“El 80 por ciento
de los casos de maltrato y abuso hacia niños, niñas y adolescentes se realizan
en el ámbito intrafamiliar” (Ministerio Público Tutelar, 2020)
POR JUAN ALBERTO
YARÍA
La Prensa, 20.08.2023
Hoy atender adicciones
es tener claro un trípode:
Sustancias. Son en oferta masiva y de distinto tipo sin ningún
tipo de control. Es una “feria abierta” de pócimas de muerte buscadas con
ansiedad por seres ávidos de vacio y suicidio pasando por un placer efímero y
luego transitando el “desfiladero” de la angustia de la abstinencia para volver
a la abstinencia y consumir hasta el “ras”, o sea hasta el coma.
San Agustin decía:
“Buscando la muerte quieren el reposo”.
Personalidad y sus
trastornos. Personalidades sin
regulación emocional, inestables y con carencias infantiles notorias.
Escolaridad deficiente. Formadas por la PlayStation y sin lectura. Algunas ni
siquiera saben leer o no saben la hora siendo de medios económicos altos.
Abandonos por doquier.
Familia y contexto
son la otra punta del tríptico. La
desfamiliarización es muy alta con consumo de drogas de varios familiares. Lo
que antes llamábamos transmisión simbólica hoy es “transmisión química”, o sea
de un consumo intrafamiliar. El contexto barrial es de amplia oferta de
sustancias con escuelas en donde consumir es claro y en “donde todos parecen
mirar para otro lado”.
Este trípode
implica una especial “empatía” por parte de nosotros para lograr sintonizar con
el otro que se siente un esclavo, sin destino ni esperanza. Está jugado al
consumo voraz y percibe que ese es su punto de partida y llegada. Otro no hay.
Tomaré uno de de los hechos evidentes como lo son las violaciones. Hay una
“agonia” del amor en esta sociedad de aparatos y de falta de encuentros y vivencias.
La “barbarie” parece suplantar a la ternura.
LAS VIOLACIONES
Aumentan en la
consulta los problemas derivados de violaciones, abusos que son “suturados”
falsamente con drogas y alcohol verdaderos anestésicos que multiplican el dolor
de las heridas emocionales.
También jovenes o
adolescentes precoces que manejadas por psicópatas a cambio de drogas entran en
paginas de sexo y son fotografiadas o se hacen videos que se venden a
“masturbadores” que están del otro lado de la pantalla. La perversion suplanta
al amor.
Es muy observable
hoy el abuso sexual no solo en la casa sino en circunstancias de fiestas o
salidas de boliches. Las escenas van desde violaciones en “manada” hasta
conductores de taxi u otro medio de transporte que se aprovechan de una adolescente
sola, perdida, drogada y por ende “regalada” incluso para no pagar el viaje.
Laura es un nombre
de las tantas que acuden a consulta y reconoce que la adicción por la que
consulta tiene que ver con secuencias traumáticas.
Siempre la droga
es un anestésico de perturbaciones emocionales: duelos, traumas, abusos,
violación, agresiones continuas de figuras significativas padres o hermanos.
Ella lo reconoce, luego de largas luchas para superar la abstinencia. Al
principio creía que su gran problema era el consumo de cocaína. Pudo perder su
trabajo por esto, pero su gran desempeño y trayectoria llevaron a que los
directivos de su organismo público planificaran con ella un tratamiento
residencial (no podía parar de consumir).
A medida que va
progresando en su tratamiento aparecen las secuelas de traumas del que antes
hablábamos y, en este caso, el “secreto familiar” mantuvo la violación
incestuosa durante dos años. Todos lo sabían incluso su madre, pero nadie lo
ponía sobre el tapete.
Ella mantiene el
“secreto” y huye hacia la casa de un familiar y se educa ahí. Eso la salva,
pero la herida emocional estaba abierta y esa falla parental repetida en el
tiempo fragmenta la vida del niño, fomenta el desvalimiento, interrumpe el desarrollo
y la continuidad sana del desarrollo es interrumpida por defensas organizadas
contra la angustia. Laura sufría y estructura lo que se denomina un “falso
self” (una personalidad que oculta al verdadero self herido en lo mas sensible
de su integridad).
