La brújula de las
inversiones financieras responsables
01 de abril de
2024 Religión en Libertad
La palabra
"economía", del griego oikonomía (oiko: casa y nemein: distribuir,
administrar... "administración de la casa"), históricamente ha sido,
y continúa siendo hoy vista con distancia y recelo en las instituciones de la
Iglesia, pese a los innumerables esfuerzos que desde la propia Iglesia se han
realizado para cambiar esta aproximación.
Sin embargo, lo
que hay que saber es que sin economía no hay misión, ya que la economía es
parte fundamental de la vida, aunque siempre teniendo en cuenta ese orden: la
economía está al servicio de la misión y no la misión al servicio de la
economía.
Por esto mismo, la
Pontificia Academia de Ciencias Sociales publicó a finales de 2022 el esperado
documento Mensuram Bonam [Buena Medida], que sirve de guía práctica para las
instituciones de la Iglesia y para otros inversores católicos en la gestión de
sus ahorros e inversiones financieras.
Un ejemplo de
estas directrices ofrecidas por Mensuram Bonam son las que aporta Portocolom,
agencia de valores independiente especializada en asesoramiento financiero
alineado con la Doctrina Social de la Iglesia y con el empeño por fomentar la
economía de impacto con una perspectiva ética, íntegra, humana y sostenible.
Su consejero
delegado, Íker Barrón, analiza para ReL los enormes aportes positivos del
documento vaticano Mensuram Bonam para invertir siempre con conocimiento, y que
derive en un bien mayor para la Iglesia y para toda la sociedad.
"Mensuram
Bonam es el primer escrito de carácter universal promovido desde el Vaticano
que marca unas claras directrices acerca de la importancia de alinear las
inversiones con la Doctrina Social de la Iglesia y con una descripción de cómo
implementarla en la práctica. Aunque, es cierto, el año pasado, la Conferencia
Episcopal americana sacó una versión renovada de sus Principios de Inversión
Responsable. Ha habido algunas iniciativas, pero no desde el Vaticano, como es
este caso", comenta Barrón.
"Ninguna
inversión puede considerarse moralmente neutral: o bien avanza el reino de Dios
o lo descuida y lo socava", podría ser la idea central de Mensuram Bonam.
Bajo esta premisa, los principios de la Doctrina Social de la Iglesia inspiran
un compromiso basado en la solidaridad con el fin de promover no solo la
rentabilidad financiera, sino la dignidad humana, el cuidado de la casa común y
un crecimiento económico inclusivo y sostenible.
En palabras del
Papa Francisco "se debe vigilar atentamente para que los bienes de los
institutos sean administrados con cautela y transparencia, sean tutelados y
preservados, conjugando la prioritaria dimensión carismático-espiritual con la
dimensión económica y la eficiencia, que tiene su propio humus en la tradición
administrativa de los institutos que no tolera derroches y está atenta al buen
uso de los recursos".
Así se lo dijo en
2014 a los participantes en un congreso sobre gestión de bienes eclesiásticos,
palabras que, junto con las que les dirigió en su segundo congreso en 2016 bajo
el lema En fidelidad al Carisma, repensar la economía, suponen una guía
práctica de cómo administrar los bienes de una institución de la Iglesia.
Sin embargo, se
echaba en falta un mayor desarrollo sobre la administración y gestión de los
activos financieros. Por eso, para subsanar estas carencias, tiempo después se
publicó Mensuram Bonam, que tiene entre sus objetivos tratar el cómo obtener
una rentabilidad financiera integrada con las obligaciones de la fe, la
alineación del patrimonio con el carisma de la institución eclesial y una
inversión socialmente responsable.
Invertir con
conocimiento
"Mensuram Bonam
es un documento oportuno y muy útil que reclama los reajustes necesarios y los
cambios de valor de nuestro sistema financiero. Eleva de forma convincente el
enfoque del inversor de la mera sostenibilidad a la verdadera administración
basada en la Doctrina Social de la Iglesia y la inversión responsable coherente
con la fe. Recuerda explícitamente a los inversores que sus decisiones deben
ajustarse a la misión fundamental de sus instituciones y orientarse al
cumplimiento de esta misión", comenta en el propio documento el cardenal
Christoph Schönborn, arzobispo de Viena.
El texto es el
resultado de un trabajo de más de seis años y de un conjunto de principios y
criterios, así como de indicaciones prácticas y metodológicas dirigidas a
quienes trabajan en el mundo de las finanzas, tanto instituciones como a título
individual, y que se esfuerzan por vivir su fe con coherencia, contribuyendo a
la promoción de un desarrollo inclusivo e integral de las personas.
'Mensuram Bonam'
también tiene entre sus objetivos la alineación del patrimonio con el carisma
de cada institución eclesial en concreto.
