Por Alberto Buela
Informador
Público, 5-3-24
El 1 de mayo de
1974, el General Perón presentó ante el Congreso de la Nación su modelo
argentino para el Proyecto Nacional. Pasó medio siglo y el 1 de marzo de 2025
Javier Milei hizo lo mismo con su Convocatoria de Mayo.
Dos proyectos
diametralmente diferentes, pero los únicos dos que escuchamos en medio siglo.
El de Perón ha sido estudiado hasta el cansancio por peronistas y politólogos
pero, lamentablemente, nunca se llevó a la práctica política; el de Milei, se
verá.
El presidente se
planta con esta convocatoria en el centro de la escena política argentina:
tiene una propuesta y asume la centralidad política. El desafío pasó a la
oposición política, esto es, kirchneristas y progresistas. Milei determinó al
enemigo con nombre y apellido: Grabois, un kirchnerista, piquetero y papista;
Massa, un progresista liberal y masón, antipapista; Moyano, hijo de
sindicalista; Máximo Kirchner, hijo de la expresidente; Baradel, sindicalista
que hizo pedazos la educación pública.
¿Y los peronistas?
No los mencionó, porque hace ya muchos años que han quedado de lado de la
actividad política. Son una masa millonaria de gente sin conducción, apoyada en
el recuerdo, que con la ayuda del menemismo, el duhaldismo y el kircherismo ha
quedado sepultada.
Yo sospecho, pero
no tengo información, que detrás de Milei hay alguien más que el liberal a
ultranza de Benegas Lynch, porque se le han escapado tres o cuatro ideas fuerza
que de progresistas no tienen nada, como la prohibición del lenguaje inclusivo
de “todos y todas, (Cristina), niños y niñas, albañiles y albañilas
(Kicillof)”; la crítica al marxismo cultural de Gramsci, la quita de
financiación a los partidos políticos (eliminación del Estado de partidos) y la
desaparición del INADI (la policía del pensamiento de Argentina).
Para enfrentar a
Milei habrá que hacerlo desde una estrategia que no sea “la reiteración de lo
mismo”, como la huelga hecha por la CGT + piqueteros, que no lo conmovió. Hay
necesidad de nuevos y jóvenes dirigentes que no estén salpicados por la masiva
y permanente corrupción a que nos sometió el kirchnerismo por 16 años, más los
cuatro años del malísimo gobierno de Macri.
Milei está parado
en el fracaso rotundo de los gobiernos de este primer cuarto de siglo XX,
corruptos a más no poder, que nos dejaron un 50% de pobres en un país
riquísimo.
Seguramente va a
entregar el mar territorial con toda su potencial pesca, las tierras de frontera,
la minería, los hidrocarburos, las vías navegables (ya cedió ante Uruguay no
dragar el canal Magdalena), etc., etc. Pues a él le importa un pito el tema de
la soberanía (no va a discutir Malvinas), la independencia económica (puso a
Eduardo Elsztain, la volpe nel polaio, a administrar los bienes del Estado y,
menos aún, la justicia social que, según sus palabras, “es un robo”.
Así estamos hoy.
¿Qué nos está permitido esperar? Chi lo sa.