Propuesta para una discusión
por Mario Accorsi
Magíster en
Educación, Licenciado y Profesor en Historia
Fuente: Cruz del
Sur
El discurso
público argentino está atravesado por la crisis económica. Vemos así, gran
cantidad de economistas desfilar por los medios de comunicación aclarando las
causas, postulando diagnósticos y presentando las soluciones a una crisis que
parece profundizarse cada día más.
(...)
Los liberales o
libertarios han articulado un discurso en el que ponen foco en el Estado y la
corporación política. Para ellos, y en muchos puntos para nosotros también,
gran parte de la recaudación impositiva se destina a gastos superfluos e
improductivos. Pero dan un paso más: el sostenimiento del aparato del Estado es
una condición necesaria para que la corporación política pueda mantener sus
fueros y privilegios, de ahí que nos encontremos con todo tipo de alianzas
políticas que, ayer insospechadas, hoy son una realidad.
Para superar esta
grave crisis, producto de la incapacidad política, por un lado, y de la falta
de decisión para llevar adelante las medidas urgentes y necesarias, por el
otro, ellos proponen, en principio, una reducción del 15% del gasto público sin
tocar el gasto social y haciendo foco en el gasto político. El fin último debe
ser bajar el gasto público achicando el Estado para bajar los impuestos y que
aumente la inversión productiva y el consumo.
Por supuesto, que
no son los libertarios los primeros en ver que el problema es la casta política
o partidocratica. En la primera mitad del siglo XX fue el Nacionalismo quien
denunció este asalto al Estado para sostener un régimen inicuo de opresión y
saqueo y, fue este grupo el que dio un paso más allá, cuestionando los
principios que sustentaban ese sistema y no solamente quienes gobernaban ese
sistema. Y es en este punto donde el Nacionalismo y el Liberalismo comienzan a
separarse o por lo menos, donde el debate se pone más áspero.
El principal
postulado defendido por el Liberalismo es el de la libertad, libertad entendida
como un bien en sí mismo, un tesoro que debe ser defendido hasta dar la muerte
por ella si fuese necesario. El Liberalismo es, en definitiva, el respeto
irrestricto por el proyecto de vida del prójimo y la libertad, hacer lo que a
uno se le plazca con tal de no perjudicar a un tercero.
Esta forma de ver
la libertad no tendría problema en justificar actos malos como el suicidio o
flagelaciones auto infringidas pues no habría en estos actos perjuicio alguno a
otra persona. “Si la persona quiere hacerlo, está en todo su derecho, pues es
libre y nadie puede impedírselo”.
Nuestra radical
diferencia con esta doctrina de pensamiento y acción está en que nosotros
consideramos que un acto voluntario no es bueno por el solo hecho de ser libre,
sino que es bueno porque es bueno aquello a lo cual libremente se ha
determinado. “No se califica positivamente una opción por haber sido libremente
elegida, sino que, por el contrario, es la elección la que se califica
positivamente por haber tenido como objeto una buena opción” (Antonio Widow).
Por eso, toda la
tradición clásica concluye:
“la libertad no es
el primer bien del hombre. Si tal fuera, todo lo que fuere tocado por ella
sería así bueno; todo lo que cada hombre hiciese u omitiese, por proceder de su
libre voluntad, sería por lo mismo irreprochable. La libertad es el modo de
dirigirse el hombre a su bien primero, no es ella el bien primero. Por esta
razón, depende también ella, en su calificación, del fin de la conducta humana”
(Antonio Widow)
Visto así la
cuestión a zanjar es “qué es bueno y por qué lo es” y si en lo que es bueno hay
una jerarquía de valores o no la hay. Problema importantísimo para juzgar
cualquier acción humana: la persona humana como centro de todos los desvelos,
entendido el hombre como animal racional y no como construcción socio histórica
o el dinero como eje vertebrador de la sociedad y elemento de gozo individual y
social.
Creemos, con
Ramiro de Maetzu, que “para ser ricos hay que tener conciencia de un ideal y de
una misión” porque, como dice Ernesto Palacio, “la riqueza material no la
obtiene una nación con los mismos procedimientos de una casa de comercio, sino
por añadidura, cuando se propone una finalidad trascendente a la riqueza
misma.”
Nuestro país vive
un momento clave en el que surgen cuestionamientos que antes estaban vedados o
callados. Pensamos que es hora de cambiar la mirada y “ver más allá” de la
crisis y postular un ideal y una misión: primero nuestro prójimo, primero la
persona.