Para complementar el artículo previo: “Un tema para analizar"
EXCELENTE ARTICULO DE GABRIEL ZANOTTI Y DOS
OBSERVACIONES DE MI PARTE
Fernando Romero
Moreno
NDArgentina,
21-7-2024
LA EXTREMA DERECHA: ALGUNAS DISTINCIONES NECESARIAS
Por Gabriel
Zanotti
https://gzanotti.blogspot.com/2024/07/la-extrema-derecha-algunas-distinciones.html
Es impresionante
lo habitual que muchos medios de comunicación, que NO son precisamente “Página
12”, e incluso algunos liberales, utilizan la expresión “extrema derecha” para
referirse indistintamente a Trump, Bolsonaro, Meloni, Milei, Le Pen, e incluso
a algunos think tanks liberales-conservadores como Instituto Juan De Mariana,
Cato Institute, etc.
Pero políticos
como Macron o Biden serían “democráticos”.
Es necesario
aclarar entonces algunas cuestiones.
Obviamente no voy
a ser el primero en decir que los términos izquierda, derecha, centro, son
altamente confusos y dependen de contextos históricos muy cambiantes. No sirven
para definir filosofías más específicas, sobre las que también, para colmo, hay
confusiones y también son necesarias aclaraciones: libertario, liberal, liberal
clásico, conservador…. O sea que sobre llovido, mojado.
El mundo y la
geopolítica han cambiado mucho y la distinción mundo libre versus mundo
totalitario ya no corre más. La globalización, al principio un noble ideal de
libre comercio internacional y amistad entre repúblicas democráticas (ideal de
noble abolengo, como Kant) ha girado, desde los 90 en adelante, a un
autoritarismo o totalitarismo light (adelantado por Tocqueville) de la mano de
las Naciones Unidas y sus principales agencias, como OMS u UNESCO. La ONU se ha
constituido hoy, en términos de Hayek, en la agencia internacional
“constructivista” que, de la mano de
internet y la colusión con el crony capitalism, ha logrado un grado de coacción
inimaginable apenas 30 años atrás. Ya no se trata ni siquiera del debate
Rawls-Nozick, ya no se trata de liberales auténticamente liberales en lo
político, aunque partidarios del Estado Providencia en la redistribución de
ingresos. Se trata de un control absoluto en todos los ámbitos de la vida
social que, al igual que en Rusia o en China, es compatible con un ese crony
capitalism en grados diversos. No se trata de que algunos objetivos de la
Agenda 2030 (no todos) podrían tener buenas intenciones. Se trata del
intervencionismo y autoritarismo total que las autoridades de la ONU pretenden
y su grado de presión y control. Es increíble que incluso después de la
experiencia de la llamada pandemia en el 2020, muchos liberales sigan viendo el
mundo como si fuera sencillamente EEUU versus Rusia.
Ante este nuevo
panorama, las reacciones son variadas y confusas. Pero son sobre todo dos:
– Un nuevo nacionalismo que rescata el
valor de ciertas tradiciones nacionales contra la ONU;
– Una reacción libertaria/liberal
clásica que intenta defender a las libertades individuales ante el intervencionismo
de la ONU.
Las dos, en la
política concreta, aparecen mezcladas y las alianzas, como siempre, son
prudenciales y delicadas.
Pero es totalmente
erróneo suponer que, al otro lado de estas reacciones, los demás son “liberales
y democráticos”. Macron, Biden, Trudeau, Sánchez, para nombrar los casos más
evidentes, y todos los funcionarios de la OMS y la UNESCO, son autoritarios de
pura cepa. Llamarlos de izquierda o de derecha, ante su convivencia con el
crony capitalism, ya no tiene sentido. Violan permanentemente las libertades
individuales más básicas. Barren con la libertad de expresión en nombre de la
“información verdadera”; anulan las libertades de asociación y religiosa en
nombre de la salud reproductiva; terminan con la libertad de enseñanza en
nombre del derecho a la educación. Persiguen a sus opositores con los lobbys
woke que los acusan de delitos de odio y discriminación, y utilizan contra esos
opositores fuerzas de inteligencia y presiones financieras. Su diferencia con
el partido comunista chino es sólo de grado.
