
estratégicas de construir tres grandes centrales nucleares, dos con
financiación y soporte tecnológico de China (hoy el país con más centrales
nucleares en construcción), y una con similares apoyos de Rusia. Dos de esas
usinas con la tecnología de uranio natural, y una con uranio enriquecido. Se
habían comenzado las tareas de instalación de la Central Atucha 3, con uranio
natural, y se había formado el personal especializado, incluso el que sería
afectado a la construcción civil, que por cierto tiene características
especiales muy diferentes a una obra civil común.
Apenas asumido el
gobierno neoliberal del macrismo y sus subordinados, se dedicó con saña digna
de mejor causa, a paralizar todas las obras públicas de importancia estratégica
que estaban en ejecución; dentro de ellas la central nuclear Atucha 3, las dos
grandes hidroeléctricas de Santa Cruz, y el gasoducto GasNEA. Además, frenaron
y desfinanciaron todo el Plan Nuclear, afectando con ello al muy importante
Proyecto CAREM, y paralizaron la operatoria de la Planta Industrial de Agua
Pesada, sita en Arroyito, Neuquén, despidiendo a su valioso y muy calificado
personal, casi en su totalidad. Claramente, el neoliberalismo, de mínima,
quiere llevarnos a los empujones a aquella Argentina semi feudal, del mitrismo
del siglo XIX, negada a toda industria y desarrollo tecnológico propio y
excluyendo todo lo que no sea producción primaria, en un modelo perimido e
inviable, en el cual sobramos al menos 25 millones de argentinos. De máxima, el
corrosivo accionar neoliberal busca el desguace de Argentina en media docena o
más de inviables republiquetas, tal como el Atlantismo perpetró en Yugoeslavia,
en Libia, en Iraq, en la zona del Cuerno de África, como amenazan perpetrar en
Bolivia, en el sur de Brasil; y tal como dijeron ser el objetivo “superador”
que pretenden imponer en Rusia, según expresiones de estrategas anglosajones de
alto nivel. En ese perverso objetivo actúan diversos operadores: la anunciada
“independencia” de Mendoza, sumada a Córdoba; el corrosivo y violento accionar
del indigenismo racista y separatista; y otras irritativas causas que abonan a
instalar odios insalvables, a las que ciertas “progresías” adhieren, con
libretos instalados desde el núcleo del Poder Mundial Globalizante.
En particular, con
montañas de prejuicios y groseras falsedades, el ecologismo cavernario se
dedicó a demonizar todo el accionar del Sector Nuclear Argentino, infame
accionar con el que colaboran periodistas ignorantes del tema o directamente
mercenarios, así como políticos de pobres formaciones culturales, entre otros.
Incluso uno de
esos políticos, con muy dudosa buena fe, el senador nacional formoseño Petcoff
Naidenoff, cometió la aberración de ir a denunciar el accionar de la CNEA en el
Congreso del Paraguay, prestándose a groseras falsedades conceptuales, para
impedir la instalación de Dioxitek en Formosa. Tarea antinacional a la que se
sumó tozudamente el obispo católico de esa provincia, tal vez no por casualidad
compañero de promoción del fallecido obispo Piña, quien en Misiones operó con
falaces argumentos, contra el desarrollo hidroeléctrico.
Tanta mala fe hubo
en el caso, que los terroristas ambientales presentaron a Dioxitek como “una
instalación nuclear”, siendo en verdad una industria química. Afortunadamente,
la inversión pudo concretarse en Formosa, siendo un salto cualitativo muy
importante para esa provincia, y un avance para el Plan Nuclear.
Derrotado en las
urnas el neoliberalismo, el actual gobierno nacional, claramente muy
condicionado por la brutal deuda externa contraída por el precedente, se
muestra muy dubitativo para relanzar con el necesario fuerte impulso, al
estratégico Plan Nuclear Argentino. La puesta en funcionamiento de la PIAP
(Planta Industrial de Agua Pesada), parece avanzar muy lentamente, pese a
contar con el apoyo de Neuquén. El Proyecto CAREM avanza, pero aparentemente
con lentitud. Y el proyecto de Atucha 3, reconvertido en una central de gran
potencia y con la tecnología de uranio enriquecido, pese a contar con la
financiación y el respaldo tecnológico chino, hace muchos meses está en el
limbo de la falta de decisión ejecutiva para comenzarla.
Circuló profusamente,
que el influyente funcionario Gustavo Béliz operó para impedir el comienzo de
Atucha 3, siguiendo fuertes directivas emanadas de EEUU. Y no sería el único
funcionario de alto rango, que prioriza los intereses de esa potencia, por
sobre los Intereses Nacionales. En esa misma línea antinacional, opera al
unísono todo el bloque legislativo y comunicacional del macrismo y sus
subordinados radicales ultra conservadores.
Muchos argentinos
no tienen ni idea del tema, pese a su enorme importancia, y claramente el
sector de los milicos proceseros -en las antípodas de Señores Militares
Nacionales, que supimos tener en cantidad y calidad-, actúa alineado y
subordinado al neoliberalismo macrista…pero se dicen “patriotas”. Son simples
patrioteros de bandera…y ni se dan cuenta.
Como sea, cabe
enfatizar que detener y/o ralentizar al Plan Nuclear Argentino, son actos de
miserable traición a la Patria Argentina.