Francisco
Echarren: “Si nos va bien en la Agencia, el cannabis de uso adulto legal será
una realidad”
Fernando Soriano
Infobae, 9 de
Febrero de 2023
Francisco Echarren
vio por primera vez un cigarrillo de marihuana a los 15 entre los dedos de
algunos de sus compañeros de la Escuela Normal 2 de La Plata. Tres años
después, recién, aspiró el humo de un porro por primera y única vez, una noche
de diversión con sus compañeros de las inferiores de Gimnasia y Esgrima. Eran
los ‘90 y, en el contexto de un enorme desconocimiento, la flor de la planta de
cannabis estaba vista socialmente como un pasaporte al infierno.
“Me dio tanta
culpa que nunca más”, sonríe ahora que el tiempo pasó, muchos prejuicios
cayeron por su propio peso y él, como todo el mundo, tiene amigos y familiares
que cultivan la planta milenaria o consumen sus aceites medicinales. Echarren
tiene 43 años y una vida intensa que lo llevó de la venta ambulante al fútbol
de tercera división en Europa, de la Facultad de Derecho a la militancia
política, desde donde se convirtió, a los 30, en el intendente más joven de la
historia de su ciudad, la bonaerense Castelli, y ya transcurre su tercer mandato.
Carrera
vertiginosa, peronista de Néstor y Cristina y muy cercano a Sergio Massa,
Echarren cree en la política como herramienta de transformación social desde
que se enteró, de niño, que su casa era una vivienda social construida por el
Estado y veía a su mamá salir en bici todas las tardes para militar en una
Unidad Básica y ayudar a los vecinos.
Aquel adolescente
culposo probablemente haya imaginado muchas cosas para su vida adulta pero
difícil creer que sospechara que dos décadas y media más tarde se convertiría
en el primer presidente de la historia de la Agencia Regulatoria de la
Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME).
“Fumé una sola
vez, una seca a los 18 años y me sentí tan culpable que nunca más probé nada.
De verdad. Nunca jamás consumí nada de nada. Creo que el deporte me formateó de
esa manera y tenía en la cabeza las boludeces que se decían, que es la puerta
de entrada a otras drogas, que no lo iba a poder manejar”, comenta en su
flamante despacho de ARICCAME en el séptimo piso del Ministerio de Economía,
con una vista for export al Bajo de Buenos Aires, Puerto Madero, el río y más
allá.
- Pasó el tiempo
de aquella aventura culposa y el cannabis tomó otro lugar en la sociedad. ¿Cómo
llegó a usted esta reconsideración de la planta?
- La historia mía
con el cannabis tiene que ver con la historia mía en la política. Empecé a
prestar atención porque los viejitos de Castelli no podían acceder al aceite y
me decían que les mejoraba la calidad de vida. Y empecé a comprarles a título
personal por Mercado Libre. Después, gracias al secretario de Salud, Mariano
Aquino, que se especializa en cuidados paliativos, me metí más a fondo, él me
empezó a hablar sobre el tema y lo empecé a ver desde lo económico como una
oportunidad para nuestra ciudad.
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En 2019, Echarren
creó en Castelli un departamento de investigación del cannabis dentro del
hospital local y adhirió a la ley de uso medicinal que, hasta 2020, sólo
permitía la investigación y el desarrollo pero no posibilitaba el acceso a la
sustancia para los usuarios.
“Mi primera
sorpresa con esto fue ahí. En Castelli teníamos una oposición muy derechizada y
así todo aprobaron la ordenanza para crear la primera empresa mixta de cannabis
de la Provincia de Buenos Aires, pero nos encontramos con que Personas
Jurídicas del gobierno provincial, cuando vio el objeto cannábico, nos puso 80
observaciones y no las pudimos cumplimentar nunca. Eso frenó el proyecto”.
A poco de asumir
Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía, el ex titular de la Cámara
de Diputados lo llamó y le propuso ponerse al frente de la Agencia, creada por
la ley que había sido votada en mayo de 2021 pero pendiente del decreto
reglamentario que la constituyera. El fin de la ARICCAME es, entre otros,
justamente que se terminen esos obstáculos burocráticos y se ponga en marcha
una industria que promete generar dinero y fuentes de trabajo.
- ¿Qué es para
usted lo más importante que tiene por delante la Agencia?