Ante todo eso,
¿qué justicia, qué verdad hay en llamar a esos países o a esos líderes
“democráticos” contra un grupo indiferenciado de resistencia, a la cual se la
llama “extrema derecha” asimilándola con Hitler?
Efectivamente, en
ese movimiento anti-ONU hay líderes nacionalistas que efectivamente de
libertarios no tienen nada. Pero otros líderes y otras “reacciones”, lejos de
ser autoritarias, están respondiendo a graves amenazas a la libertad.
Comenzando con la
inmigración, se podrán imaginar que, con Mises in mano, siempre he sido
partidario de la libre entrada de capitales y personas en una situación de
libre comercio. El pacto constitucional liberal clásico, además, no se
establece sobre la base de razas o nacionalizadas, sino sobre la base de “all
men” que son los sujetos de las libertades individuales bajo el mismo Estado de
Derecho. Pero las políticas postmodernas de izquierda de esos líderes países
“democráticos”, lo que han favorecido es una inmigración de colectivos que se
consideran explotados por el Estado de Derecho de los mismos países que los
acogen, y se comportan como bandas delictivas organizadas pensando que tienen
derecho a violar y asesinar simplemente porque su cultura se los admite. Eso
quiebra las bases del Estado de Derecho y está destruyendo en este mismo
momento a la Civilización Europea.
Otro punto que
confunde es lo del cambio climático. No es cuestión de negar que hay problemas
climáticos “man-made”. Pero la solución es el libre mercado y no las medidas intervencionistas que la ONU está
proponiendo en materias de energía y agricultura. Oponerse a esas medidas no
tiene nada de autoritario. Se trata de defender al mercado libre como clave
para el medio ambiente.
Lo mismo con la
“mis-information”. Claro que puede haber mentiras. Pero en una sociedad libre
lo que sea o no un hecho se debate libremente. Los gobiernos no son la agencia
que debe dictar lo que sea verdadero o falso; eso se discute libremente SIN
intervención del Estado. Todo el tema de las fake news y la misinformation, en
colusión estatal con las big tech, es la anulación completa de la libertad de
expresión y el dominio totalitario más extremo. Oponerse a todo ello no tiene
nada de totalitario, y es increíble que este tema no sea siempre tenido en
cuenta por los que dicen dedicarse a la
comunicación social, enfrascados sólo en “estrategias comunicativas” que se
venden como sistemas de dominio de audiencias en el mercado de empresas,
políticos y gobiernos.
Lo mismo con los
temas educativos. Imponer por la fuerza del Estado una agenda educativa,
anulando casi las opciones de los padres, es totalmente coherente con ese
autoritarismo. Defender el school-choice o bregar para que la educación sexual
sea decidida por los padres no es ser Mussolini. Es ser liberal. Valga la
diferencia….
Y ni que hablar de
la cultura woke que convierte en un “domestic terrorist” a un sencillo padre
que no quiere que su nena de ocho años comparta el baño con un varón de 50 que
se autopercibe como una niña de siete.
Frente a todo esto
pido, por favor, un mayor cuidado en las palabras, que no son meras palabras
sino juegos de lenguaje que conforman la realidad política. Extrema derecha
fueron en su momento Franco y Mussolini. Pero oponerse a la agenda autoritaria
de la ONU no es anular la división de poderes, eliminar la Suprema Corte o dar
golpes de Estado, que, by the way, habría que ver quiénes, precisamente, de qué
modo sutil los han dado en su momento.
No me caso con Le
Pen, Orbán, el complejo caso de VOX y definitivamente no tengo nada que ver con
Bukele y su pertinaz negación teórica del debido proceso. Y (lamentablemente
hay que aclararlo) saltar del horror de la izquierda woke occidental a la KGB
de Putín es como saltar de un acantilado a un volcán de lava hirviente.
Pero llamar a
Meloni o Trump “extrema derecha” y presentar a los Bidens del mundo como los
“democráticos” (estén lúcidos o no 😊) es realmente el truco del hombre de paja más
elaborado de los últimos tiempos.
