Álvaro de Lamadrid
Infobae, 4 Mar,
2023
La Argentina que
heredaremos será dramática. Salir de esa situación va a requerir de un esfuerzo
de anticipación y prevención. Hay que realizar cambios estructurales y de
fondo, porque el futuro no puede ser más una prórroga de nuestro presente.
Nos encontramos
frente a nuestra última oportunidad. Y esa es la gran encrucijada de los
argentinos.
Mirando a nuestros
vecinos del continente, advertimos la importancia que tiene para Latinoamérica
que vuelva la Argentina y su mejor tradición democrática.
¿Nos debemos
preguntar por dónde empezar? Como sostener las ideas de cambio y donde poner el
coraje y el empeño que hacen falta.
Necesitamos planos
y programas. Los programas nos darán respuestas a los males que nos rodean, los
desafíos que nos acechan y las trabas y dificultades que van a aparecer. Hablo
de quienes pondrán barreras para torcernos la voluntad e inutilizar nuestros esfuerzos.
Las ideas de
cambio no garantizan el cambio, sino que siempre requieren una elaboración
ulterior. Una convicción y coraje que las sostenga. Una personalidad decidida
al cambio. Alguien que, si lo dejas rodeado de perros, no lo encontrarás ladrando
en pocas horas. Alguien que no negocie, pacte y entregue el mandato ciudadano
del cambio.
Si el diagnostico
de lo que tenemos enfrente y nos encontraremos es el correcto, si las ideas de
cambio están empadronadas y, si tenemos claro, con quienes, y de qué modo las
vamos a poner en práctica, la sociedad, no sólo va a acompañar estas
propuestas, sino que, además, se va a poner al frente de la batalla por
plasmarlas.
Cuando el presente
genera ansiedad e inseguridad es difícil pensar en el futuro, pero debemos
esforzarnos en hacerlo. Cerrar etapas, dejar el pasado atrás, iniciar un nuevo
tiempo. Estamos detenidos como sociedad. Las urgencias nos impiden atender al
futuro y eso nos ancla en un puro presente más rancio.
Es necesario
organizar bien las ideas de cambio. Necesitamos un Estado creativo que antes de
ver cómo distribuir nuestra riqueza busque agrandarla.
Tener en claro que
la democracia es más importante que el mercado. En los países capitalistas la
democracia precede al desarrollo. La democracia es condición. No hay naciones
en Occidente que hayan tenido desarrollo en autocracias. El capitalismo no es
lo que acredita el desarrollo, sino la calidad democrática. EEUU y Haití son
países capitalistas, la diferencia es la democracia. La diferencia es tener
afianzado y operativo el estatuto de libertades.
Habrá que hacer un
ajuste, pero lo importante es quién lo pagará. No puede pagarlo la clase media,
que siempre pone y pierde, y nunca le toca. No pueden pagarlo los sectores de
ingresos fijos. Hay que encarar una reforma fiscal, tributaria, sindical,
laboral y previsional. Dejar de gastar la que no hay y entender que para formar
capital y acumularlo, necesitamos terminar con la monetización del déficit y la
inflación.
Necesitamos hacer
que funcionen las instituciones y recuperar la cordura cívica, construir reglas
de juego claras e inamovibles, mediante la sanción de leyes que constituyan un
hórreo productivo que asegure por 30 años terminar con la voracidad impositiva confiscatoria
del Estado, para que tengamos inversiones productivas orientadas a las
necesidades de país. La educación debe ser nuestra gran inversión.
Recuperar,
reformar y modernizar el Estado para los argentinos hoy parasitado y tomado por
La Cámpora. No debemos prolongar la agonía de empresas ineficientes y exhaustas
y cerrarlas, pero a la vez, habrá que transformar, trasladar o transferir
otras, liberando recursos para promover industrias que hoy el país no tiene y
necesita. Son ideas que hace más de 30 años propuso Rodolfo Terragno.
Necesitamos ganar
dólares y para eso se requiere exportar. El país tiene que ganar todo lo que
necesita para evitar el déficit y el endeudamiento. Nuestro recurso inmediato
para exportar es el agro, por lo cual se debe gobernar con el campo como
aliado,
Hay que
desenterrar petróleo y minerales. No estamos aprovechando la mitad de nuestro
territorio.
El continente
argentino representa el 56 por ciento de nuestro territorio. El otro 44 es el
mar argentino y los espacios marítimos argentinos continentales, insulares y
antárticos.