El documento se
divide en dos partes. En la primera, se recogen los pilares de la fe y de la
Doctrina Social de la Iglesia, a partir de los cuales se orientan las distintas
actividades de inversión con visión y responsabilidad para el desarrollo humano
integral (principios). La segunda parte, en cambio, contiene respuestas
operativas, presentando un método para las inversiones coherentes con la fe y
con indicaciones sobre cómo aplicarlo: pasos a seguir, herramientas a utilizar,
etc.
"El objetivo
de Mensuram Bonam es alentar a los católicos en general, y en concreto a las
instituciones de la fe, a perseverar en la integración de la Doctrina Social de
la Iglesia en sus políticas de inversión. Y, en el caso de que no haya una
política de inversiones, proporcionar un estímulo y un modelo para ayudar a su
diseño, implementación y revisión", añade el consejero delegado de Portocolom.
Dicha agencia de
valores destaca temas como la sostenibilidad de las entidades de la Iglesia, la
maximización del impacto positivo de las inversiones, la medición del impacto
de las inversiones en la mejora de la dignidad humana y el diálogo activo con las
empresas en las que se invierte para fomentar la mejora de sus prácticas.
Para Barrón,
siempre debería existir una política de inversión en las instituciones
católicas. "Para ayudar a que los inversores distingan entre las emociones
y los hechos a la hora de tomar decisiones de inversión y que su actividad se
mantenga ajustada a su estrategia y principios de inversión. La política de
inversión lleva los principios basados en la fe a una conversación directa con
las prioridades, la tolerancia al riesgo y los objetivos de rendimiento, y
permite que el inversor pueda tomar decisiones precisas sobre las opciones de
inversión disponibles".
Además, en
Mensuram Bonam se afirma que "existe un deber fiduciario de obtener una
rentabilidad financiera, que ha de ser integrado con las obligaciones de la fe:
y esta integración no se puede limitar a un mero checklist sino que ha de ser
un proceso que fije unos objetivos y que, además, se midan", incide
Barrón.
Sin embargo, para
integrar adecuadamente la Doctrina Social de la Iglesia en las inversiones, no
basta con la mera exclusión. "El impacto total de cualquier inversión
puede medirse por cómo evita el daño y mejora la dignidad humana, beneficia a
la sociedad y contribuye a resolver los problemas apremiantes que enfrenta la
sociedad", dice el propio documento.
Diálogo activo con
las empresas
Por ello, Mensuram
Bonam hace un llamamiento a la titularidad activa, esto es, a que las
instituciones de la Iglesia establezcan un diálogo activo con las empresas en
las que inviertan para fomentar la mejora de sus prácticas y que mediante ese
diálogo se produzca un aprendizaje mutuo y colaboración.
"Este tipo de
inversión fomenta unas mejores prácticas y está alineado con las políticas Best
Effort (mejor esfuerzo), esto es, ayudar a las empresas a que emprendan un
camino hacia un modelo de negocio más sostenible. Además, impulsa la inversión
positiva y proactiva (inversión de impacto y para impactar) de cara a generar
una contribución tangible y medible al desarrollo integral humano", añade
Barrón.
Incluso en las
exclusiones, Mensuram Bonam va un paso más allá adaptando el listado de
actividades que no están alineadas con la Doctrina Social de la Iglesia a la
sociedad actual, incluyendo aspectos tales como los videojuegos, algunos
aspectos derivados del uso de tecnología, el soborno, la violación de los
derechos humanos, o la especulación con materias primas o combustibles fósiles,
entre otros.
Barrón destaca que
"es la primera vez que un documento de esta magnitud menciona, de manera
explícita y práctica, términos como ASG (consideración en las inversiones de
aspectos ambientales, sociales o de gobierno), inversión Best in class, Best
effort o inversión de impacto. Y añade que, si bien el ASG no es sinónimo de la
Doctrina Social de la Iglesia, sí que se complementan y puede ayudar a
canalizar las inversiones a temas como soluciones para el cambio climático,
buenas prácticas laborales o defensa de los derechos humanos".
Papa Francisco
'Se debe vigilar
atentamente para que los bienes de los institutos sean administrados con
cautela y transparencia', ha dicho el Papa. Foto: Vatican News.
Para finalizar, el
documento hace un llamamiento a la reflexión acerca de la mejor manera de
integrar la Doctrina Social de la Iglesia en la gestión de las inversiones de
cada institución, y de la urgencia de esta implementación. "Es una
magnífica noticia para todos aquellos fieles que están interesados en alinear
sus inversiones con la fe, y sobre todo a la hora de que las congregaciones
religiosas no sólo puedan potenciar el impacto positivo que están generando con
su actividad, a través de la generación de flujos para la sostenibilidad de su
institución, sino que además puedan exigir a sus asesores una medición y maximización
del impacto positivo generado", concluye el consejero delegado de
Portocolom AV, donde están convencidos de que "Mensuram Bonam es un enorme
paso para alinear las inversiones con la misión y carisma de las Instituciones
de la Iglesia, y, medirlo nos permitirá ordenar y administrar nuestra
casa".