a la madre patria habría que denunciarla por
filicidio
César Augusto Lerena
STDP, septiembre 9, 2024
El acreditado
medio español “Europa Azul” tituló hoy «Duro golpe para el sector gallego con
el cierre de la pesca en Malvinas. La cancelación de la segunda campaña de
calamar en aguas de Malvinas ha supuesto un serio revés para la flota gallega,
paralizando a los 16 grandes arrastreros que cada año participan en esta
pesquería y que ya se desplazaron al duro mar del Atlántico suroccidental para
sacar rentabilidad a la pesca».
Léase: de
apropiarse ilegalmente de los recursos pesqueros argentinos en Malvinas van por
la pesca igualmente ilegal de los recursos migratorios originarios de la Zona
Económica Exclusiva Argentina en alta mar. Y es una captura ilegal (CONVEMAR,
artículos 27, 63, 64, 87, 92, 94 y 116 a 119) porque los buques gallegos no
tienen control presencial del Estado español; no realizan estudios para
determinar la “capturas máximas sostenibles” y dañan los intereses de terceros
estados, como Argentina y Uruguay y, además, en la pesca en Malvinas violan la
Res. 31/49 de las Naciones Unidas y los artículos 4, 5 y, 21 a 23 de la Ley
24.922.
España, de ella de
trata, ha reconocido la soberanía argentina en Malvinas y las aguas
correspondientes; sin embargo, es el principal socio británico pesquero en
Malvinas y, quien gestionó la excepción en el Brexit para el intercambio
comercial con el Reino Unido, de modo que las capturas de Malvinas ingresen a
la Unión Europea sin aranceles.
En abierta y
desleal competencia con los productos pesqueros que tienen origen en empresas,
incluso de capital español radicadas en el territorio continental argentino. La
Madre Patria -arteramente- ya en el 2005 durante el Tratado de Lisboa había
aceptado que las Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y la Antártida se
incorporen a la Unión Europea como territorios británicos de ultramar.
Hay que desconfiar
de esta madre putativa y, aún más, de nuestro gobierno que hace la vista gorda
ante tan grande ecocidio. Con las 250 mil toneladas que todos los años se
extraen de las aguas de Malvinas, sin evaluar las que se descartan estimadas en
un 30% de las capturas, se podría proveer de la mejor proteína diaria a tres
millones de niños y adolescentes argentinos todo el año, contribuyendo a
erradicar la vergonzante indigencia de nuestro país.
El citado medio
especializado “Europa Azul” indica, que el cierre del caladero «se debe a los
alarmantes resultados de las prospecciones realizadas, que han arrojado la
segunda peor estimación de biomasa desde 2008, muy por debajo del umbral de
seguridad establecido» y, los pescadores, respecto a las nuevas temporadas
tendrían sus esperanzas «únicamente depositadas en un eventual repunte del
estado de la pesquería; lo cual se traduce en una nueva ironía: confiar en que
la naturaleza corrija lo que la gestión no ha logrado prever».
Lo que estaría
demostrando la incapacidad británica (FIFD) para ponderar la disponibilidad del
recurso y los daños que se vienen provocando al ecosistema argentino, que como
sabemos, es único e indivisible; mientras en la Unión Europea, por otra parte,
se avanza para hacer sostenible la captura sus aguas comunitarias, contrario a
la pesca que realizan sus embarcaciones en las aguas internacionales sobre los
recursos originarios de los Estados ribereños.
Se lamentan las
armadoras gallegas de Vigo y Marín, por el impacto económico que les habrá de
provocar este cierre abrupto, ya que habrían realizado inversiones por 240
millones de euros, por lo tanto, la falta de capturas les impedirán o
dificultarán -aunque los gallegos son hábiles para llorar ante sus gobiernos-
“la renovación de la flota con unidades de última generación”.
Y es notable, con
la liviandad que lo declaman, porque se financian la construcción de buques
pesqueros en base a apropiarse de los recursos pesqueros argentinos, mientras
los empresarios argentinos tienen serias dificultades para financiar sus buques
en los astilleros nacionales.
Algún sudaca dirá:
“la modernización de los buques españoles se hace con la nuestra” y “los
calamares de la plaza mayor de Madrid y de gran parte de Europa son argentinos”
es tiempo que el gobierno argentino y español terminen con esta inequidad y
desprecio por la soberanía argentina.
También refieren
los españoles al incremento de los costos de la construcción naval, del
combustible y muy especialmente a la suba de las licencias ilegales que les
otorgan en las Islas; que, pudiendo ser caras son baratas, teniendo en cuenta
que los gallegos están haciendo una extracción espuria, en perjuicio de los
derechos argentinos y sus intereses biológicos, económicos y alimentarios.
¡Como serán de
importantes las capturas gallegas en Malvinas!, que, el medio indica: «se
espera que la escasez de calamar en el mercado impulse los precios,
profundizando la crisis tanto para las empresas como para los consumidores».
Por otra parte, la
Asociación de Empresas de las Islas y la ilegal Asamblea Legislativa analizan
un sistema de otorgamiento de licencias que implicaría un nuevo incremento para
las flotas que operan en estas aguas, quedándose con una parte importante del
esfuerzo pesquero para sostener la estructura administrativa del archipiélago y
los aportes necesarios para la infraestructura básica de las islas y, ello,
estaría demostrando la fragilidad económica de los isleños.
Lo cual nos lleva
a insistir que la Argentina tiene que presionar al gobierno español para que
sus buques dejen de pescar en Malvinas y sancionar a las empresas en el caso
que no ocurra, cuestión que ya deberían haber hecho -al menos- desde 1998
cuando entró en vigor la Ley 24.922.
Del mismo modo, el
gobierno argentino debe replantear el otorgamiento de nuevos permisos, cuotas y
autorizaciones a empresas nacionales de capital español mientras que el
gobierno español no prohíba la pesca en Malvinas y la captura de las especies
migratorias originarias de la Zona Económica Exclusiva Argentina en alta mar.
Hay madres y, hay
otras que más vale destetarse.