Y el mar no es
sólo la pesca, son minerales valiosos (que tampoco es sólo gas y petróleo).
Pero lo que hay en el fondo del mar no lo sabemos. ¿Qué estudios se han hecho?
El litigio del mar
de la China es por los recursos que hay en el mar. Los países que tienen mar
estudian estos temas de los recursos del mar. Nadie habla del mar ni la
dirigencia política ni la academia.
El mar es
argentino, más allá de las Malvinas y su litigio. Y esta la Antártida con su
importancia estratégica y logística.
¿Qué pasa con los
recursos del mar argentino? En Europa hay fenómenos vinculados al tema del
agua. El tema importante, no es la pesca, que dicho sea de paso no controlamos
y nos quitan este recurso sin demasiada tecnología y con rapacería; el tema es
los recursos del mar argentino.
El fondo del mar y
de un territorio a explorar. La cultura del agua.
Las crisis en los
comités, no son de salud, sino de seguridad. Se están secando ríos navegables y
lagunas. El nivel del agua está bajando. De esto se habla en Francia y en las
campañas políticas de Italia. El agua salada se puede hacer dulce hay
experiencias francesas interesantes.
Israel, Nueva
Zelanda y Australia, que es un gran desierto, lo tienen bien en claro.
Argentina tiene buenos médicos, ingenieros, veterinarios, químicos, pero
nuestro conocimiento no está en el mar. Se roban nuestros pescados y depredan
sin infraestructura.
Minerales no es
sólo minería en el continente, la minería también está en el mar. Las
universidades tienen que hablar más de esto no es un tema solo de los
políticos. Este es un tema de orden estratégico. Y nosotros estamos con la
cabeza aún en el Mediterráneo. Este es siglo del Pacífico.
Hay que concretar
estas reformas de fondo, para no gobernar condicionados por los mismos que
generan los problemas. El cambio no rejunte ni reciclaje de dirigentes, porque
los que nos llevaron hasta acá, no pueden decir que tienen la solución. No hay
futuro sumando al pasado. No hay cambio dándole lugar a los arrepentidos de
Cristina, gobernando con Massa, sus amigos, apuestas, o el PJ feudal aliado de
los sindicalistas mafiosos,
El Gobierno,
liderado por la Vicepresidente tirotea a la democracia. Por eso está en juego
salvar y rescatar al país. El país que propone el peronismo/kirchnerista es
cada día menos inteligible por la razón.
El fracaso de
Sergio Massa, como ala moderada de un gobierno desmoronado que termina mandando
grupos de choque o colectivos a la venezolana para controlar precios, es
contundente.
Las consecuencias
de lo expuesto, son la demora en las grandes obras de infraestructura básica
para producir energía que estimulen la producción (conflictos en la obra
Represas, la termoeléctrica de Rio Turbio paralizada, Vaca Muerta, aun sin su
gasoducto), más la ausencia de un plan de emergencia y ayuda al campo por la
sequía (solo se les ocurrió el dólar soja por estar ahorcados), y un gigantesco
drenaje de gasto publico improductivo nombrando militancia rentada en todos los
estamentos del estado.
Muchos analistas,
periodistas, políticos, empresarios y sindicalistas hacen un silencio glacial
frente al desastre económico. Eso explica que ocurre hoy en la Argentina.
Argentina va a
salir adelante. Es el último año de este gobierno balbuceante. Los argentinos
no queremos chavismo ni castillismo. Evitemos el hoy de Perú, dando un
contundente mensaje en las urnas por el cambio.
El cambio es
romper esa inercia decadente. Pero los cambios no llueven. La ilusión vale,
cuando la realidad la toma de la mano. El populismo –no importa su orientación
ideológica– termina por empobrecer, restringir libertades y cobrar vidas
inocentes. Como decía Heródoto: “La historia es maestra de la vida.”
El Estado mafioso
irá por cualquiera que lo toque o enfrente. La oposición debe ofrecer una
opción real y con contenido para salvar al país. El liderazgo kirchnerista
actúa como “El Padrino”. Cómo decía Spinoza: “Las masas proclaman sus tristes
pasiones y luchan por la servidumbre, como si fuera su salvación, sin saber que
es su final”. Ese esquema trae una democracia farsesca y decorativa.
Crecer es cambiar
de problemas y preocupaciones. Para nuestra amada Argentina crecer es quebrar
círculos viciosos, liderazgos autoritarios, esquemas mafiosos y prácticas
corruptas.