- Que el Estado
garantice el acceso barato para mejorar la calidad de vida de la gente. Es uno
de los tantos desafíos del Estado en esta industria. El sistema de salud
público es central para el desarrollo del cannabis y para que no sólo esté
pensado como una industria. La idea del ministro Massa para que la regulación
sea positiva es que el Estado esté para incentivar, para impulsar, acompañar y
no para trabar. En ese sentido también surge lo de la ventanilla única.
- La legalización
de la industria del cannabis pone a Argentina a competir en un sector que
promete un crecimiento exponencial en poco tiempo. ¿Qué ventajas le ve al país
respecto de otras naciones productoras?
- Tiene muchas
ventajas comparativas. Productivas, la geografía y la potencialidad en cuanto
al cultivo como país productor agrícola. Social, porque tenemos un mercado
interno muy fuerte que nos diferencia a favor de países de la región. Y
económicas en cuanto a los costos productivos para inversiones locales y
extranjeras. Es un desafío y una gran oportunidad.
- ¿Se les va a dar
lugar a las cooperativas y pequeños productores como indica la ley?
- Hay un modelo
interesante que es el marroquí. El cannabis es un dinamizador de economías regionales
y estoy convencido de que hay que ensanchar la base de la pirámide para incluir
a este sector. Venimos a potenciar oportunidades. El Instituto Nacional de
Asociativismo y Economía Social (INAES) está observando la constitución de
cooperativas con objeto cannábico.
- Los pequeños
productores y cultivadores que salieron de la clandestinidad están preocupados
porque temen que los grandes capitales los desplacen.
- Sergio Massa me
pidió que esto dinamice las economías regionales y eso difícilmente se logre
concentrando. Toda industria que no es regulada tiende a concentrarse. Esta
Agencia tiene que encontrar equilibrios. Es positivo que venga inversión
extranjera y se desarrollen y se generen puestos de trabajo. Es bueno que se
desarrollen economías regionales. Y es bueno que el Estado piense en una
industria donde garantice productos de calidad a un precio accesible en el
mercado interno. Ese es el gran equilibrio que tenemos que encontrar.
- ¿Cómo cree que
se logra?
- Y para eso hay
que idear un proceso burocrático ágil, que no sea una traba para nadie. Hay que
generar alivios fiscales e incentivos con créditos blandos. Todo eso está en la
cabeza del ministros Massa y en los próximos meses él irá anunciando. Es una
gran oportunidad para Argentina. Se está discutiendo el rol del cannabis en el
código alimentario, en la industria farmacológica y medicinal, en la de la
cosmética, tenemos experiencias de otros países que han sabido ser inteligentes
para no amputar ninguna vertical del negocio. El cannabis no es sólo una
industria, este proceso tuvo una participación popular muy fuerte.
- Aplica la
célebre frase de Evita “donde hay una necesidad nace un derecho”.
- Es que el
cannabis es justicia social. Argentina va a ser líder pronto en la región. A
nivel global la industria del cannabis ya supera la del vino así que imagínese
el desarrollo privado que esto va a tener.
- La ley votada el
año pasado incluye a las provincias en la toma de decisiones. ¿Esto se va a
respetar?
- El miércoles
pasado ya mandé una nota a todos los gobernadores invitando a que designen
representantes para el Consejo Federal, que se va a reunir pronto con Massa.
Ese será el corazón de la agencia porque le va a dar capilaridad. Vamos rápido
para constituirlo.
- ¿También habrá
un Consejo Consultivo donde se integren no sólo organismos del Estado sino
actores del mundo cannábico?
- Sí, es muy
importante porque será un espacio de escucha hacia el sector. Pretendemos
nutrirnos de eso. La Agencia viene a reconocer y ordenar una realidad existente
y entendemos que hay productores, empresarios y dirigentes que hace muchos años
transitan el camino del cannabis medicinal y el cáñamo industrial y queremos
que sean parte de la planificación y de la toma de decisiones.
-Muchos capitales argentinos
se fueron a invertir en la industria del cannabis a países de la región,
especialmente Uruguay y Colombia. ¿Está en los planes repatriarlos?
- La mayoría se
quiere venir. Hay una demanda enorme de empresarios que en su momento se fueron
a Uruguay pero no encontraron el modelo de negocios rentable allá y hoy, no
sólo porque no les fue como creían sino por las ventajas comparativas del
mercado interno argentino, quieren venir a invertir al país. Va a haber un
éxodo de inversiones.