DOS OBERVACIONES
AL ARTICULO DE GABRIEL ZANOTTI
(FERNANDO ROMERO
MORENO)
“Dejando de lado
mis obvias diferencias con el liberalismo clásico, celebro tu artículo. Hay una
coincidencia general de fondo importante, sobre todo frente al peligro que
implica este totalitarismo progresista a nivel mundial. Sólo dos
observaciones:1. Más allá de sus buenas intenciones, que son obvias al leerlo,
una de las fuentes del globalismo ideológico está precisamente en Kant.
Concretamente en su “Sobre la paz perpetua”, al exigir (aunque no por vía coactiva)
que todos los estados nacionales sean republicanos y en la aspiración a una
ciudadanía mundial. Lo primero supone desconocer que pueden haber varias formas
de gobierno en las cuales el poder político esté limitado y en eso hay que
tener en cuenta las tradiciones de los distintos pueblos. Y lo segundo pues,
aunque el procedimiento sea federativo y pactista (no unitario y coercitivo),
la mera posibilidad de una organización supranacional mundial (no
necesariamente un Estado mundial) que vaya más allá del objetivo de la paz
mundial (pues el otro objetivo de Kant era el respeto por los “derechos
humnanos”), contiene “in nuce” el peligro de que esa organización terminé
ocupándose de asuntos que por derecho natural le corresponde a entidades
infra-políticas como los municipios, las provincias/estados/bundesländer o las
comunidades políticas soberanas.
Está claro que Kant descartaba la alternativa
de un Estado mundial, pero su fundamento “universalista” de los derechos
humanos abrió una “caja de Pandora” en relación a qué conductas podrían ser
“universalizables”. Que los derechos humanos en Kant fueran sólo libertades
negativas (a diferencia de los “derechos sociales” post 1917) nada garantizan,
pues la ausencia de una fundamentación filosófica realista permite que puedan
considerarse “derechos humanos” conductas como el divorcio vincular pactado, la
eutanasia voluntaria o las operaciones de “cambio de sexo” y por lo mismo,
viendo a las comunidades políticas que no los garanticen como “violatorias de
los derechos humanos”.
La deriva
totalitaria (ajena a las intenciones de Kant) que han tenido tanto la ONU como
la Unión Europea (a partir de Maastrich) parece corroborarlo, y en especial la
política global sobre “derechos humanos”. Recomiendo al respecto la conferencia
que dio Agustín Laje sobre el globalismo en el Congreso de la República
Argentina en abril del presente año. Se puede ver aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=y_VZmAh5N8Y
2. Seguir acusando
en 2024 a Franco de “extrema derecha” (lo que equivale a considerarlo
totalitario y fascista) parece un prejuicio anclado en una visión liberal
comprensible fuera de España en 1975 pero que no resiste la refutación de la
crítica histórica más seria y reciente. Está claro que el régimen de Franco fue
autoritario más no totalitario.
El “Estado
franquista” no estaba dominado ni confundido con el Movimiento Nacional (único
partido, más no “partido único”, dada las distintas “familias del Régimen” que
allí convivían, es decir, falangistas, monárquicos “alfonsinos”,
tradicionalistas carlistas, liberal-conservadores, tecnócratas,
demo-cristianos, etc); subordinaba su orden jurídico-político a la ley divina y
natural, aunque había restricciones a ciertas libertades civiles y políticas;
era un orden autoritario que progresivamente se fue autolimitando para dar
lugar a una Monarquía tradicional y una democracia orgánica; etc.
La transición
pensada por el Régimen finalmente no ocurrió por injerencia de la CIA; presiones
del Vaticano post-1965 y sobre todo de la Conferencia Episcopal Española, bajo
la dirección del Cardenal Tarancón, de triste memoria; la conspiración de la
opinión publicada y progresista occidental; la alianza de católicos
democráticos con comunistas, socialistas y separatistas; y sobre todo la
conjuración masónica en colusión con el régimen soviético. Sobre todo esto han
escrito libros de obligada consulta historiadores filo-franquistas pero también
no franquistas e incluso antifranquistas. Baste mencionar a Stanley Payne, Paul
Johnson, Pío Moa, Luis Suárez Fernández, Gonzalo Fernández de la Mora, Juan
Velarde Fuertes, Lino Camprubí Bueno y Fernando Paz. Recomiendo al respecto el
siguiente artículo escrito para el público estadounidense:
https://www.thepostil.com/franco-freed-from-leftist-myths/
“