POR MYRIAM MITRECE
La Prensa,
17.04.2024
En los últimos
días se habló en los medios sobre el recorte que desde el Poder Ejecutivo se
estaba haciendo al Plan Nacional de Prevención y Reducción del Embarazo No
Intencional en la Adolescencia. (ENIA). Según se informó el gobierno despidió a
619 personas que trabajaban para dicho programa. También hemos escuchado que
con este acto se desmanteló uno de los programas más exitosos para la reducción
del embarazo adolescente de la historia argentina. Estas afirmaciones merecen
detenernos a reflexionar.
UN POCO DE
HISTORIA
Según se relata en
el documento “Plan ENIA. Recorrido, logros y desafíos” publicado en 2019,
conjuntamente por el Ministerio de Salud; Ministerio de Educación, Cultura,
Ciencia y Tecnología; el Ministerio de Desarrollo Social, el Fondo de Población
de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) “En enero de 2017, el Gobierno Nacional, en consonancia con
la prioridad asignada a la adolescencia en su plan de gobierno y en el marco de
los Objetivos de la Agenda 2030, convocó a tres ministerios nacionales, a
través de sus respectivas secretarías. Así, el Ministerio de Salud, el
Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología y el Ministerio de
Desarrollo Social, con la cooperación de la sociedad civil y de las agencias
del Sistema de Naciones Unidas, se dieron cita para diseñar una estrategia
mancomunada de abordaje integral de un fenómeno que, hasta entonces, no había
recibido la prioridad necesaria en las agendas de gobierno”. Así entre el
gobierno de Mauricio Macri y la ONU, alineados con la Agenda 2030 se dio inicio
al mentado plan ENIA que acerca e impulsa a los adolescentes a conocer y hacer
uso de los servicios de Salud Sexual y Reproductiva con el fin de disminuir los
embarazos adolescentes.
La masificación de
la anticoncepción hormonal para adolescentes en edad de crecimiento, merece un
extenso capítulo aparte, pero nos centraremos en otro punto.
EMBARAZOS NO
INTENCIONALES
En los documentos
emitidos por el plan de referencia se estima que 7 de cada 10 embarazos en
chicas menores de 15 no son intencionales y en su mayoría, consecuencia de
abusos y violencia sexual. En los primeros tres años de aplicación del Plan la
tasa de los embarazos a esas edades se redujo un 40%.
Es necesario tener
en cuenta que ya se encontraba en vigencia el “Protocolo para la atención
integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo” que
habilitaba, aún sin ley de aborto voluntario, a recurrir a la práctica del
aborto bajo determinadas circunstancias, como, por ejemplo, violación o salud
de la madre, sin límites de edad de gestación del niño por nacer. Las
adolescentes podían acceder a este servicio dando por sí mismas el
“consentimiento informado y realizar personalmente la declaración jurada
requerida para la interrupción de un embarazo producto de una violación” a
partir de los 14.
Pasó agua bajo el
puente y en 2020/2021 la ley 27.610 habilitó el aborto voluntario, por la cual,
las chicas entre los 13 y los 16 pueden, en general, acceder a un aborto con
pastillas sin el acompañamiento de un adulto.
LOS “LOGROS” DE
ENIA
El Reporte anual
2022 “Los rumbos de la experiencia argentina con el aborto legal” publicado en
2023 por el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) observa “un
descenso de la fecundidad adolescente: el número de niñas y adolescentes que
llevaron un embarazo a término continuó disminuyendo en el país”. Si bien los
determinantes del descenso de la tasa de fecundidad adolescente (el número de
nacimientos que ocurren durante un determinado año por cada 1000 mujeres de 10
a 19 años) son múltiples, se afirma que “A estos aspectos se agrega un entorno
favorecedor de la toma de decisiones informadas sobre la sexualidad y la
reproducción, incluyendo la decisión de continuar o interrumpir un embarazo”.
Dejémonos de
hipocresías. ¿Realmente el Plan ENIA es una solución para los embarazos
precoces? Considerando que todo método anticonceptivo que mantenga la
integridad del sistema reproductivo puede fallar, tratar de aminorar la
cantidad de embarazos adolescentes solo es posible implementando políticas
públicas que promuevan la iniciación sexual más tardía, lo que no parece gozar
de mucho marketing.
Entonces, cabría
preguntarnos con justa razón si han descendido los embarazos adolescentes o lo
que han descendido son los nacidos vivos de madres adolescentes y el embarazo
quedó oculto tras los abortos.