-En Uruguay uno de
los grandes problemas es que los que producen sólo CBD (cannabidiol) no
encontraron demasiado interés en el mercado internacional, que les demanda
mucho más la molécula de THC (tetrahidrocannabinol) y la paga diez veces mejor.
¿Qué piensa usted del THC?
-Uruguay no pensó
el cannabis para su mercado interno sino como una commodity hacia afuera. Esa
es la gran diferencia. Nosotros tenemos un mercado interno muy demandante.
Sobre el TCH es una gran discusión el límite permitido y la vamos a dar en los
próximos meses con la reglamentación de la ley.
- El THC es
importante para algunas patologías, no sólo para el uso adulto. ¿Se va a tener
en cuenta eso a la hora de reglamentar la ley?
- Sí. La Agencia
no puede empezar retrocediendo. Otros países fueron muy conservadores con el
límite de THC y después eso les generó un problema no sólo industrial sino
sanitario. Te limita la producción porque el THC es necesario para que la
sustancia cause el efecto deseado y te condiciona en lo que producís para
exportar. No estoy cerrado a ninguna discusión ni me interesa imponer nada pero
la Agencia no puede empezar retrocediendo.
-No tiene entonces
un prejuicio negativo con el THC.
- No, para nada.
- ¿Tiene una
estimación sobre lo que puede aportar a la economía este nuevo sector?
- Diez mil
millones de dólares en diez años, siendo conservadores, por exportación. En
fuentes de trabajo estimamos sumar 5.000 nuevos puestos en el primer año, la
mayoría jóvenes. Es un boom esto, Fernando.
- ¿Qué modelos o
procesos productivos en la industria del cannabis en el mundo le han llamado la
atención?
- California. Los
tipos entienden. Y tienen un Estado que deja hacer. Necesitamos que la
industria funcione y recaude. Y California multiplica todos los años el
presupuesto de tasas que cobra. Cada feria que hacen duplica el negocio.
- Ellos tienen
legalizado el uso adulto.
- Está bien, vamos
hacia eso. Si Argentina es una sociedad progresista, no es gorila. Hemos sido
ejemplo mundial desde el divorcio, el aborto o el voto femenino. ¿Por qué no lo
vamos a hacer con el cannabis recreativo?
- ¿Podemos pensar
entonces que Argentina se encamina a regular también el uso adulto?
- Creo que en la
medida que el Estado pueda regular, ordenar y pueda incentivar la industria del
cannabis medicinal y cáñamo industrial se abre el camino para dar la discusión
del uso adulto. Pero no es hoy el momento. El Estado tiene que demostrar
capacidad e inteligencia. Una vez que lo demuestre el debate llega solo y
estará casi resuelto, más allá de las posturas pasionales desde algunos lados.
Está pasando en el mundo, no es que vamos a ser los primeros.
- Hablando en
términos económicos, no ya de derecho individual, el mercado de consumidores
para uso adulto es mucho mayor al del uso medicinal.
- No son cifras
oficiales pero tengo un paper de afuera que estima que en Argentina hay
6.000.000 de personas que usan cannabis de forma adulta.
- ¿Llegará el
momento de debatir la regulación del uso adulto entonces?
- Cuando la
Agencia empiece a desplegarse y empecemos a discutir las leyes punitivas, que
ahora quedan desfasadas, seguramente el Estado empezará a recibir escritos de
abogados para la extinción penal de la ley de drogas. Ya hay abogados
penalistas que quieren saber la hoja de ruta de la Agencia porque todavía,
simultáneamente, existe una ley que mete en cana a los pibes por fumarse un
porro. El debate de consumo adulto llegará inexorablemente y habrá que
darlo, por sí o por no. El ministro de Economía nos instruyó a poner de pie
una nueva industria que producirá un impacto enorme también en lo social. Una
vez que haya avanzado en ese camino llegaremos a la otra discusión. Es la
próxima estación. Ahora, no es lo mismo llegar con un Estado que no pudo
demostrar su eficiencia a uno que fue ágil y le mejoró la calidad de vida a la
gente. Si nos va bien, el cannabis de uso adulto será una realidad y si nos
va mal será difícil.