La reacción
inicial consistió en renegarlo o, alternativamente, en entregarse a una
actividad reactiva frenética como forma de huir en la infancia de esta trampa
siniestra.
El llanto al
destapar el secreto en una terapia permite empezar a sanar las heridas. Ya no
es la melancolía suicida de un adicto que intenta liquidarse consumiendo
sustancias que dañan su salud mental y física sino la tristeza que es una forma
de elaboración paso previo a la superación y rehabilitación. Fue muy fuerte
ella (capacidad de resiliencia) a pesar de lo sucedido, ya que logró hacer una
carrera y ascender, pero una “sombra” estaba detrás de ella como un “fantasma
siniestro”. Siempre un padre o una madre violadora (porque también las hay o un
hermano mayor) son seres siniestros.
Además, nos
encontramos, en muchos casos, con familias en el que varios consumen y las
barreras del incesto se hallan interrumpidas y esto al ser violentado y
transgredido es una interrupción de la entrada en la vida y la cultura.
EL NIÑO ES SAGRADO
Esta sacralización
de la niñez parece estar olvidada hoy. El niño/a es un ser sagrado y esto queda
consagrado en la cultura desde el advenimiento del judeo -cristianismo y del
Islam (el Corán defiende siempre la vida del niño).
El psicoanalista
inglés D. Winnicott utiliza el término deprivación para referirse a la pérdida
de un ambiente familiar "suficientemente bueno" que promueva la
integración. Este último escenario es el que se vincula con la tendencia
antisocial y también a conductas autodestructivas como lo es la adicción.
El maestro inglés
también dice: “El niño cuyo hogar no logra darle un sentimiento de seguridad,
busca las cuatro paredes fuera de su hogar...”. Laura huyó a cuatro paredes
seguras y lo logró en otra figura familiar. A menudo, el niño obtiene de sus
parientes y de la escuela lo que no encuentra en la casa.
Hoy también
lamentablemente, para muchos, no hay otras cuatro paredes seguras (fallan otros
parientes o no existen y la escuela a veces luce vacía de sostén) y se refugian
en la calle y ahí surge el odio como venganza ante la deprivación y caen en
manos de “padres patrones” verdaderos ‘amos de la muerte’ que le dan un clan o
aguantadero como refugio y dominio de sus personalidades frágiles.
EL ENCUENTRO CON
LO SINIESTRO
Qué vemos en
nuestros pacientes cuando relatan traumas de la primera infancia ligadas a la
integridad sexual:
a. Violación, exposición de los órganos
sexuales, tocamientos, contacto genital oral, hacer que los niños o niñas
toquen al adulto en sus genitales, por encima o por debajo de la ropa.
b. Explotación
sexual comercial: supone su utilización para relaciones sexuales remuneradas,
pornografía infantil, utilización de niños, niñas en espectáculos sexuales,
donde exista además un intercambio económico o pago de otra índole para los
niños/as o para un tercero intermediario.
c. Trata de
menores: implica el ofrecimiento, la captación, el transporte y/o traslado
-dentro del país, desde o hacia el exterior-, la acogida o la recepción de
niñes, con fines de explotación sexual. d. Grooming: es la acción deliberada
por parte de un adulto de acosar sexualmente a un niño, niña mediante el uso de
internet.
Hoy las drogas son
“anestésicos” de muchas de estas situaciones y la comunidad terapéutica, para
los que tienen la suerte de entrar en ella, son el reparo y el hogar intermedio
cuando fallan todas las estructuras de sostén y de ternura necesarias. Nuestros
centros así, en la posmodernidad actual, se convierten en hogares o familias
sustitutas. Son casas de vida ante la barbarie que reina.
Juan Alberto Yaría
* Director general
de Gradiva - Rehabilitación en adicciones